La Corte Suprema dirime la disputa Gore-Bush
Por primera vez el alto tribunal determinaría un resultado
WASHINGTON.- Por primera vez en sus 210 años de historia, la Corte Suprema de Justicia de los Estados Unidos condujo ayer una audiencia de un caso que puede determinar el resultado de las elecciones presidenciales.
Durante una hora y media, los nueve jueces del máximo tribunal del país ametrallaron con preguntas que pusieron en aprietos tanto al abogado del candidato republicano, George W. Bush, como al representante legal del vicepresidente, Al Gore.
Los expertos que conocen la dinámica de la corte suelen decir que las preguntas no son una base sólida para predecir el fallo de la mayoría. Pero la audiencia demostró que los magistrados habían llegado -por lo menos hasta esa instancia- muy divididos.
El debate giró alrededor de la apelación que había presentado el equipo de abogados de Bush para revertir el fallo de la Corte Suprema de Justicia de Florida, que autorizó los recuentos manuales que había solicitado Gore en tres condados de fuerte presencia demócrata.
Los 25 electores
El candidato que obtenga los 25 electores de Florida será consagrado como el sucesor de Bill Clinton por el Colegio Electoral. Aunque Bush ya fue certificado como el ganador en el distrito que gobierna su hermano Jeb, Gore impugnó el resultado y solicitó nuevos recuentos manuales para revertir la diferencia en su contra de 537 votos.
Con un fallo favorable del tribunal, Bush terminaría con los desafíos legales del vicepresidente, porque la decisión final volvería a caer en manos de la secretaria de Estado de Florida, Katherine Harris, una funcionaria que trabajó para su campaña, o de la Legislatura que está dominada por una mayoría republicana.
La Corte Suprema de Justicia no debe ajustar a ningún plazo legal, pero en este caso la expectativa es que -por la influencia decisiva que puede tener en la disputa por la Casa Blanca- los jueces difundirán su opinión rápidamente, en los primeros días de la semana próxima.
En nombre de Bush, Theodoro Olson, que integra la lista de los 100 abogados más influyentes de los Estados Unidos, argumentó que el alto tribunal de Florida se había excedido en sus funciones cuando le ordenó a Harris que extendiera 12 días el plazo para certificar el resultado y permitir así los recuentos manuales.
Gore, que está cada vez más acorralado, pero no parece flaquear en su determinación de seguir litigando, necesita que una mayoría de los jueces rechace la apelación de Bush.
El vicepresidente estuvo representado ante la Corte Suprema de Justicia por Laurence Tribe, un prestigioso profesor de derecho constitucional de la Universidad de Harvard. Tribe alegó que el máximo tribunal de Florida no había modificado las reglas de juego -como dicen los abogados de Bush-, sino que emitió un fallo "para permitir una mirada más detallada sobre la foto final" que entregaron las elecciones.
Jueces divididos
Los jueces parecían divididos, a juzgar por sus preguntas, entre quienes efectivamente creen que el tribunal de Florida reescribió la ley a mitad de camino: "El cambio de fecha es un cambio dramático", indicó la jueza Sandra O´Connor. Por otro lado hubo magistrados que no parecían hallar razón para su intervención en el caso: "Estamos buscando un asunto federal", señaló Anthony Kennedy.
La mayoría de los magistrados fue seleccionada por presidentes del Partido Republicano, pero es una instancia que la opinión pública percibe como imparcial.
No suelen ser catalogados en términos de simpatías partidarias, sino que son calificados por las posiciones que adoptan como conservadores o liberales, y suelen mantener un equilibrio en los fallos con los moderados que fluctúan entre uno y otro grupo.
El titular de la Corte Suprema de Justicia, William Rehnquist, tuvo en cuenta la importancia histórica de la audiencia y autorizó por primera vez que el audio se hiciera público minutos después de su culminación.
Pese a una serie de pedidos que recibió de las principales cadenas para hacer una excepción, Rehnquist respetó la tradición de mantener las cámaras fuera de la sala, que estaba totalmente colmada de celebridades.
Líderes del Congreso, Caroline Kennedy y cuatro hijos de Gore estaban entre los invitados especiales, mientras que los asientos no reservados fueron para las 50 personas más tenaces del público que habían dormido en las escaleras de la corte para conseguir la entrada.
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