Un beso gay en un cómic desata en Brasil una batalla judicial por censura
RÍO DE JANEIRO.- La Bienal del Libro de Río de Janeiro, el mayor evento literario de Brasil, normalmente es motivo de fiesta para el mundo de la cultura, pero este fin de semana el encuentro se convirtió en terreno de una feroz guerra judicial contra la censura luego de que el alcalde de la ciudad, el conservador Marcelo Crivella, dio la orden de retirar un libro de historietas que mostraba un beso gay de dos personajes masculinos por considerarlo "inapropiado" para menores.
La polémica comenzó el jueves por la noche, cuando Crivella, un expastor evangélico que gobierna Río desde 2017, se quejó en su cuenta de Twitter de la escena que mostraba el cómic de Marvel Vengadores: la cruzada de los niños y adelantó que enviaría agentes municipales para confiscar los ejemplares de la Bienal, que se realiza desde el 30 de agosto hasta hoy en el centro de convenciones Riocentro, en el barrio de Barra de Tijuca. Llegó incluso a amenazar con clausurar la feria literaria por exhibir obras de "homotransexualismo" sin advertencias.
"Libros así deben estar envueltos en plástico negro, lacrado y con un aviso sobre su contenido del lado de afuera", resaltó el alcalde, de 61 años, que ya protagonizó varias controversias por sus críticas al Carnaval carioca.
El libro en cuestión, escrito por Allan Heinberg e ilustrado por Jim Cheung, forma parte de una serie de historietas creadas en 2005 a partir de personajes jóvenes derivados de los populares superhéroes de Marvel Los Vengadores.
La obra aborda diversos temas de adolescentes, entre ellos la homosexualidad, y ganó numerosos premios en todo el mundo. Dos de los protagonistas masculinos, Wiccan y Hulkling, son gays, y en el libro que despertó la ira de Crivella aparecen dándose un beso, totalmente vestidos.
La edición en portugués del cómic que se vendía en la Bienal había sido publicada en 2016 por la editorial Salvat y era ofrecida como promoción en el evento. Tras los comentarios del alcalde se agotó en las primeras horas del viernes.
De cualquier manera, la Secretaría de Orden Público de la Alcaldía envió por la tarde a una docena de sus agentes para recorrer los 150 stands de la feria. Se fueron con las manos vacías por no encontrar "material sexual en desacuerdo con las normas del Estatuto del Niño y el Adolescente".
Para entonces, la controversia sobre censura ya se había disparado y los organizadores de la Bienal apelaron a la Justicia en medio de un fuerte respaldo del público. El juez Heleno Ribeiro Pereira Nunes, del Tribunal de Justicia de Río de Janeiro, emitió rápidamente una medida cautelar que prohibía a los agentes municipales hacer ese tipo de fiscalización.
A decisão de recolher os gibis na Bienal teve apenas um objetivo: cumprir a lei e defender a família. De acordo com o ECA, as obras deveriam estar lacradas e identificadas quanto ao seu conteúdo. No caso em questão, não havia nenhuma advertência sobre o assunto abordado. pic.twitter.com/7tePvvM8ab&— Marcelo Crivella (@MCrivella) September 6, 2019
"Algunos libros de la Bienal reflejan los nuevos hábitos sociales, y tienen en cuenta el actual concepto de familia, que en la óptica del Supremo Tribunal Federal (STF) contempla varias formas de convivencia humana y de formación de células sociales", resaltaba el texto.
En efecto, desde 2011, la Corte Suprema brasileña reconoce a las parejas homosexuales los mismos derechos que a las heterosexuales, y desde 2013 se han realizado casamientos de personas del mismo sexo en el país. Es más, en junio pasado, el STF criminalizó la homofobia y la transfobia, y las equiparó legalmente al racismo.
Por otra parte, las normas del Estatuto del Niño y el Adolescente que según Crivella habrían sido violadas jamás hacen referencia a la homosexualidad. La legislación apunta que "las revistas y publicaciones destinadas al público infantojuvenil no podrán contener ilustraciones, fotografías, leyendas, crónicas o anuncios de bebidas alcohólicas, tabaco, armas y municiones, y deberán respetar los valores éticos y sociales de la persona y de la familia".
La organización de la Bienal, que detalló que de todas formas los ejemplares de Vengadores: la cruzada de los niños estaban envueltos en plástico transparente y no podían ser hojeados por el público, emitió un comunicado en el que se definió como "un festival plural, donde todos son bienvenidos".
Cuando ya parecía que la polémica había quedado atrás, una nueva decisión judicial cambió todo. El presidente del Tribunal de Justicia de Río, Claudio de Mello Tavares, canceló ayer la medida cautelar emitida la víspera y ordenó que los agentes municipales volvieran a la Bienal para confirmar que no hubiera material inapropiado para menores.
Según él, la decisión "no representa un impedimento o estorbo a la libertad de expresión", y es necesario que los padres sean alertados "antes de decidir si aquel texto se adecua o no a su visión sobre cómo educar a sus hijos". Hasta anoche, agentes municipales recorrían la feria bajo la atenta mirada de reprobación de los asistentes, pero no habían hallado nada "inadecuado". La controversia y la batalla judicial prometen seguir en las últimas 24 horas de la Bienal.
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