La contundente frase que el agente de la DEA que atrapó a Griselda Blanco dijo la primera vez que la vio
Durante más de una década, Robert Palombo trabajó para hallar a “la madrina de la cocaína”, cuya historia ahora se retrata en una producción de Netflix
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“Mi nombre es Betty”, fueron las palabras de Griselda Blanco cuando Robert Palombo y su equipo de la Administración de Control de Drogas (DEA) ingresaron a su propiedad en Irvine, California. Pero, la estrategia de desorientar a los investigadores no funcionó. En 1985 la “reina de la cocaína” cayó ante las autoridades, que seguían sus pasos al tratarse de una de las narcotraficantes que supo crear un imperio de drogas que conectaba Colombia y los Estados Unidos. Durante más de una década, quien tenía la misión de arrestarla, tuvo que realizar cambios en su vida y pasó por duros momentos hasta cumplir con su labor.
A 12 años de la muerte de Blanco, su nombre volvió a tomar gran relevancia tras el estreno de Griselda, la nueva serie de Netflix protagonizada por Sofía Vergara donde se narra parte de su vida.
Pero, quizás una de las personas que no necesitó una serie para tener presente en su mente a la mujer es Robert Palombo, quien a mediados de los años 70, mientras trabajaba en Nueva York para la DEA, debió trasladarse al sur de Florida donde se desataba una sangrienta “guerra” entre quienes vendían cocaína. Allí, por primera vez, escucho el nombre de Griselda Blanco.
En ese momento, comenzó a ser un nombre de mayor interés para las autoridades. Desde la DEA se presumió que había regresado a su Colombia natal. Pero, pocos años después descubrieron que la colombiana estaba instalada en Miami y sus negocios habían crecido exponencialmente.
Robert Palombo y la misión de su vida
Junto a un exconvicto colombiano que se había convertido en su informante, el agente puso en marcha el plan para atrapar a la “reina de la cocaína”. Primero logró acercarse a su hijo, Uber, quien presuntamente ocupaba un rol importante en el imperio de su madre.
Con un arduo trabajo, este exnarcotraficante pautó una reunión de “negocios” con Griselda, quien se escondía en California. El Newport Beach Marriott fue el lugar de la cita donde Palombo, quien se camufló entre la gente como un civil, la vio por primera vez en su vida.
“Cuando se giró y pasó junto a nosotros otra vez, echamos un vistazo y pudimos ver los hoyuelos y la hendidura, y nos miramos el uno al otro y dijimos ‘esto es todo. Es ella”, recordó hace unos años en diálogo con CBS sobre aquel momento. A su vez, relató que no se pudo concretar el acuerdo y su misión se desplomó, al no conseguir las drogas de Griselda como prueba de sus delitos.
“Durante el tiempo que perdimos el contacto, ella me estaba provocando canas prematuras. Mi esposa no estaba muy contenta de que yo pasara largos períodos de tiempo, en el sur de California, cuando tenía dos hijos pequeños”, explicó el ahora consultor. Pero, en ese momento, se prometió a sí mismo atraparla: “Un día solté que si alguna vez la pillaba, le daría un beso de la muerte porque me estaba volviendo loco”.
El tan esperado arresto llegó más de una década después de cuando escuchó aquel nombre por primera vez. ¿Cómo fue? El agente de la DEA volvió a poner su atención en los hijos de Blanco y llegó hasta uno de ellos, Osvaldo, a quien su ayudante se acercó y entabló un vínculo “accidental”, lo que derivó en una noche de fiestas.
De allí, pudo rastrear al guardaespaldas familiar que los llevó hasta la localidad de Irvine, donde junto a sus ayudantes se instalaron. Poco tardaron en hallar a la mansión de la colombiana. La segunda vez que la vio fue mientras despedía a su pequeño hijo, que se iba a jugar a la plaza.
La misión estaba a punto de concretarse. Tras un gran operativo, los oficiales ingresaron a la casa y se movieron hasta el segundo piso. Palombo ingresó a la habitación principal y se encontró con una imagen que nunca imaginó: Griselda estaba en la cama y leía la biblia.
La mujer intentó hacerles creer que no era la persona que buscaban, pero ellos no tenían dudas. “La hice levantarse y en ese momento simplemente me acerqué y le di un beso en la mejilla. Ella estaba desconcertada. No tenía idea de por qué lo hice”, rememoró sobre su promesa cumplida. Acto seguido, comenzó el proceso judicial por el cual la mujer más buscada recibió una pena de 15 años de prisión.
Al cumplir diez años de su condena, Griselda recuperó la libertad. Para ese momento, su negocio seguía en pie por sus operaciones desde prisión. Se mudó a Colombia, donde se presume que aún operaba. En 2012 fue asesinada cuando salía de un negocio comercial. El método para matarla lo había implementado como “novedad” ella misma década atrás: mediante sicarios en moto.
Por su parte, Palombo continuó con sus trabajos en la DEA hasta el 2011, luego siguió ligado a la lucha contra el narcotráfico pero como consultor para diversas entidades gubernamentales. Además, realiza charlas y capacitaciones.
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