La Comunidad Política Europea, el nuevo bloque que busca perfilarse como un frente unido ante Rusia
En Praga, 44 líderes de Europa lanzaron la CPE, una iniciativa para oponerse a las ambiciones del Kremlin; ideada por Macron, incluye a varios países que están fuera de la UE
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PARÍS.– Los jefes de Estado y de gobierno de 44 países del Viejo Continente lanzaron este jueves en Praga la primera reunión de la Comunidad Política Europea (CPE), nuevo foro de diálogo y cooperación que intenta hallar puntos en común, en momentos en que la agresión rusa a Ucrania y la crisis energética someten a la región a fuertes turbulencias. Como era previsible, los únicos excluidos fueron Rusia y Belarús.
A pesar de la diversidad de puntos de vista y de intereses de los participantes, el objetivo de ese nuevo foro -imaginado y propiciado por Emmanuel Macron- es el de “enviar un mensaje de unidad de nuestra Europa”, dijo el presidente francés al llegar a la cumbre.
Se trata de “construir una intimidad estratégica con los países europeos, sean estos miembros o no de la Unión Europea (UE)… una conversación estratégica que, hasta ahora, nunca existió realmente y podía provocar divisiones”, dijo.
El mandatario francés espera que de esta iniciativa “surjan proyectos comunes” a medida que se repitan los encuentros, que podrían realizarse cada seis meses.
Además de los 27 Estados miembros de la UE, otros 17 fueron invitados a la capital checa: del Reino Unido a Turquía, pasando por Ucrania y Moldavia, Georgia, Armenia y Azerbaiyán, los países balcánicos occidentales, Suiza, Islandia y Noruega. Sin sorpresa, los temas del intercambio fueron la paz y la seguridad, así como los desafíos comunes como la energía, la migración o el clima.
No obstante, su objetivo último en este preciso momento es enviar un mensaje de unidad destinado a Vladimir Putin, cuando el jefe del Kremlin vuelve a agitar la amenaza del ataque nuclear y el continente deberá enfrentar una crisis energética sin precedentes.
Por eso, la capital de la República Checa, que ocupa la presidencia pro-témpore del Consejo de la UE, no fue escogida al azar para acoger la cumbre. Hace unos 54 años, en 1968, la ciudad era invadida por los tanques soviéticos. Esta vez, la guerra en Ucrania precipitó la creación de la CPE.
Esta primera reunión, durante la cual el presidente ucraniano, Volodimir Zelensky, intervino por videoconferencia -aunque su primer ministro, Denys Chmyhal, estuvo presente- tuvo una fuerte carga simbólica. El hecho de que varios países, como el Reino Unido, Islandia o Moldavia, hayan expresado su interés en organizar la próxima cumbre de la CPE, ilustra -a juicio del premier belga, Alexander De Croo- la necesidad de un foro semejante.
“Violación brutal de las reglas”
Haciendo alusión a la diversidad de los participantes, el canciller alemán, Olaf Scholz, consideró que hubo acuerdo en rechazar la invasión rusa de Ucrania.
“Quienes se reúnen aquí saben que la agresión rusa a Ucrania es una violación brutal de las reglas para la seguridad y la paz. Y es importante que rechacemos esa agresión, que no aceptemos que una porción de un país limítrofe pueda ser anexada”, declaró.
Scholz saludó la iniciativa, calificándola de “gran innovación”, buena “para la paz” y “el desarrollo económico”. No obstante, el canciller alemán emitió sus reservas sobre la posibilidad de que el foro se convierta en una nueva institución internacional.
“No se trata de crear una nueva institución, dotada de una administración o una burocracia”, advirtió. E insistió en la plusvalía para los dirigentes que participan “de hablarse en forma muy concreta”.
Es verdad que los interrogantes son muchos sobre el sitio que ocupará este nuevo foro, su capacidad para generar decisiones concretas, los países que finalmente lo integrarán, su modo de funcionamiento e incluso su duración.
Para el jefe de la diplomacia europea, el español Josep Borrell, la CPE tuvo que ser constituida sin Belarús y sin Rusia “no porque no quisiéramos que Rusia forme parte de Europa, sino porque la Rusia de Putin se excluyó a sí misma de la comunidad europea”.
En todo caso, a su juicio, la CPE no puede de ningún modo convertirse en una sala de espera para el ingreso a la UE, como muchos temen. Su objetivo será el de aportar contenidos suplementarios a las instituciones y los formatos existentes (OSCE, Consejo de Europa, Asociación Oriental de la UE, etcétera) y sus miembros deberán compartir principios comunes.
“Pero todos sabemos que el grado de respeto de esos principios varía de un país al otro”, reconoció Borrell.
No es fácil, en efecto, hallar un denominador común entre esos países que acaban de recibir el estatus de candidato a la adhesión, como Ucrania y Moldavia, y aquellos que saben que la puerta les está cerrada por largo tiempo, como Turquía. La presencia del presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, planteó, precisamente, ciertas críticas. No solo nunca aceptó las sanciones europeas contra Moscú, sino que bloquea la adhesión de Suecia y Finlandia a la OTAN, y está en conflicto abierto con Grecia y Chipre. Erdogan también hecha leña al conflicto entre Azerbaiyán y Armenia, ambos invitados a la cumbre.
También es delicado el caso de Serbia. Cuando ese país era percibido como uno de los más avanzados en el camino de la adhesión, la guerra en Ucrania cambió todo. Aun habiendo condenado la invasión, el presidente serbio, Aleksandar Vucic, se niega a aplicar las sanciones europeas contra su aliado ruso. Por su parte, frente a las amenazas de Moscú, Georgia golpea asimismo a la puerta de la UE.
En mayo, Macron había asegurado en todo caso que la CPE sería “un complemento” y no “una alternativa” al proceso de adhesión. Por el momento, el hecho de que los organizadores no hayan previsto la adopción de un programa de acción concreto, y que tampoco hubo declaración común al final de la jornada, son prueba del carácter informal de la nueva iniciativa europea.
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