La comparación con la Argentina: ¿por qué Uruguay es un país caro?
El estudio al que accedió El País hizo un comparativo sobre valores de artículos de la canasta de consumo, que también incluyó supermercados de Brasil y Chile
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MONTEVIDEO.- Suele escucharse y repetirse que Uruguay es un país caro. A diferencia de lo que suele pensarse, ello está más asociado a fenómenos de naturaleza microeconómica que macroeconómica. Es que la inflación y la “carestía” no tienen por qué estar necesariamente relacionadas”, sostiene el Estudio sobre formación de precios al consumo en Uruguay, que la consultora CPA Ferrere elaboró para el supermercado TaTa y al que accedió El País.
Como ejemplos de que inflación y “carestía” pueden no estar relacionados, el informe menciona lo que ocurre con los países nórdicos que “son comparativamente caros respecto a otras economías desarrolladas y, sin embargo, tienen inflaciones comparativamente bajas”.
Según el estudio, a fines de 2020, Uruguay es caro desde varias perspectivas: “Lo es respecto a sus socios y competidores en los mercados internacionales, como lo muestra el nivel de tipo de cambio real bilateral con varios países. También lo es al tomar en cuenta la diferencia entre los precios de varios artículos de la canasta de consumo y los ingresos de los hogares. Esto último está relacionado con diversos aspectos asociados al tamaño de su economía, así como al funcionamiento y la profundidad de ciertos mercados. Estas características, si bien no son causa de la inflación, limitan los descensos de los precios de algunos bienes afectando el nivel del costo de vida. En otras palabras, influyen negativamente sobre el bienestar general de la población”.
El informe señala que, en Uruguay, “podría especularse que la existencia de acuerdos comerciales y/o la existencia de normas sanitarias restrictivas, superpuestas y/o no alineadas con la región y el mundo, en ciertos mercados tienen influencia sobre el nivel general de precios y, a través de él, sobre el bienestar”.
Agrega que “también hay evidencia parcial que sugiere que algunas de esas prácticas están presentes en el negocio de importación de bienes poco diferenciados, por ejemplo, alimentos elaborados, productos de limpieza y tocador, entre otros. Si así fuera, habría oportunidades para promover políticas pro-competencia y alentar una mayor armonización regulatoria para la importación de bienes. Ello podría contribuir a aumentar la eficiencia en la asignación de recursos de la economía y, con ello, mejorar el bienestar general de la población”.
¿Cómo se llega a visualizar que Uruguay es un país caro? El informe de CPA Ferrere hizo un comparativo de precios entre supermercados de Argentina, Brasil, Chile y Uruguay para artículos de la canasta de consumo: tocador, higiene personal, productos de limpieza, ropa, alimentos y bebidas.
Así se hizo el análisis de precios
¿Cómo se hizo la comparación de precios entre distintos países? “A los efectos de realizar una comparación de precios de un mismo producto (o en su defecto de similares características o especificación) entre diferentes países de la región se relevaron precios según la información disponible en las páginas web de algunos supermercados seleccionados para cada país en el mes de julio de 2020”, indicó el informe.
”Con el objetivo de expresar los precios de los diversos artículos comercializados en cada país en pesos uruguayos, se consideró un intervalo de precios que recoge la diferencia mínima y máxima del tipo de cambio bilateral con Uruguay entre el período 1º de enero de 2020 y 31 de julio de 2020. Esto tiene como cometido sensibilizar las variaciones de precios relativos asociadas al tipo de cambio”, explicó.
”Si el precio del producto en Uruguay supera ese intervalo se entiende que es más caro con relación a Argentina, Brasil o Chile más allá de las variaciones cambiarias. Si se encuentra comprendido dentro del intervalo no habría evidencia de diferencia de precios (descontada la volatilidad cambiaria) y, si se ubica por debajo del límite del intervalo, el precio sería más barato que en el otro país considerado”, añadió.
¿Qué resultados arrojó ese análisis?
“En el caso de los artículos de tocador, higiene personal y limpieza de ropa (shampoo y acondicionador, pasta de dientes y enjuague bucal, jabón de manos, desodorante, papel higiénico y jabón líquido y en polvo), se observan diferencias de precios significativas con Brasil y Argentina, y en menor medida con Chile. La característica central de estos mercados radica en que predominan las marcas importadas”, indicó el estudio.
”En relación con los alimentos en los que predominan las marcas de industria nacional como la harina, la azúcar, el arroz, la salsa de tomate, el aceite de girasol o los fideos, el comportamiento de precios varía según el país con que se compare. Sin embargo, en ningún caso el producto sería más caro que respecto de dos de los tres países de referencia luego de sensibilizar los efectos de la variación del tipo de cambio. Esto indica que los productos producidos localmente no estarían siendo afectados diferencialmente (con respecto a la región) por las prácticas comerciales o que los costos asociados en la cadena de producción y distribución no impactarían negativamente de forma diferencial en la formación de precios”, agregó.
“Respecto de alimentos y bebidas importadas como la mayonesa, el café, las galletas, la cerveza, la sal, las lentejas y los enlatados (arvejas y choclo), los precios en Uruguay serían más caros que en al menos dos de los tres países analizados. Dichos productos importados, a su vez compiten con marcas locales cuyos precios no presentan variaciones significativas. En este sentido, resulta de vital importancia conocer las preferencias de los consumidores por estos productos para determinar posibles efectos negativos en la formación de precios en estos mercados”, afirmó el trabajo.
”En el caso de las frutas, verduras y carnes, según el relevamiento realizado no existirían diferencias significativas de precios entre países más allá de algunos rubros específicos. No obstante, esta comparación de precios está limitada por algunos factores” como “la estacionalidad asociada a la oferta y demanda de frutas y verduras, así como la volatilidad del precio internacional de la carne, la diferencia de costos de producción de cada bien y las ventajas relativas que presentan los países y, por último, a la calidad de los productos, en particular la carne”.
Este análisis concluye que el estudio de “precios de un conjunto de artículos de la canasta de consumo permite afirmar que Uruguay es relativamente más caro con respecto a Argentina, Brasil y Chile”.
¿Cuánto se reduciría la inflación?
Una cosa es la inflación (la suba generalizada de precios) y otra el nivel de precios (alto, medio o bajo). Pero, el nivel de precios puede afectar la inflación. El estudio de CPA Ferrere encontró que “si estuvieran vigentes en Uruguay los precios de Argentina, Brasil o Chile para los productos analizados -que representan el 5,5% de la canasta total del Índice de Precios del Consumo (IPC)-, se producirían rebajas por una vez de magnitud relativamente significativa en el IPC. Ello tendría un efecto positivo desde el punto de vista del bienestar del consumidor. La diferencia de precios para los productos considerados podría haber contribuido a que el IPC se redujese entre 1% y 1,4 % tomando los precios de Chile y Brasil respectivamente, mientras habría alcanzado 1,1% al considerar los de Argentina”.
Esto “tiene efectos relevantes sobre los ingresos de los hogares puesto que los productos incluidos son de consumo masivo”, añade. Dicho de otra forma: “si estuvieran vigentes en Uruguay los precios de Argentina, Brasil o Chile para los productos analizados se producirían aumentos significativos de la capacidad de compra de los consumidores”, concluye.
¿Qué está detrás de que Uruguay sea caro?
El trabajo de CPA Ferrere da algunas pistas de por qué Uruguay es más caro que países vecinos. ”Se identificaron factores vinculados a la intensidad de la competencia en la distribución, prácticas comerciales de trato exclusivo entre productores e importadores y la existencia de normas regulatorias que en los hechos limitan una mayor competencia en los mercados. Sin embargo, aspectos vinculados con el origen de los productos, la cuantía de los aranceles de importación o el costo asociado a la registración de un producto no parecerían ser un factor determinante en dicho proceso”, indicó el informe.
Según el estudio “por un lado, existirían para ciertos productos importados prácticas de naturaleza comercial entre productores y distribuidores exclusivos que podrían implicar una disminución de la intensidad de la competencia en la cadena. En este sentido, la presencia de un distribuidor único en la mayoría de los productos importados analizados limita en la práctica una mayor competencia intramarca, lo cual podría favorecer niveles de precios más elevados y la discriminación de precios en dichos mercados”. Añade que “de acuerdo con las prácticas internacionales de defensa de la competencia, estas prácticas comerciales podrían no estar justificadas, al tratarse de productos poco especializados o que no requieren servicios posventas complejos”.
Esto se podría superar si el supermercado importara directamente (sin intermediarios) al productor o si importara directamente a otro productor un producto similar de menor precio (competencia intermarca).
En el primer caso “para los productos analizados no se identificó ningún caso en que los mismos sean importados por el propio supermercado, por lo que dicha vía no parecería estar disponible como una alternativa. Adicionalmente, el fabricante en el resto del mundo podría tener incentivos a no negociar este tipo de acuerdos”, afirmó el estudio.
Para la importación directa del supermercado de un producto similar de menor precio, el trabajo encontró que “tampoco sería una alternativa viable ya que en los productos importados que se analizaron parecen existir importantes preferencias de los consumidores por determinadas marcas, con relativa independencia de su precio”. En ese sentido, “en todos los productos analizados, las marcas producidas por el principal productor presentarían como mínimo una cuota de mercado cercana al 40% de los consumidores y en muchos casos mucho más elevada”, por lo que “la presencia del producto 2 en el mercado no generaría presiones competitivas para el bien del productor 1”, concluye.
“Cuando existen diferencias de precios significativas entre diferentes países como las observadas y las alternativas anteriormente reseñadas no fueran efectivas, una vía de acción posible serían las importaciones paralelas, que permitirían crear competencia intramarca”, dice el informe.
Los aspectos regulatorios que limitan la competencia y encarecen
“En este informe se identificaron algunos aspectos de naturaleza regulatoria que podrían limitar” la acción de las importaciones paralelas para crear competencia intramarca y lograr que el nivel de precios baje. La importación paralela es “la posibilidad de que el supermercado en Uruguay compre el producto en origen no directamente al productor del resto del mundo sino a un supermercado en dicha región, por fuera de una red oficial de distribuidores”, explica el trabajo.
”Una precondición para que las importaciones paralelas sean viables, es que existan diferencias de precios significativas entre los precios en diferentes países que justifiquen la importación del producto”, agrega. Esto, según el informe, se da en el caso de Uruguay.
¿Por qué no hay importaciones paralelas entonces? En el trabajo “se identificaron algunos aspectos de naturaleza regulatoria que podrían limitar dicha acción”.
”En Uruguay, y al igual que los otros países de la región, la normativa establece que cualquier empresa registrada que proporcione la ficha técnica del producto está habilitada a registrarlo. Para conseguir dicho registro, se requiere entre otras cosas, del dossier del producto, que incluye información suministrada exclusivamente por su fabricante. De esta forma, aunque desde el punto de vista legal no existen restricciones ni se exige exclusividad, en la práctica la normativa terminaría constituyendo una limitante para la multiplicidad de registros”, afirma el estudio. En ese sentido, concluye que el Mercosur presenta un sistema de control sanitario y de registro de mayor complejidad administrativa que otros como Estados Unidos y España.
El País (Uruguay)Otras noticias de Hoy
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