La celebración china, opacada por un pico de violencia en Hong Kong
Mientras una nueva protesta el territorio autónomo fue sofocada con dureza, el gobierno comunista festejó el 70° aniversario de su ascenso al poder con un imponente desfile
PEKÍN.- A Zhou Enlai, el eterno primer ministro maoísta, le revelaron que solo disponía de 17 aviones para la ceremonia de fundación de la república. Que pasen dos veces para que parezcan más, resolvió. Sobre el presidente chino, Xi Jinping, volaron 160 en la misma Plaza Tiananmen, pero 70 años después. El desfile militar ha subrayado la brecha entre aquel país devastado por las guerras y este, que asalta la primacía económica global. China despachó con su litúrgica precisión su evento más importante del año con las previsibles dosis de nacionalismo, satisfacción por el camino andado y confianza ante el pendiente.
"No hay ninguna fuerza que pueda tumbar a esta gran nación, no hay fuerza que pueda impedir que sigamos hacia adelante", clamó Xi en el sobrio traje estilo Mao que reserva para los días señalados. Recordó el siglo de miseria y humillación que precedió a la república y apeló a la unidad del pueblo cuando Hong Kong suma cuatro meses de disturbios. La excolonia vivió la enésima jornada violenta, con los activistas vandalizando paradas de subte y comercios y enfrentándose a la policía. Un joven de 18 años fue el primer herido de bala tras ser disparado por un agente al que atacaba con una barra de metal.
Mao sigue supervisando a su pueblo desde el retrato que remata la entrada sobre la Ciudad Prohibida, apenas unos metros detrás del estrado sobre el que pronunció su germinal discurso. Estaría orgulloso de dónde ha llegado su país, pero es probable que presentara objeciones a lo que han hecho con su andamiaje socialista porque hace tiempo que China prioriza el qué sobre el cómo.
Ningún país ha cambiado tanto y tan rápido en la historia desde que Deng Xiaoping, el clarividente arquitecto de las reformas, lo despojó de sus ropajes ideológicos. Aquel país misérrimo y hambriento, con Mao como excepción obesa, erradicará la pobreza el año próximo. También su proceso de urbanización carece de precedentes por su ritmo y magnitud. La población rural apenas bajó del 89% al 81% durante las tres décadas maoístas, pero la apertura económica estimuló el mayor movimiento de la humanidad en tiempos de paz. Las ciudades acogieron a más chinos que el campo por primera vez en 2012, el porcentaje urbano alcanza hoy el 60%. Y su economía agraria mutó en fábrica global para ahora discutirle la primacía tecnológica a Estados Unidos.
A Xi se lo vio seguro y dominador de la escena en el cuarto desfile militar que presidía. Compartió el palco con sus antecesores: el cerúleo Jiang Zemin, que, a sus 93 años, lleva varios desmintiendo rumores sobre su muerte; y Hu Jintao, ya canoso y reacio al tinte negro del gremio, al que la sombra de Jiang nunca dejó volar libre.
La jornada reservó el protagonismo al Ejército de Liberación Popular. No es muy bueno a la hora de pelear, con un empate en Corea como resultado más digno, pero ninguno lo supera en la gestión de desastres naturales y borda los desfiles. Las 15.000 tropas ejecutaron el paso de la oca con una precisión solo comparable a la norcoreana. Después llegó el esperado escaparate del armamento, el único momento con emoción real por lo que Pekín podría atreverse a mostrar.
Por la avenida Changan apareció al fin el misil intercontinental DF-41 después de haberse ausentado a última hora de los desfiles de 2015 y 2017. Su autonomía de vuelo de 15.000 kilómetros le permitiría golpear a Estados Unidos en media hora, asegura la teoría. Muchos lo señalan como el misil más poderoso del mundo y especulan con una carga de hasta diez cabezas nucleares. También se presentaron en público los últimos drones furtivos aéreos y submarinos. Del DR-8, con una velocidad que quintuplica la del sonido, se espera que se acerque a las naves enemigas y envíe su posición a las lanzaderas de misiles.
El aniversario le ha llegado a China cuando se forma una tormenta perfecta: el conflicto de Hong Kong, la probable victoria de los independentistas en Taiwán, la guerra comercial con Estados Unidos e incluso la suba del precio de la carne de cerdo, que martiriza a la población.
"China es más rica, más segura y está más protegida de las amenazas internacionales que en cualquier momento de los últimos 200 años", certifica Scott Kennedy, sinólogo del Centro de Estudios Internacionales Estratégicos.
"La máxima amenaza para su futuro es esa sensación de inseguridad y miedo de sus líderes, que los obliga a responder a cualquier reto con más control. Las consecuencias son menos crecimiento económico, más desigualdades sociales, más tensiones étnicas y regionales, y más desencuentros con otros países", juzga.
Más leídas de El Mundo
Derrumbe. Es uno de los hombres más ricos del mundo y perdió 12.500 millones de dólares en un día por una trama de sobornos
Adelanto de sus memorias. Angela Merkel reveló el consejo que le dio el papa Francisco para lidiar con Trump
Reabre el 7 de diciembre. Un video muestra cómo quedó el interior de la catedral de Notre Dame tras la restauración