Once cadáveres, una tumba en el sótano y la pesadilla que perdura: el destino de la casa que horrorizó a un barrio
Anthony Sowell mantenía ocultos en su vivienda de Cleveland los cuerpos de las mujeres que había matado; la oscura mente de un femicida que quiso engañar al jurado
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Los vecinos de la calle Imperial Avenue, en el barrio de Mount Pleasant de la ciudad de Cleveland, Ohio, en los Estados Unidos, se quejaron a las autoridades por el hedor que se había apoderado del vecindario desde hacía unos meses. Era el año 2009, y una mujer del lugar había descripto el desagradable aroma como “olor a cadáveres”. Entonces, el municipio se encargó de hacer una limpieza de las tuberías de drenaje de la zona y reemplazar el alcantarillado. Incluso, inspeccionaron una fábrica de salchichas de la cuadra, para ver si era la responsable de la pestilencia.
Pero los olores seguían.
En realidad, los vecinos de Mount Pleasant supieron a fines de octubre de ese mismo año que los hediondos efluvios que afectaban la zona provenían de la casa de tres pisos de madera blanca ubicada en el número 12205 de Imperial Avenue. Allí vivía el vecino Anthony Sowell, un hombre que en ese entonces tenía 50 años, que contaba con antecedentes penales y que en su residencia ocultaba las pruebas de sus monstruosas acciones: era un asesino serial, un múltiple femicida, puede decirse, y en diferentes lugares de su domicilio había dejado los restos de 11 mujeres de la zona a las que él mismo había matado.
Hallazgo de los cuerpos en la casa de Imperial Avenue
El hallazgo de los cadáveres en la casa de este asesino se dio cuando la policía investigaba la denuncia de una mujer que aseguraba que había sido violada por el propietario de la casa de Imperial Avenue. Cuando los efectivos llegaron al lugar, el 29 de octubre de 2009, Sowell no se encontraba, pero sí las víctimas de sus horrorosos crímenes. Fue así como, poco a poco, los investigadores fueron hallando en el lugar los cadáveres de las mujeres.
El primer día en que pisaron la casa, la policía encontró dos cuerpos en descomposición en el tercer piso del domicilio y una tumba recién excavada en el sótano. Al día siguiente, continuando con su investigación, los agentes hallaron más víctimas. A la semana, llegaron a encontrar un total de 11 cuerpos. Seis en el interior de la vivienda y cinco enterradas en el patio. Todas mujeres afroamericanas que tenían lo que parecía ser un cordón o una soga alrededor de sus cuellos.
La casa de Imperial Avenue se convirtió por esos días de octubre y noviembre de 2009 en el epicentro del horror en Cleveland, los Estados Unidos y el resto del mundo, que siguió con estupefacción las alternativas del caso.
Dos días después del primer hallazgo de los cadáveres, Anthony Sowell fue arrestado mientras caminaba por un barrio alejado un par de kilómetros de su casa. Allí, la opinión pública se enteró de que el hombre contaba con antecedentes criminales. En 1990 había sido condenado a 15 años de prisión por el secuestro y la violación de una mujer embarazada de tres meses. El hombre también tenía problemas con el alcohol y las drogas y, según diría luego su defensa en el juicio, padecía algunos problemas mentales y cognitivos.
Las víctimas del femicida serial
Los investigadores llegaron a la conclusión de que Sowell atraía a su casa a las mujeres con la promesa de tomar algo o consumir drogas. Luego, una vez dentro, las violaba y las estrangulaba. Más tarde arrojaba los cuerpos en tumbas poco profundas o directamente las dejaba para que se descompusieran en alguna de las habitaciones de la amplia casa. De una de las mujeres solo encontraron un cráneo colocado en un balde en el sótano de la vivienda.
La primera de las mujeres que terminaron asesinadas por Sowell, Crystal Dozier, desapareció en abril de 2007. Y la última, Diane Turner, en septiembre de 2009, de acuerdo al informe realizado por la cadena Fox8. El resto de las víctimas fueron: Tonia Carmichael, Nancy Cobbs, Tishana Culver, Telacia Fortson, Amelda Hunter, Leshanda Long, Michelle Mason, Kim Yvette Smith y Janice Webb.
Se informó entonces en los medios locales que las víctimas de este atroz asesino eran mujeres vulnerables, con edades que oscilaban entre los 25 y los 45 años, muchas de ellas con problemas de adicciones. Olvidadas y marginadas de la sociedad, cuando sus familiares fueron a denunciar sus desapariciones, las denuncias muchas veces no eran tomadas en serio por los agentes policiales. De hecho, de acuerdo con la reconstrucción de los crímenes que realizó el medio local Cleveland.com, el caso Sowell evidenció, entre otras cosas, las deficiencias de la policía a la hora de investigar delitos sexuales y este tipo de desapariciones.
Por esta situación, la ciudad de Cleveland pagó más de $1.3 millones a las víctimas y sus familiares como una manera de resolver las demandas sobre cómo los detectives manejaron las acusaciones contra Sowell antes de su arresto.
La forma en que Sowell se comportaba con sus víctimas fue descripta por las mujeres que pudieron sobrevivir a sus ataques y escapar de Imperial Avenue para poder contarlo. Ellas dijeron que, en un momento del encuentro, el criminal se convertía “en un monstruo”, las violaba y trataba de asfixiarlas.
Anthony Sowell: condenado a muerte
Fue una de estas mujeres la que guio a la policía hasta la casa del asesino serial. Pero, en otro hecho que marca la desidia policial para tratar estos casos, los oficiales llegaron a la vivienda de Sowell unos 37 días después de que la víctima denunciara haber sido abusada y estrangulada allí.
Un jurado del condado de Cuyahoga, cuya sede principal es Cleveland, encontró en 2011 a Sowell culpable de docenas de cargos, incluidos múltiples cargos de homicidio agravado y otros delitos por las mujeres que mató. También fue condenado por intentar matar a tres mujeres que sobrevivieron. El juez del condado, Dick Ambrose, condenó a muerte a Sowell. Rechazó con esto los argumentos de la defensa, que intentó evitar la pena capital al criminal, exinfante de marina, exponiendo que había tenido una infancia llena de abusos y que sufría trastornos mentales y cognitivos.
“Trabajé 25 años en la unidad de juicios principales y te encontrás con asesinatos de todo tipo. Pero lo de este hombre es algo fuera de serie, por decir lo menos”, contó al citado medio Richard Bombik, asistente del fiscal del condado de Cuyahoga que procesó a Sowel, quien se jubiló poco después del juicio.
Pero el asesino serial no murió por la pena capital. Pasó los últimos años de su vida impugnando y apelando el fallo de su pena de muerte y finalmente falleció de una enfermedad terminal en febrero de2021 en el hospital de la prisión de Chillicothe. Tenía 61 años. “Él no era un monstruo y no era malvado. Fue dañado por el abuso infantil y serios problemas de salud mental. Puede descansar en paz”, dijo tras su muerte uno de los abogados de Sowell, John Parker.
La casa del horror de Imperial Avenue, en tanto fue demolida poco tiempo después de la condena a Sowell. Los vecinos de Mount Pleasant evitan pasar por el terreno que quedó tras la demolición por la historia atroz que guarda ese sitio y que ninguno de los lugareños ha olvidado.
Los 11 ángeles siguen presentes
En este sentido, el crimen sigue tan presente, que en noviembre del año pasado un grupo de mujeres decidieron hacer en la zona un monumento en homenaje a las víctimas de Sowell. El recordatorio, que tiene inscriptos los nombres de las víctimas del despiadado femicida, está instalado en un parque instalado en Imperial Avenue que fue bautizado como “El jardín de los 11 ángeles”.
“Este es el aniversario de los 12 años de los asesinatos de Imperial Avenue, que fue el 29 de octubre, y las mujeres negras todavía están siendo violadas y asesinadas en masa. Queremos una cumbre, cambios en las políticas públicas y más detectives de la policía dedicados a la causa porque no se está haciendo lo suficiente por las mujeres negras y las mujeres pobres”, dijo, frente al monumento, el pasado mes de noviembre Kathy Wray Coleman, organizadora de la Coalición de Mujeres de Imperial Avenue, según consigna el medio local Cleveland 19.
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