La Casa de Alba, un símbolo de España que marcó su historia
Su poder se remonta al siglo XV; la fortuna de la duquesa, repartida entre los seis herederos
MADRID.- Contar con alguien entre tus antepasados que llegó a posar para Goya puede darte derecho a ciertas licencias. Como por ejemplo negarte a ser retratada por un tal Pablo Picasso. A Cayetana de Alba, en sus tiempos, no llegaban a convencerla las deformaciones que el genio malagueño imprimía a sus figuras.
Así que por más que su padre, don Jacobo, insistiera en que accediera, no le dio la gana. Prefirió subirse a un pony para ser inmortalizada por Zuluaga, como puede verse hoy en el Palacio de Liria, sede de la Fundación Casa de Alba en Madrid y el lugar donde están la mayoría de los tesoros artísticos de la familia.
Muchos de ellos colgados de las paredes, como ocurre en el Palacio de Dueñas, Sevilla, el preferido de la duquesa y donde uno de sus mayores bienes reside precisamente en la materia inasible del aire que inspiró a Antonio Machado para escribir aquellos versos autobiográficos: "Mi infancia son recuerdos de un patio de Sevilla y un huerto claro donde madura el limonero". Hablaba del retiro de los Alba. Aunque ese lugar tampoco queda manco en cuanto a riqueza artística, con sus 1425 joyas recogidas en el catálogo general del Patrimonio Histórico Andaluz.
Cuenta Manuel Vicent en su magistral retrato de Jesús Aguirre, segundo esposo de Cayetana, cuya afición a leer en bata a Lord Byron quedó como leyenda, que lo que más costaba en su domicilio, según él mismo le confesó, era encontrar los interruptores. Andan debajo de los Velázquez, los Goyas, los Rubens, los retratos de antepasados, los tapices.. El legado artístico de la familia se cifra en 249 óleos y 177 acuarelas, 54 dibujos y otros tantos tapices catalogados, que fueron objeto de una exposición en 2012 en el Palacio de Correos de Madrid; por no hablar de un archivo histórico, a buen recaudo, valorado en 41 millones de euros, o de una biblioteca con 18.000 volúmenes entre los que se encuentran la primera edición del Quijote o las cartas de navegación que Colón utilizó en su primer viaje a América.
¿Quiénes fueron los Alba coleccionistas? El primero, el marqués del Carpio, al que se deben 32 cuadros de la familia, adquiridos o encargados por él en el siglo XVII. Un mecenas puro que llegó a tener en su poder la "Venus del espejo", de Velázquez, que hoy pertenece a la colección de la National Gallery de Londres. Aunque quien realmente impulsó todo fue Carlos Miguel, 14° duque de Alba, amigo de Rossini, a principios del siglo XIX.
En otro orden, quizá la difunta no haya figurado en la lista Forbes, pero sí apareció en el Guinness como la mujer con más títulos nobiliarios del mundo. Y ésa es una de las cuestiones cruciales para algunos de sus hijos. Si bien los palacios, mansiones y cortijos quedaron repartidos entre los seis herederos y -ahí estuvo la gran sorpresa- su nieto Fernando Fitz-James Stuart y Solís, a quien le tocó Dueñas, la cuestión de los más de 70 títulos se convirtió en toda una obsesión para Alfonso Martínez de Irujo, su segundo hijo.
Fue Alfonso quien en su día dio un paso al frente para solicitar ante el Ministerio de Justicia siete de los títulos importantes en juego. En su día, quería el condado de Guimerá y Ribadeo, además de los marquesados de Orani y Almenara. Pero lo más peliagudo son sus pretensiones sobre los condados de Palma del Río, Aranda y el ducado de Híjar. Los tres llevan aparejada la dignidad de grandeza de España. No quedó la lucha cerrada entonces. Estos días, podría clarificarse.
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