La Casa Blanca y el Kremlin, ejes de un ajedrez diplomático para bajar la tensión
En una incómoda reunión en Moscú, el presidente francés Emmanuel Macron debatió con Vladimir Putin una desescalada en Ucrania; el canciller alemán Olaf Scholz visitó a Joe Biden en Washington y acordaron que Rusia pagará un “altísimo precio” si invade a su vecino
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PARIS.- “Los próximos días serán determinantes” para lograr una necesaria desescalada de la crisis entre la OTAN y Rusia a propósito de Ucrania, afirmó el presidente francés Emmanuel Macron tras casi seis horas de reunión con su homólogo ruso, Vladimir Putin en el Kremlin.
“No podemos correr el riesgo colectivo de ver que el espectro de la confrontación vuelve a Europa. (…) La respuesta es necesariamente política, y el único camino es el cumplimiento de los acuerdos de Minsk”, dijo Macron en una tensa conferencia de prensa, donde ambos hombres se contradijeron mutuamente, dejando al descubierto sus diferencias y los malentendidos que existen entre occidente y Rusia.
Firmados en 2015 entre Ucrania y Rusia, con la mediación de Francia y Alemania, los acuerdos de Minsk prevén, entre otras cosas, el retorno a la plena soberanía de Kiev en los territorios separatistas del este ucraniano e incluso un cese del fuego.
Aun afirmando su voluntad de continuar los esfuerzos diplomáticos, Putin repitió una y otra vez sus acusaciones contra la OTAN y Estados Unidos, culpables - según el- de la crisis actual.
“Me permito hacer una aclaración al presidente Putin. Si nos hallamos en esta situación es porque Ucrania tiene estacionadas en su frontera 130.000 tropas rusas. Y eso, convengamos, pone nervioso a cualquiera”, ironizó Macron.
“La razón del despliegue de esas tropas responde simplemente a la amenaza militar permanente y disfrazada de Kiev que ya intentó atacarnos dos veces”, respondió Putin para quien, “si Ucrania es miembro de la OTAN intentará recuperar por la fuerza la península de Crimea -anexada por el Kremlin en 2015-, arrastrando en ese conflicto a todos los europeos”.
“Todos los europeos serán víctimas de ese conflicto sin saberlo. Porque estamos hablando de potencias nucleares”, advirtió el líder del Kremlin.
Para Macron, Vladimir Putin se equivoca al comparar esta situación a la que vivieron Ucrania y Rusia en 2014.
“No estamos en una situación de guerra caliente como entonces. Estamos en una situación de extrema tensión entre Rusia y la OTAN, la peor que hayamos conocido. Es muy diferente de lo que usted evoca porque pone en peligro nuestra seguridad colectiva, la del todo el continente, incluida Rusia”, dijo.
“Y como se trata de una situación nueva, debemos hallar una respuesta nueva”, insistió el presidente francés que mañana llegará a Kiev para reunirse con el presidente Volodimir Zelensky, y seguir en contacto con su homólogo ruso.
Después de un ingreso discreto y sin pompa al Kremlin, el presidente francés había sido recibido por Putin que, con gesto más circunspecto de lo habitual, mantuvo una considerable distancia física debido a la pandemia, invitándolo a sentarse al otro extremo de una mesa blanca de casi cinco metros de longitud.
Pero la mesurada cortesía no consiguió ocultar las tensiones subyacentes entre ambos hombres. Según fuentes del Elíseo, Vladimir Putin habría dicho por teléfono la semana pasada al presidente francés que quería verlo para “ir al fondo de la cuestión” con él. Para el Kremlin, eso significa hacer tabla rasa de la arquitectura de seguridad y las alianzas militares en Europa. Macron se mostró dispuesto a dialogar aunque, obviamente, Francia - aun ejerciendo la presidencia pro tempore del bloque- no puede decidir sola en ese terreno.
Reunión en Washington
Con el objetivo de desactivar la crisis, hoy se multiplicaron los contactos personales y telefónicos entre jefes de Estado y de gobierno. El canciller alemán, Olaf Scholz, viajó a Washington donde se reunió con Joe Biden. Objetivo principal de esa visita: disipar la impresión general de que su gobierno se ha mostrado hostil a enfrentar al Kremlin.
“La realidad es más importante que los rumores”, declaró el canciller a la prensa antes de la reunión. “La realidad es que Alemania es el socio más importante de la OTAN en Europa continental y que reforzamos en forma permanente nuestras fuerzas, además de ser un muy buen socio”, agregó.
Scholz advirtió que el Kremlin pagaría un “altísimo precio” si lanzara una operación militar contra Ucrania, admitiendo que -si así sucediera- su gobierno estaría dispuesto a bloquear el lanzamiento del gasoducto NordStream2, que une Rusia con Alemania. Un proyecto vital para su país, cuya energía depende del gas y el petróleo rusos en más del 60%.
Esas declaraciones fueron ratificadas ante la prensa por Joe Biden después de reunirse con Scholz en la Casa Blanca: “Si Rusia invade Ucrania, nosotros pondremos fin a NordStream2″, advirtió.
El presidente de Estados Unidos agradeció a Alemania por acoger tropas norteamericanas suplementarias enviadas por su gobierno para reforzar las fuerzas de la OTAN en Europa. También confirmó que ambos países, aun dando prioridad al diálogo con Moscú, han acordado un paquete de “durísimas sanciones”, en caso de invasión.
En ese ballet diplomático de los últimos días, la primera ministra de Estonia había evocado el domingo con Emmanuel Macron “las últimas evoluciones en el movimiento de tropas rusas y las perspectivas diplomáticas”, lanzando un llamado en favor de una “disuasión reforzada” frente a Moscú.
Alemania enviará 350 soldados suplementarios a Lituania para reforzar los efectivos de la OTAN en Europa del este. Una noticia recibida con beneplácito por los dirigentes de ese país báltico: “Si Vladimir Putin pensaba dividir a la Alianza Atlántica lanzando un ultimátum, esta decisión muestra que la OTAN es una organización basada en la solidaridad”, dijo la ministra de Defensa lituana.
Por su parte, Gran Bretaña anunció ayer el envío de 350 soldados suplementarios a Polonia, que se sumarán a los 100 ya presentes en ese país.
Todos esos movimientos militares se producen en un contexto de creciente temor ante la posibilidad de que Rusia esté dispuesta a lanzar una inminente invasión a Ucrania. Occidente acusa a Vladimir Putin de haber desplegado más de 130.000 militares en la frontera entre ambos países. El Kremlin insiste en que nada permite pensar en una invasión y que, dentro de su territorio, el Kremlin es dueño de mover a sus militares como le parezca.
No obstante, Vladimir Putin exige de la OTAN un compromiso escrito de que no aceptará la adhesión de otros países, en particular de Ucrania y de Georgia, y que retirará sus tropas presentes en aquellos países de Europa del este que se sumaron a la Alianza Atlántica poco después del estallido de la URSS, a partir de 1998. Una exigencia inadmisible para la OTAN, Estados Unidos y Europa.
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