La carrera de obstáculos que inquieta a Volodimir Zelensky en medio del estancamiento de la guerra en Ucrania
El presidente afronta un aumento de la oposición en Estados Unidos y en Europa para mantener la ayuda, el creciente malestar interno y el estancamiento de la guerra
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KIEV.- Volodimir Zelensky plantó el martes al Senado y al Congreso de Estados Unidos. El presidente ucraniano tenía que comparecer por videoconferencia en dos reuniones a puertas cerradas para informar a los legisladores norteamericanos sobre la necesidad de aprobar de manera inmediata un nuevo paquete de asistencia económica y militar para su país. Zelensky no se conectó a las reuniones, sin explicación. La razón, según especuló la prensa, es la oposición confirmada la misma mañana del martes por el Partido Republicano a dar apoyo al plan de ayuda propuesto por la Casa Blanca.
“Estamos en guerra y las cosas pueden cambiar”, afirmó el ministro de Defensa ucraniano, Rustem Umerov, para justificar la ausencia de Zelensky. Pero el mandatario no pierde nunca una oportunidad para explicarse en foros internacionales, sobre todo si es para dirigirse a los congresistas y senadores de su mayor aliado junto a la Unión Europea (UE). La reacción del presidente se interpretó sobre todo como una muestra de nerviosismo ante las crecientes dificultades que afronta en el escenario internacional y en la guerra.
Umerov visitó esta semana Washington junto a la mano derecha de Zelensky, Andrii Yermak. Este último declaró en Voice of America que si no se aprueba “lo más rápido posible” la partida de 61.000 millones de dólares que el presidente Joe Biden solicitó al Congreso para Ucrania, “es muy probable que no podamos continuar liberando nuestro territorio y que perdamos la guerra”.
La Casa Blanca advirtió la semana pasada que solo quedan fondos para apoyar a Ucrania hasta finales de este año. El Partido Republicano, escéptico sobre las cantidades multimillonarias que se están transfiriendo a Ucrania, exige que junto a la partida de seguridad para Kiev, Israel y Taiwán solicitada por Biden se sume una inversión extraordinaria para fortificar más la frontera con México. Los demócratas no asumen esta petición y el tiempo pasa a favor del invasor ruso.
Las autoridades ucranias son optimistas sobre que se produzca un acuerdo entre los republicanos y la Casa Blanca, pero fuentes próximas al Ministerio de Exteriores ucraniano confirmaron a El País que lo sucedido es un aviso de los nubarrones que pueden aparecer en 2024, sobre todo durante la crispación que acompañará la campaña electoral estadounidense.
Los dolores de cabeza en el exterior para Kiev no terminan en Estados Unidos. La UE celebrará este mes la cumbre que debe oficializar el inicio de las negociaciones de adhesión de Ucrania al bloque. Sobre ello planea una amenaza, Viktor Orban. El primer ministro húngaro, próximo a los intereses geopolíticos de Vladimir Putin, insistió en bloquear el inicio de las negociaciones si no se concede más autonomía a la minoría húngara en Ucrania.
La situación a ambos lados del Atlántico indica que los problemas irán a más. Los Estados miembros de la UE no se ponen de acuerdo en cómo financiar en el presupuesto comunitario una partida de 50.000 millones de euros para Ucrania. Las diferencias para alcanzar el pacto presupuestario se mantienen a pocos días de la celebración de la cumbre que debería aprobarlo. Esto coincide, además, con los bloqueos fronterizos al transporte de mercancías y productos agrícolas ucranianos por parte de Polonia y Eslovaquia, porque consideran que sus bajos costos son competencia desleal.
Batalla política
El estancamiento en el frente, sin visos de que Ucrania pueda avanzar militarmente en 2024 por la superioridad rusa en recursos, alimenta un nuevo estado de malestar en el país. Las hostilidades políticas se desataron esta semana. Vitali Klitschko, alcalde de Kiev, acusó la semana pasada a Zelensky de dirigir el país a semejanza de Putin. “Ya no nos diferenciaremos de Rusia, donde todo depende del estado de ánimo de una persona”, dijo en el semanario Der Spiegel.
Klitschko criticaba al presidente por no haber preparado adecuadamente al país en 2022 ante los avisos de una posible invasión rusa, y también por un exceso de acumulación de poder, en detrimento del Parlamento y del gobierno. Alexei Goncharenko, cara más visible de Solidaridad Europea, partido de la oposición, incidía en lo mismo y añadía que la oficina del presidente tenía bajo control a la mayoría de los medios de comunicación.
Umerov constató que las palabras de Klitschko suponían “el inicio de la temporada política”. Pero no solo las declaraciones del alcalde de la capital sacudieron la vida política ucraniana en los últimos días. El gobierno negó a Petro Poroshenko, antecesor de Zelensky en la presidencia y fundador de Solidaridad Europea, el permiso de viaje a Hungría para entrevistarse con Orban. La ley marcial en Ucrania impide salir del país a los hombres de entre 18 y 65 años, y Poroshenko tiene 58.
La intención del exmandatario, según su partido, era tratar con Orban su oposición al acceso de Ucrania a la UE. Poroshenko no pudo cruzar la frontera el pasado viernes porque los Servicios de Seguridad de Ucrania (SSU) denegaron el permiso, al alegar que Rusia lo usaría para su propaganda.
Un vocero de Orban declaró que su gobierno “no quiere tener ningún papel en las luchas internas políticas de Zelensky”.
Choque
Las encuestas indican que el encallamiento del conflicto bélico ha minado los ánimos de la sociedad, sobre todo en los que no quieren verse involucrados en una guerra que dure muchos más años. Pese a que aún es el político mejor valorado, la confianza en la gestión de Zelensky cae. Quien sí mantiene una alta valoración por parte de la ciudadanía es Valery Zaluzhny, comandante en jefe de las Fuerzas Armadas ucranianas, mucho mejor considerado que el presidente, según una encuesta publicada por The Economist este mes.
La mala relación entre los dos principales líderes del país en guerra ya es un secreto a voces. El diario Pravda publicó esta semana un extenso reportaje en el que incidía en las diferencias que existen entre ellos, sobre todo por las exigencias de Yermak de que Zaluzhny no tenga presencia pública y por las decisiones unilaterales del presidente en nombramientos militares. Pravda asegura que Zaluzhny incluso criticó abiertamente a Zelensky en sus reuniones con altos mandos militares estadounidenses, algo que el presidente sabe y que todavía los ha distanciado más.
La oficina presidencial alimentó el pasado verano un debate en los medios sobre la conveniencia de celebrar elecciones legislativas y presidenciales. Las primeras debían convocarse este otoño boreal y las segundas, en marzo de 2024. La Constitución prohíbe la celebración de elecciones mientras está en vigor la ley marcial, pero tanto el equipo de Zelensky como él mismo indicaron que era posible una reforma legal que diera margen a la celebración de los comicios.
Desde Estados Unidos hubo presión por parte de los dos principales partidos para que sí se celebraran las votaciones, pero una mayoría de ucranianos se muestra contrario por las dificultades para ser organizadas con garantías de seguridad y con oportunidades para la oposición.
En principio, el beneficiado de unas elecciones sería Zelensky, que todavía cuenta con un elevado respaldo, sobre todo sin un debate público y una oposición que hasta ahora había evitado romper la unidad durante guerra. Pero el propio presidente admitió en noviembre que veía muy improbable la convocatoria electoral por las dificultades de organización que representa mientras Rusia ocupa parte del territorio y ataca en todo el país. Su esposa, Olena Zelenska, afirmó en The Economist que no quiere ver a su marido presentarse a unas nuevas elecciones porque quiere que recuperen la normalidad familiar.
Cristian Segura
El País, SL
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