La capitana alemana de un barco con refugiados que se animó a desafiar a Salvini
ROMA.- #CarolaRackete fue ayer tendencia en Twitter. Alemana de 31 años, Carola es la capitana del SeaWatch, barco de una ONG que rescata del mar a migrantes, y desafió nada menos que a Matteo Salvini, ministro del Interior y hombre fuerte del gobierno populista de Italia .
Ci sono capitani vergognosi e capitani coraggiosi,una salva vite umane,un altro le abbandona in acqua.#FATELISCENDERE#SeaWatch3#CarolaRacKetepic.twitter.com/MYNMPZRHBW&— Giovanna Mazzeo (@GioMazzeo70) 26 de junio de 2019
Después de más de dos semanas navegando por aguas internacionales con 42 desesperados que había "pescado" frente a las costas de Libia, a la espera de la autorización para atracar en algún puerto, Carola dijo "basta". Pese a ser consciente de que, debido a un nuevo decreto de Salvini, le secuestrarán su barco, será acusada de favorecer la inmigración clandestina y deberá pagar una multa por violar la prohibición de entrar en aguas italianas. Ignoró una intimación a detenerse de un barco de la policía y llegó frente al puerto de la isla siciliana de Lampedusa, donde esperaba hacer bajar a sus pasajeros.
"Decidí entrar en el puerto de Lampedusa. Sé los riesgos que corro, pero los 42 náufragos que llevo a bordo están extenuados. Los llevo a salvo", anunció en un tuit Carola, que se convirtió en un símbolo de la humanidad y solidaridad que no sólo Italia parece haber perdido, sino también el resto del Viejo Continente.
"En 14 días no fue posible ninguna solución política o jurídica, Europa nos ha abandonado", acusó Carola, que recurrió a la Corte Europea de los Derechos del Hombre, en vano, e intentó, también en vano, que otros países, como Malta e incluso Holanda -cuya bandera tiene el Sea Watch-, le abrieran un puerto.
Carola, que desde 2016 trabaja a bordo del Sea-Watch, una ONG alemana, habla cinco idiomas. Con estudios universitarios en Gran Bretaña, estuvo a bordo de naves oceanográficas en el Polo Norte. De familia burguesa, inspirada por ideales humanitarios y enemiga de los soberanistas, fue una experiencia en Greenpeace que le cambió la vida.
"Siento la obligación moral de ayudar a quienes no tienen mis mismas oportunidades", dijo en una entrevista con el diario La Repubblica.
"Las personas que están a bordo nos preguntan hasta qué punto tienen que sentirse mal para poder desembarcar, algunos empiezan a amenazar con tirarse al mar", advirtió en los últimos días Carola, al reflejar la desesperación que se estaba viviendo en el Sea-Watch.
Once de los 53 migrantes socorridos el 12 de junio pasado por la nave habían sido evacuados por problemas de salud. Los otros, 42, quedaron en la cubierta del barco, a la espera de una solución que nunca llegó. La paradoja es que, más allá del cierre absoluto de puertos de Salvini a las ONG, en los últimos días llegaron a Italia –entre Sicilia, Puglia y Calabria-, unos 234 migrantes (a bordo de diversas y pequeñas embarcaciones).
En los últimos días de pulseada con Carola, Salvini, también viceprimer ministro y líder de la derechista y xenófoba Liga, repitió que una nave de bandera holandesa como el Sea-Watch, manejado por una ONG alemana, debía mandar a mitad de los migrantes a Amsterdam y la otra mitad, a Berlín.
Ayer, el también llamado "capitán" reaccionó al desafío de Carola al definirla como una "sbruffoncella" (fanfarrona) que "no respeta las reglas y que hace política sobre la piel de los inmigrantes". Furioso, Salvini reitreó que si los migrantes desembarcaban, secuestraría la nave. También amenazó con no identificar a los migrantes, "así serán libres de dar vueltas por Europa, si sigue adelante el desinterés de la Unión Europea (UE)", que en este caso volvió a brillar por su falta de definición para resolver el tema.
El escándalo del Sea-Watch generó gran revuelo político en Italia. Luigi Di Maio, socio de Salvini en el gobierno populista, viceprimer ministro y líder del Movimiento Cinco Estrellas, también atacó a la UE: "Debe despertarse y revisar los acuerdos de Dublín", que indican que el país de llegada del migrante es el que debe darle asilo, indicó.
Mientras que Giorgia Meloni, líder del partido de derecha Hermanos de Italia, directamente propuso hundir a la nave al centro de la polémica, Nicola Zingaretti, líder del Partido Democrático, de centroizquierda y en la oposición, pidió en una carta al primer ministro Giuseppe Conte una reunión urgente. Y definió el dramático caso "un obsceno teatrito indigno para un país civilizado".
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