La caída de Al-Assad deja una herida profunda en Irán y su “eje de la resistencia” en Medio Oriente
El derrocamiento del régimen de Bashar al-Assad y la debilitación de Hezbollah y Hamas marcan un revés estratégico para Irán en su lucha contra Israel y Estados Unidos; sin embargo, los expertos advierten que la potencia regional aún no está derrotada
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PARÍS.- Durante los últimos 40 años, Irán invirtió miles de millones de dólares, armas sofisticadas, y la capacidad de sus más brillantes mentes militares en pos de un gran proyecto: contrarrestar el poderío de Estados Unidos e Israel en Medio Oriente a través de lo que llamó “el eje de la resistencia”.
Gracias a esa alianza de milicias y gobiernos afines de cinco países de Medio Oriente, Irán pudo proyectar su poder tan hacia el oeste como el Mediterráneo y tan al sur como el mar Arábigo.
Sin embargo, en un abrir y cerrar de ojos, esa alianza que llevó décadas construir quedó básicamente desbaratada. En menos de dos semanas, y con poca resistencia de las fuerzas militares del gobierno, los grupos rebeldes sirios derrocaron al dictador Bashar Al-Assad.
Después de más de un año de guerra con Israel, las milicias libanesas de Hezbollah y la facción palestina Hamas en la Franja de Gaza están debilitadas. Todavía están intactas las milicias iraquíes asociadas a Irán y los combatientes hutíes de Yemen, pero son geográficamente más periféricos al conflicto con Israel. En conclusión, si quisiera reconstruir su alianza regional, Irán probablemente tardaría años en recuperar su antigua fortaleza.
“La consecuencia regional más significativa de esa sumatoria de derrotas de milicias afines es la pérdida estratégica que implica para Irán”, dijo Robert Ford, exembajador norteamericano en Siria e investigador del Instituto para Medio Oriente, un centro de estudios con sede en Washington.
Y la Siria de Al-Assad era fundamental para esa alianza, porque era el corredor terrestre para que Irán enviara armas y material bélico a Hezbollah en el Líbano. Israel trató de cortarlo, y defenderlo era igualmente importante para Irán. Ahora, con el derrocamiento de Al-Assad, la incógnita sobre el futuro gobierno de Siria, y la continua amenaza de Israel de bombardear cualquier traslado de armas en dirección al Líbano, parece improbable que Irán pueda retener esta estratégica ruta.
“Si el régimen de Al-Assad es reemplazado por algún otro gobierno que adopte una actitud poco cooperativa hacia el Hezbollah libanés, Irán sufrirá una importante derrota estratégica, porque su puente terrestre con el Líbano está cortado y es un gran golpe para cualquier esperanza que pueda haber tenido de reconstruir lenta y pacientemente a Hezbollah”, dijo Ford el sábado, poco antes de que Damasco, la capital siria, cayera en manos de los rebeldes.
Irán ayudó a Al-Assad durante muchos años, brindándole apoyo militar para contener a los opositores durante una guerra civil que duró 13 años. Pero los asesores y comandantes de la poderosa Guardia Revolucionaria de Irán, muchos de los cuales también habían trabajado estrechamente con Hezbollah, el viernes comenzaron a abandonar Siria.
Según los analistas, Irán advirtió que ya no tenía una solución militar para la situación de Al-Assad, sobre todo cuando se hizo evidente que las propias fuerzas del régimen se mostraban reacias a combatir en su nombre.
Para lanzar su ofensiva, los rebeldes sirios eligieron un momento oportuno, ahora que los aliados de Al-Assad –Irán, Rusia y Hezbollah en el Líbano– estaban mermados u ocupados con otros conflictos. La embestida de los rebeldes arrancó el 27 de noviembre, pocos días después de que el alto el fuego entre Israel y Hezbollah obligara a las fuerzas de la milicia libanesa a retirarse de la frontera del Líbano con Israel.
En algunos rincones del Líbano tenían la expectativa de que Irán ayudaría con más contundencia a Hezbollah en su guerra con Israel.
Durante los intercambios de ataques entre Israel y Hezbollah que se produjeron en abril y luego en octubre, Israel derribó la mayoría de los misiles iraníes con la ayuda de Estados Unidos. Los pocos misiles que alcanzaron Israel causaron pocos daños, pero con sus propios ataques Israel logró penetrar las defensas aéreas iraníes sin demasiada resistencia.
Todo eso dejó demostrado que la capacidad de Irán para defenderse a sí mismo y a sus aliados era limitada, haciendo añicos cualquier imagen de invencibilidad que pudieran tener sus partidarios.
Ahora Irán parece estar adoptando un tono algo más conciliador, al menos respecto de Siria. El domingo, el Ministerio de Relaciones Exteriores de Irán dijo que el futuro de Siria era “responsabilidad exclusiva” de los sirios y pidió un diálogo a nivel nacional para formar “un gobierno inclusivo”, según informó Tasnim, una agencia de noticias semioficial vinculada con la Guardia Revolucionaria de Irán.
También la semana pasada, sin embargo, los observadores internacionales de la agencia de energía atómica de la ONU dijeron que Irán había acelerado drásticamente su enriquecimiento de uranio, hasta llevarlo muy cerca del nivel necesario para ser utilizado en un arma nuclear.
Siria se había convertido en el más estrecho aliado de Irán en Medio Oriente. Al-Assad llegó a depender de los comandantes y unidades iraníes bajo el control de la Guardia Revolucionaria, y de los combatientes de Hezbollah, con cuya ayuda pudo sobrevivir a más de una década de guerra civil.
Pero en los últimos años, mientras el conflicto en Siria parecía congelado, las fuerzas de la oposición fueron preparándose sigilosamente para desafiar nuevamente al régimen. Y cuando el ataque llegó, el régimen de Al-Assad resultó ser un tigre de papel.
Israel contribuyó a ese deterioro con los al menos 40 ataques aéreos que lanzó dentro de Siria desde octubre de 2023 y que diezmaron los altos mandos de Hezbollah y de la Guardia iraní que operaban en territorio sirio.
Además de las fuerzas iraníes y de Hezbollah, el gobierno de Al-Assad también había dependido del apoyo ruso, básicamente de su fuerza aérea, pero Moscú tuvo que trasladar gran parte de sus activos aéreos para su guerra en Ucrania. Y el propio ejército regular sirio mostraba poca voluntad de seguir luchando.
A pesar de esta acumulación de pérdidas, durante muchos años el “eje de la resistencia” cumplió su propósito para Irán, señala Hassan Ahmadian, profesor de ciencias políticas de la Universidad de Teherán, y agrega que los iraníes nunca los consideraron una defensa inexpugnable, sino más bien un elemento disuasorio frente a Israel. Según Ahmadian, Irán siempre supo que estaba en una lucha asimétrica con Israel, que cuenta con su propio arsenal nuclear, con las sofisticadas armas que le proporciona Estados Unidos, y con el firme respaldo político norteamericano. “Los iraníes no tienen ni lo uno ni lo otro, pero su estrategia era compensar esas capacidades –armas nucleares y respaldo norteamericano– con una alianza de grupos armados y gobiernos con ideas afines”, explica Ahmadian.
Aunque la convicción generalizada es que Israel tiene armas nucleares, el país nunca lo ha confirmado oficialmente.
Los analistas más experimentados, sin embargo, dicen que a Irán nunca hay que darlo por muerto.
“No hay dudas de que Hezbollah está debilitado y de que Irán claramente quedó como la potencia más débil en su enfrentamiento directo con Israel”, apunta Ryan Crocker, exembajador norteamericano en el Líbano, Siria e Irak. “Pero ya sabemos cómo son estas cosas: un éxito táctico y operativo no necesariamente se traduce en una victoria estratégica”.
Hezbollah, advierte Crocker, no ha sido completamente derrotado, y tampoco es probable que Irán se repliegue aún hacia dentro de sus propias fronteras.
“No creo que ni Irán ni Hezbollah se consideren derrotados”, afirma el exembajador Crocker. “Y si hay algo que Irán ha demostrado es que tiene capacidad para jugar partidos largos”.
Por Alissa Rubin
Traducción de Jaime Arrambide
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