La caída: Benetton, un ícono de Italia bajo la lupa por la tragedia del puente de Génova
El colapso del año pasado que dejó 43 muertos expuso los descontrolados negocios de obra pública de la poderosa empresa conocida en todo el mundo por su colorida línea de ropa informal
GÉNOVA.- Mucho antes del derrumbe del Puente Morandi de la ciudad de Génova que el año pasado les costó la vida a 43 personas, el profesor de economía Marco Ponti ya había apuntado contra la empresa privada a cargo de la estructura del puente y había manifestado dos grandes preocupaciones al respecto.
La primera era el dinero. Ponti aseguraba que la empresa Autostrade per l'Italia, concesionaria del puente y de más de la mitad de los 6500 kilómetros de rutas con peajes del país, estaba obteniendo ganancias "anormales".
Su otra preocupación era el desequilibrio de poder entre la empresa Autostrade y el gobierno italiano. Ponti, que por entonces integraba un panel de expertos que asesoraba al gobierno italiano, decía que los ministerios hacían poco y nada para controlar la empresa.
En una entrevista de 2003, Ponti incluso dijo que a los contribuyentes italianos los estaban "esquilmando como rebaño de ovejas".
La metáfora no era inocente: Autostrade era controlada por los Benetton, la familia italiana famosa por sus suéteres de lana y su emporio de vestimenta a nivel mundial. Pero si Ponti tenía la esperanza de avergonzarlos, no lo logró: dice que lo obligaron a renunciar al panel de expertos y que los Benetton lo amenazaron con una demanda multimillonaria si no se retractaba.
La tragedia del puente de Génova es ahora objeto de una investigación penal que tiene bajo la lupa a 21 personas, incluidos nueve empleados de Autostrade y tres funcionarios del Ministerio de Infraestructura y Transporte. Las autoridades están revisando años de intercambios de emails y documentos, además del contenido de varias decenas de celulares, para determinar quién tuvo la culpa.
Pero más allá de una posible negligencia, el caso dejó expuestas las que según las voces críticas son profundas fallas sistémicas en lo que fue el proceso de privatización de las rutas italianas. Autostrade embolsó fuertes ganancias y acumuló tanto poder que el Estado italiano terminó siendo mayormente un regulador pasivo.
Si bien no se encontraron evidencias de que los resultados de las inspecciones hayan sido manipulados, en los hechos la empresa se controlaba a sí misma, porque la empresa madre de Autostrade también era propietaria de la empresa inspectora responsable de los controles de seguridad en el Puente Morandi.
"El gobierno estaba feliz de que el sistema explotara a los conductores y así compartir el botín de los peajes", dijo Ponti en una reciente entrevista. "Y como se trata de un contrato de concesión muy largo, nadie le presta atención, salvo los burócratas del gobierno y ese suprapoder que se llama Autostrade", agregó el experto. "Se hicieron amigos inseparables".
Contratos
No quedan dudas de que el contrato de Autostrade es extraordinariamente favorable, y rentable, para los Benetton. La concesión vence en 2038 y permite que Autostrade aumente los peajes todos los años. Según los expertos, el acuerdo de inspección es inusual, ya que otros países exigen mayores inspecciones y controles sobre los puentes y rutas privatizadas.
Los directivos de Autostrade se negaron a dar detalles sobre las causas del derrumbe, pero dicen que la empresa no escatima fondos en seguridad. La firma informó que en los últimos tres años y medio invirtió más de 10 millones de dólares en el mantenimiento y reparación del Puente Morandi. Según la empresa, durante esos años hubo cuadrillas trabajando en el puente todas las semanas.
En cuanto a las ganancias, un vocero de la empresa dijo que Autostrade siempre acató los precios máximos y que ningún año aumentó los peajes más del 1%. Los miembros de la familia Benetton, ninguno de los cuales es investigado, no quisieron hacer comentarios para esta nota.
El colapso del Puente Morandi se convirtió en una explosiva cuestión política en Italia y en un caballito de batalla para el Movimiento 5 Estrellas, uno de los dos partidos populistas que armaron una coalición de gobierno pocos meses antes del derrumbe. Hace tiempo que el Movimiento 5 Estrellas denuncia que la ola de privatizaciones de Italia, en su mayoría durante la década de 1990, fue un acuerdo corrupto entre los políticos y sus amigos.
Desde esa perspectiva, la vida y muerte del Puente Morandi es una parábola del actual caos político y económico en Italia, y de cómo se llegó a esta situación.
El puente fue construido durante el boom de la última posguerra, como un símbolo de las proezas de la ingeniería italiana y de su estética. Fue privatizado cuando Italia intentaba pagar su deuda externa y acumular fondos para ser aceptada en la eurozona. Finalmente, el puente colapsó en medio del estancamiento de la economía italiana y cuando el proceso de privatizaciones de los años 90 es blanco de la bronca popular.
Ahora, los Benetton están viviendo su primer encuentro cercano con la furia popular. Durante años, la familia coqueteó con la polémica a través de una serie de avisos publicitarios provocativos y socialmente progresistas para su línea de ropa, en uno de los cuales aparecía el presidente Barack Obama dándole un beso a su contraparte chino bajo la leyenda "No al odio".
Lejos de dañar la imagen de los Benetton, esa campaña los posicionó como hábiles manipuladores de los medios masivos. Pero cuando el Puente Morandi se derrumbó, esa dinámica se dio vuelta. Tres días después de la tragedia, el diario antisistema Il Fatto Quotidiano publicó fotos de los Benetton en su tapa, con un titular que decía: "Nosotros pagamos, los puentes colapsan y ellos ganan".
Reacciones
Autostrade es a tal punto sinónimo de los Benetton que cuando el puente colapsó, los italianos esperaron su reacción a la tragedia. Hubo dos días de silencio hasta que dieron a conocer un comunicado expresando su pesar por las víctimas.
En la última entrevista que dio antes de morir, Gilberto Benetton, de 77 años, explicó que el silencio había sido un gesto de respeto. Pero el mutismo enardeció a los italianos y marcó un contraste con la reputación inicial de la marca.
Desde fines de los noventa, la familia era vista como el nuevo rostro de la energía emprendedora del país. En la actualidad hay unos 5000 locales de Benetton en todo el mundo y su nombre se convirtió en una marca global.
Fue en esos años cuando la empresa también decidió diversificar sus negocios, y el monopolio natural que ofrecían los peajes de las rutas era ideal.
Si bien todavía está vinculado en la imaginación popular con la ropa informal, solo el 5% de la cartera de negocios de 14.000 millones de dólares de la empresa proviene en estos días del sector textil. El 50% sale de la infraestructura.
Traducción de Jaime Arrambide
David Segal y Gaia Pianigiani