CHINCHINIM, India.- Siete hombres jóvenes corrían por los senderos, apresurándose detrás de casas y saltando muros bajos. Cada uno llevaba una red de mango largo.
Desde los patios, los pasillos y las calles, había un barullo de indignación canina que denunciaba a ladridos la invasión del vecindario. Algunos perros se ocultaban; otros pasaban de esconderse a ladrar con fuerza. Los más temerosos se habían ido mucho antes de que los cazadores se acercaran.
Sin embargo, ser atrapados podría ser lo mejor que jamás les haya pasado. Los cazadores de perros en realidad portaban una camiseta con el logotipo de una pata, pues trabajan para Mission Rabies (Misión Rabia) y lo que llevan consigo es la vacuna contra la rabia canina. En cuanto les aplican la inyección, los perros pueden estar protegidos de la infección por lo menos durante un año.
Goa, el estado más pequeño de laIndia y originalmente colonizado por los portugueses, es un destino turístico popular ubicado entre el mar Arábigo y la cordillera de las Ghats. Aunque se diferencia del resto de India por el peso que tiene el catolicismo en la zona, con el país comparte la abundancia de perros callejeros. En los centros de las ciudades, en vecindarios de clase media con patios cercados y alrededor de chozas de palma donde las mujeres cocinan sobre hogueras, los perros -blancos y negros, de color marrón polvoso, tanto amigables como furtivos- están por todas partes.
También la rabia está por todas partes. Alrededor de 59.000 personas al año mueren de rabia en el mundo, la mayoría en África y Asia; el 99 por ciento de ellas fallecen debido a la mordida de un perro rabioso. Cerca del 40 por ciento de las víctimas son chicos, de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), que ha anunciado una campaña para reducir a cero las muertes de personas debido a la rabia transmitida por perros para 2030. La OMS calcula que el número de muertes en India por rabia canina es de aproximadamente 20.000 al año.
Mission Rabies, que es parte de la organización sin fines de lucro Worldwide Veterinary Service (Servicio Global de Veterinaria), ha elegido a Goa como el sitio para demostrar la viabilidad de un programa contra la propagación de la rabia canina. Con gastos de alrededor de 300.000 dólares anuales, el equipo ha vacunado a cien mil perros cada año desde 2017. Y las muertes a causa de la rabia en Goa se redujeron a cero el año pasado, en contraste con las 15 que hubo en 2014, cuando comenzó la campaña. Hasta ahora no ha habido ninguna en 2019.
El programa se ha ganado el apoyo total del gobierno estatal, que ahora contribuye con unos 70.000 dólares al año. Ryan Wallace, un veterinario que dirige la unidad de epidemiología de la rabia en el Centro para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC) y quien ha colaborado con Mission Rabies en Haití, dijo sobre la iniciativa en Goa: "Es uno de los programas más exitosos en países de ingresos medios o bajos que haya visto en una década".
Parte de la eficacia se debe a aquellos hombres en camisetas amarillas que corren tras los perros en las calles. Lograr la erradicación global es el objetivo de las organizaciones antirrábicas, pero la mayoría lo considera una aspiración más que una meta probable. No es porque la ciencia sea difícil ni porque los métodos prácticos no se hayan puesto a prueba.
Pero, como todos los problemas de salud pública, el control de la rabia depende de la acción gubernamental continua y generalizada. Para erradicar la rabia canina entre los perros, y reducir a cero las muertes humanas por ese virus, se requiere de un compromiso a largo plazo. La enfermedad es endémica en 120 países; para que se logre llegar al punto de cero muertes humanas por la rabia canina, todas esas naciones necesitarían encontrar el dinero para actuar de manera eficaz en este mismo momento.
Hasta en la India, la rabia "en realidad no es un asunto prioritario del gobierno, desafortunadamente", dijo la parlamentaria Maneka Gandhi, quien también es exministra de Gobierno y activista del bienestar animal.
Mission Rabies espera que Goa sea el ejemplo por lo menos para la India… y si no para la India, entonces para otros países. Y es que Mission Rabies ha publicado datos que muestran que es notablemente eficaz, a un costo razonable, y también ofrece lecciones sobre lo que debe hacerse para montar campañas antirrábicas eficaces: vacunar a los perros.
La enfermedad más letal
Caso por caso, la rabia es la enfermedad conocida de mayor letalidad. El virus entra al cuerpo al momento en que se recibe la mordida. Después comienza a viajar por los nervios hacia el cerebro. En cuanto llega al tronco encefálico de los humanos -generalmente después de casi dos semanas, pero quizá un mes más tarde-, comienza a causar salivación excesiva, convulsiones, impedimento del movimiento, sensibilidad a la luz y al ruido y, a veces, provoca que la persona evite el agua.
En cuanto los síntomas aparecen, es casi 100 por ciento fatal. Pero puede prevenirse, aun cuando una persona esté infectada con el virus. Una serie de inyecciones, aplicadas antes de que aparezcan los síntomas, puede detener el avance del virus.
Se sabe de alrededor de quince pacientes que han sobrevivido a la enfermedad una vez que los síntomas han aparecido, de acuerdo con la OMS, pero todos excepto uno había recibido por lo menos una dosis de la vacuna antes. Además, muchos de ellos quedaron con daño neurológico permanente.
Por si la letalidad del virus no fuera lo suficientemente aterradora, la rabia es propagada por el amigo animal más antiguo de la humanidad. Durante 15.000 años o más hemos vivido con perros; los hemos amado, los hemos sepultado a nuestro lado y les hemos escrito poemas y canciones. Durante por lo menos 4000 de esos años, y quizá mucho más, algunos de los canes nos han mostrado afecto solo para ser quienes nos infectan al día siguiente.
Control y erradicación
El consenso entre los expertos en rabia es que si el nivel de vacunas en la población de perros puede mantenerse en un 70 por ciento durante un periodo de siete años, la variante del virus de la rabia que prospera en las poblaciones de perros desaparecerá.
La vacunación eficaz depende no solo de herramientas técnicas, sino también de un entendimiento de la relación entre perros y humanos. ¿Quién tiene o cuida perros en cualquier comunidad dada? Además, ¿cuánto control tienen los humanos sobre la población canina?
En los países donde los perros se han convertido en mascotas atadas a una correa se ha eliminado la rabia canina. En esos países, como Estados Unidos y buena parte de Europa occidental, hay solo de una a tres muertes al año por rabia, provocadas por contactos extraordinarios con murciélagos, mordidas de perros de otro país o mordidas de distintos animales, como los mapaches. En la mayoría del continente americano, los gobiernos nacionales dedican fondos y tienen voluntad política para hacer campañas anuales de vacunación para la mayoría de los perros. Así que incluso en los países donde la enfermedad no se ha eliminado, las muertes por esta enfermedad no son comunes.
También en África, donde decenas de miles de personas mueren de rabia cada año, la mayoría de los perros, aunque anden libremente, son propiedad de familias y las campañas de vacunas suelen concentrarse en los dueños para que los lleven a centros de vacunación.
En la India es distinto. Los perros callejeros y la gente en la India a menudo tienen una suerte de acuerdo tácito. Los perros no son salvajes, pero tampoco son de nadie. Los perros que vagan libremente a menudo son mantenidos por la comunidad, pero nadie decide cuándo ni dónde viven, ni cómo comen o se reproducen.
Las campañas antirrábicas en otros países a menudo implican hacer que los dueños lleven a los perros a puntos de vacunación centrales, pero eso plantea problemas en India, debido a que los perros no tienen dueño. La respuesta, de acuerdo con Mission Rabies, es enviar equipos para encontrar perros callejeros y vacunarlos; utilizan varias técnicas y para alrededor del 40 por ciento de los canes se requieren de redes de captura.
El programa de Mission Rabies tiene tres elementos: vacunación, educación y recopilación de datos.
Al centro está el uso de una aplicación móvil que permite a los equipos de vacunación rastrear el progreso en un vecindario por medio de GPS en un mapa, a medida que se mueven de una calle a otra. Los líderes de las brigadas pueden ver fácilmente el progreso de cada día. Además, los datos acumulados ayudan a establecer el plan del siguiente día y proporcionar información para su análisis. El CDC, que asesora al gobierno haitiano en un programa similar, ha usado la aplicación en esa isla y logró así un aumento en los perros vacunados de un 40 a un 76 por ciento.
Mission Rabies calcula que el costo de las vacunas por perro, incluyendo salarios y otros gastos, es de 2,50 dólares. Eso es mucho menor que el costo de tratar a los humanos; la vacuna es más costosa y también conlleva posibles estancias en el hospital. Según ese cálculo, todos los perros en India en teoría podrían ser vacunados por menos de 90 millones de dólares. En la actualidad, India gasta 490 millones de dólares al año en tratamientos posteriores a las mordidas, de acuerdo con Andy Gibson, veterinario inglés que supervisa el proyecto de Goa para Mission Rabies.
La aplicación de los métodos del proyecto de Goa a una mayor escala requeriría de por lo menos una pieza técnica faltante: una vacuna oral. A partir de 1990, cuando la rabia era un problema generalizado, Europa occidental erradicó la rabia en los zorros al arrojar carnada con la vacuna oral; se trató de un esfuerzo que duró más de veinte años.
La vacuna oral también se ha probado con éxito en perros en Haití y otros países. Gibson ya ha hecho pruebas para mostrar cómo la vacuna oral puede reducir el número de personas requeridas para vacunar a los perros difíciles: muchos canes que ahora son atrapados en las redes podrían acercarse a carnadas que les arrojen con la mano.
¿El fin de los perros callejeros?
Expertos internacionales insisten en que la vacunación masiva es la única manera de detener la rabia y que el trabajo de Mission Rabies en Goa ha sido exitoso, pero la respuesta a este tipo de iniciativas en la India es mixta.
"No será posible hacerlo de manera disciplinada y eficaz en India, porque eso cuesta demasiado y se necesita un ejército con cámaras, recopilación de datos, registros en computadoras, etcétera", dijo Maneka Gandhi, la parlamentaria, en un correo electrónico.
Además, dijo que los perros que son vacunados, pero no esterilizados,"tendrán doce cachorros el año siguiente y después el proceso comienza de nuevo".
La organización matriz de Mission Rabies también incluye programas para la capacitación de veterinarios y la esterilización de perros.
Sin embargo, el enfoque de la esterilización con la vacunación plantea desafíos en India debido justamente a la situación en torno a los perros callejeros.
Las mejoras socioeconómicas de las personas en Norteamérica y Europa occidental han significado que los perros adquieren un estatus distinto: pasan de las calles a los patios de las casas y hasta a dormir en camas junto a los humanos. Eso hace que el control de la rabia mediante la vacunación sea mucho más fácil.
En la India, una gran reducción de las poblaciones de perros callejeros marcaría un cambio cultural significativo. Según Rahul Sehgal, director de la región de India-Asia para la Humane Society International, ese cambio ya está comenzando. Dijo que, a medida que India se vuelve más urbana y aumentan los niveles de calidad de vida, "de pronto la gente se vuelve intolerante respecto a los perros".
Esas personas viajan a otros países donde "no ven perros en la calle" y, con el tiempo, se podría decidir que sea mejor que los perros callejeros desaparezcan de las ciudades. "Habrá apartamentos; habrá centros comerciales; habrá comunidades privadas que no tolerarán la supervivencia de estos perros", dijo Sehgal.
Por ahora, a pesar del ruido o de la posibilidad de ser mordidos, muchos indios están contentos de que haya perros merodeando por doquier. En una reunión vecinal a la que acudí, organizada por la Humane Society International, algunos de los que acudieron se quejaron de que los perros se roban zapatos, pero ante la pregunta de si preferirían que ya no hubiera ninguno de los canes, la reacción fue de rechazo. No, no querían que se llevaran a los perros. Aunque sí recalcaron: si hubiera cómo lograr que ladren menos, se agradecería.
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