La “bóveda del fin del mundo” volvió a abrir sus puertas
El búnker subterráneo que almacena todas las semillas del mundo permanece cerrado buena parte del año
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El Banco Mundial de Semillas, conocido como “la bóveda del fin del mundo”, recibió este lunes, 22.000 nuevas muestras, provenientes de distintos países, según informó el gobierno noruego.
La bóveda de las semillas, ubicada en la isla de Spitsbergen, en el archipiélago noruego de Svalbard, está cerca de Longyearbyen, la última ciudad al norte del globo terráqueo y uno de los lugares más inhóspitos, donde las temperaturas en verano no superan los cinco grados. Solo abre sus puertas pocas veces al año para reducir al mínimo la exposición de sus bancos de semillas al mundo exterior y está previsto que, durante 2022, vuelva a recibir material a principios de junio y a finales de octubre.
El espacio, que tiene como fin conservar la biodiversidad agrícola del planeta, es administrado por la organización internacional Crop Trust, junto con el Centro Nórdico de Recursos Genéticos y el Gobierno de Noruega. Los científicos almacenan allí semillas congeladas de los cultivos más importantes del mundo con el objetivo de proteger este material genético de posibles desastres naturales, guerras y otras catástrofes. Además, las colecciones sirven a los agricultores y científicos para mejorar genéticamente las plantas y desarrollar nuevas variedades de cultivos. Actualmente, el número total de las reservas es de aproximadamente 1.125.000 semillas, con casi 5500 especies y 89 bancos de genes, según datos oficiales de la organización.
El ADN del planeta está registrado en esa bóveda. El mayor número de semillas almacenadas son variedades de cultivos de arroz, trigo y cebada. Las cifras de la diversidad son apabullantes: más de 150.000 muestras diferentes de trigo y arroz, y cerca de 80.000 de cebada. Unas 50.000 variedades de sorgo, 40.000 especies de frijol Phaseolus, cerca de 35.000 de maíz y alrededor de 25.000 de soja, entre tantas otras. En Svalbard, no se guardan semillas creadas de forma artificial, como las que patentan y venden las grandes compañías.
Según detallaron las autoridades noruegas, en esta oportunidad, los bancos de genes de Sudán, Uganda, Nueva Zelanda, Australia, Alemania y el Líbano colocaron en la bóveda varios tipos de semillas, entre ellas mijo, sorgo y trigo, para renovar sus propias colecciones. Mientras que el Centro Internacional de Investigación Agrícola en Zonas Áridas colocará en el banco unas 8000 nuevas. Puntualmente, estas semillas fueron destruidas durante la guerra civil en Siria, por lo que el centro las retiró de la bóveda y las volvió a reconstruir.
“Funciona como un seguro para el suministro actual y futuro de alimentos y para la seguridad alimentaria local”, declaró la ministra de Desarrollo Internacional de Noruega, Anne Beathe Tvinnereim, citada por Reuters.
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