La Argentina retiró su embajador
Cristina Kirchner desconoció así al gobierno de Franco; el Mercosur estudia si Paraguay estará en la cumbre
El gobierno de Cristina Kirchner dispuso ayer el "inmediato retiro del embajador" argentino en Paraguay, Rafael Romá, como muestra de condena a la "ruptura del orden democrático" en ese país, en rechazo de la destitución del ex presidente Fernando Lugo y en una clara señal de que no reconocerá al nuevo gobierno de Federico Franco.
En forma simultánea, todos los países del Mercosur analizan qué actitud tomar con Paraguay en la próxima cumbre del bloque regional, que se hará en Mendoza el jueves y viernes próximos.
Esas tratativas tienen una complejidad adicional que reside en que Paraguay debía recibir de la Argentina, en Mendoza, la presidencia pro témpore del Mercosur. "Cambió el eje de la cumbre", decían ayer a LA NACION en el gobierno argentino.
"Queda la representación diplomática a cargo de un encargado de negocios, hasta tanto se restablezca el orden democrático en ese país", consignó anoche un comunicado oficial de la Cancillería, que conduce Héctor Timerman. La decisión fue tomada por Cristina Kirchner desde Olivos y por la mañana.
Originalmente, la cumbre de Mendoza se iba a centrar en temas comerciales y económicos, con la crisis europea como telón de fondo. Pero la destitución de Lugo les cambió el sentido a las discusiones del Mercosur. La Argentina, Brasil y Uruguay comenzaron a estudiar en detalle el Tratado de Asunción, con los consejeros jurídicos de sus cancillerías, para comenzar a definir desde mañana una interpretación sobre si corresponde que participe o no en la cumbre de Mendoza el gobierno de Franco.
Además, se definirá entre esos tres países, que son miembros plenos -y se consultará a los asociados Bolivia y Chile-, si corresponde alguna sanción, suspensión o retiro de Paraguay del Mercosur.
Se estudia, en ese sentido, si la sanción le cabe al Estado o al gobierno cuestionado, y cuáles son los efectos y las implicancias. En la Cancillería comentaron que no es un proceso sencillo que pueda resolverse en 24 horas. Y que seguramente tendrá pasos formales que cumplir.
En un comunicado, la Cancillería informó anoche que frente a "la destitución del presidente Fernando Lugo y la ruptura del orden democrático, el gobierno argentino ha dispuesto el inmediato retiro de su embajador en Asunción" hasta "que se restablezca el orden democrático".
Hasta ayer en el Gobierno nadie sabía si sería invitado Lugo a la cumbre del Mercosur como gesto de apoyo del bloque regional. Tampoco sabían si asistiría un representante del gobierno de Franco. Lo cierto es que Franco instruyó anteayer a su canciller, José Félix Fernández Estigarribia, a que explicara ante los países del bloque la nueva situación paraguaya.
"Por ahora la incertidumbre es total. Todos los consejeros jurídicos de las cancillerías estudian el Tratado de Asunción para establecer cómo se aplica la cláusula democrática. Es una situación que nunca se dio y se debe interpretar", confió a LA NACION un allegado a Timerman. Esa cláusula ordena excluir a países que violen la democracia. Pero cualquier decisión debe ser acordada por la Argentina, Brasil y Uruguay.
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