La apuesta de Jair Bolsonaro, que tiene un ojo puesto en el procesamiento y el otro en las elecciones de 2026
El expresidente fue formalmente acusado junto a su círculo cercano acusado por una trama golpista; con su inhabilitación confirmada y múltiples causas en su contra, apuesta a una posible amnistía el año próximo
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RÍO DE JANEIRO.- Resulta bastante sintomático que desde hace semanas las nociones de revisión judicial, amnistía, perdón, indulto o gracia sean las más utilizadas por los abogados defensores de los acusados de orquestar la trama golpista del gobierno de Jair Bolsonaro. Y eso desde mucho antes de la sesión del martes, donde ya quedaba claro que la intención de la Sala Primera del Supremo Tribunal Federal (STF) era aceptar por unanimidad el procesamiento del expresidente y sus compañeros, como finalmente ocurrió este miércoles.
Conocedores del destino de las causas del Lava Jato y el mensalão, los representantes de algunos de los más renombrados estudios jurídicos de Brasil conocen los vericuetos legales, judiciales y políticos —de los que la historia está llena de ejemplos— que les permiten apostar a que sus clientes probablemente serán condenados y encarcelados, pero que no cumplirán íntegramente sus penas, ya que la marea puede cambiar.
La tendencia del “núcleo duro” de tribunal a aceptar íntegramente y sin reparos la denuncia de Paulo Gonet quedó clara desde el primer día de audiencia. Ni siquiera las sutiles discrepancias planteadas por el juez Luiz Fux sugerían que fuese a perdonar a ninguno de los ocho miembros de esta primera tanda de acusados.
La presencia de Bolsonaro en el plenario del STF fue pensada para generar revuelo en las redes sociales e intentar sembrar cierto desconcierto entre los jueces del tribunal, pero también demuestra que el expresidente es consciente de que desde el punto de vista judicial no tiene escapatoria, y que harán falta muchas etapas para reconstruir su narrativa, ahora ya mirando hacia adelante.
Hasta ahora, Bolsonaro venía desalentado cualquier debate sobre pasarle el bastón de mando de la derecha brasilera a otro candidato, e insistía en que en 2026 el candidato sería él mismo. Podría intentar seguir con la misma cantinela de siempre, pero su inhabilitación para presentarse ya confirmada, la deserción de su hijo Eduardo y el avance de los numerosos frentes judiciales en los que es objeto de investigaciones y que terminarán en causas penales, como el actual, hacen que ese discurso sea menos creíble para una masa de partidarios cada vez menos dispuestos a seguirlo ciegamente.
Principalmente, Bolsonaro también mira hacia el futuro e intenta trazar escenarios que le permitirían revertir una probable condena y un posible encarcelamiento, e incluso vengarse de aquellos a quienes considera sus perseguidores. Aunque el escenario que viene preparando obsesivamente para esa venganza es el Senado, Bolsonaro llegó a la conclusión de que para lograr una anulación de las condenas es condición sine qua non que alguien de su agrupación gane la presidencia.
Y piensa eso porque a pesar de su megalómano delirio autoritario, ni él mismo cree que aun teniendo mayoría en el Senado sea capaz de destituir a varios ministros del Supremo Tribunal Federal y sustituirlos por jueces aliados, para que la anulación de las sentencias y el cambio de relato sobre el intento de golpe de Estado provengan de la propia Corte, como ocurrió con el caso Lava Jato. Así que Bolsonaro y sus aliados comenzaron a admitir que tanto un indulto, una amnistía o un perdón, tal como el eventual nombramiento de nuevos jueces, ahí sí utilizando una mayoría en el Senado, tendrían que provenir del Poder Ejecutivo.
Es por eso que el hasta ahora inflexible Bolsonaro empezó a mostrarse por todos lados junto al gobernador de San Pablo, Tarcísio de Freitas, un aliado que hace un tiempo dejó de descartar su eventual candidatura para presidente. Quien más se pronunció sobre el cambio de escenario es Ricardo Nunes, el alcalde de San Pablo, que ya lanzó públicamente su propia candidatura para sustituir a De Freitas en la gobernación, en un acto organizado este lunes por el grupo empresarial LIDE.
De Freitas le dio a Bolsonaro todas las muestras de lealtad posibles, asumiendo incluso el desgaste político de subirse a un camión-altoparlante durante la escuálida manifestación en Copacabana, también a riesgo de quedar enfrentado con el STF. Habrá que ver si el gobernador, que siempre intenta parecer más moderado que su líder y mentor, aceptará recibir ese paquete premium completo, donde viene la candidatura, pero también con indultos y las amnistías.
Este miércoles, Bolsonaro fue procesado, pero hace tiempo ya que el debate legal y político tiene la mira puesta en las elecciones de 2026 y más allá.
Vera Magalhães
Traducción de Jaime Arrambide
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