Kristalina Georgieva, en la cuerda floja: el Tesoro de EE.UU. pidió “defender la integridad” del FMI
Una vocera de la Secretaría del Tesoro dijo que esa esa la principal prioridad del gobierno de Biden, y Anne Krueger, economista norteamericana que fue número dos del Fondo, pidió que sea reemplazada para preservar la credibilidad de las instituciones internacionales
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WASHINGTON.- La directora Gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), Kristalina Georgieva, pareció quedar en una posición más frágil luego de que el Tesoro de Estados Unidos evitó darle un respaldo explícito en medio de un escándalo ético que la tocó y afirmó por primera vez que su responsabilidad principal es “defender la integridad de las instituciones financieras internacionales”.
En esa misma línea, Anne Krueger, la economista norteamericana quien fue número dos del Fondo durante la gestión de Horst Köhler y mantiene aceitados vínculos en Washington, escribió una dura columna en la cual indicó que Georgieva debe dar un paso al costado para preservar la credibilidad del Fondo y el Banco Mundial.
Georgieva respondió ayer por primera vez las preguntas de los directores del board del Fondo sobre el escándalo desatado por un informe del Banco Mundial que puso en duda su continuidad al frente del FMI. La economista búlgara ha sido acusada de haber favorecido a China cuando era directora del banco para lograr que el gigante asiático quede mejor posicionado en un influyente informe, Doing Business, sobre la competitividad de los países, que tiene una fuerte injerencia en los flujos globales de inversiones y suele catalizar reformas en los países. Georgieva rechazó las acusaciones, pero, de todos modos, debió dar explicaciones al board del organismo, dominado por los países del G7, y donde Estados Unidos es el único país con poder de veto.
Luego de esa reunión, el FMI apenas dijo que la revisión sobre la investigación que señaló a Georgieva, realizada por la firma de abogados WilmerHale, continuará.
“Hay una revisión actualmente en curso con el directorio del FMI y el Tesoro ha presionado para que se lleve a cabo un recuento completo y justo de todos los hechos. Nuestra principal responsabilidad es defender la integridad de las instituciones financieras internacionales”, indicó la portavoz del Tesoro, Alexandra LaManna.
El gobierno de Joe Biden ha evitado hasta el momento dar una señal de respaldo explícita a Georgieva. Estados Unidos es el principal accionista del Fondo, y el único miembro del Directorio Ejecutivo con poder de veto. Por un acuerdo tácito entre los países desarrollados, el puesto de Director Gerente del FMI es elegido por Europa, y el cargo de Presidente del Banco Mundial es seleccionado por Washington.
Columna
A la ausencia de un apoyo explícito de la Casa Blanca a Georgieva se sumó una durísima columna publicada en Project Syndicate por Anne Krueger, quien fue número dos del Fondo durante la gestión de Horst Köhler y es una vieja conocida de la Argentina: lidió con los gobiernos de Fernando De la Rúa, Eduardo Duhalde y Néstor Kirchner. Krueger, una economista que mantiene aceitados vínculos en la capital de Estados Unidos, donde enseña en la Universidad John Hopkings, dijo en su columna que la continuidad de Georgieva pone en riesgo la credibilidad de las instituciones internacionales de Bretton Woods creadas en la posguerra para preservar la prosperidad económica global.
“Si se cree que un director gerente del FMI está dispuesto a recibir presiones para alterar los datos y los análisis, la credibilidad del trabajo del Fondo se verá muy disminuida, si es que se cree en ella”, escribió Krueger.
“Si Georgieva permanece en su puesto, ella y su personal seguramente se verán presionados para alterar los datos y clasificaciones de otros países. E incluso si se resisten, los informes que produzcan serán sospechosos. Se devaluará el trabajo de toda la institución. Esa perspectiva por sí sola debería ser suficiente para que los amos políticos del FMI encuentren un nuevo director gerente cuyo compromiso con la integridad del trabajo no esté en duda”, concluyó.
El impacto para la Argentina
Una eventual salida de Georgieva representa un dolor de cabeza para el gobierno de Alberto Fernández, quien considera a la economista búlgara una aliada de la Argentina en el Fondo para la renegociación de la deuda por alrededor de 45.000 millones de dólares que dejó el gobierno de Mauricio Macri.
Georgieva ha estado muy involucrada de las discusiones del staff del FMI con el ministro de Economia, Martín Guzmán, y en el gobierno argentino confiaban, antes de que estallara el escándalo, que iba a interceder a favor del país a la hora de amasar el respaldo político necesario en el board para aprobar un nuevo acuerdo.
Georgieva, que recibió el respaldo de economistas progresistas como Jeffrey Sachs y Joseph Stiglitz, mentor de Guzmán, ha sido permeable a algunos de los reclamos de la Argentina, como el pedido de compatibilizar el ajuste del déficit fiscal con la recuperación de la economía a la pandemia del coronavirus, o proteger a los más vulnerables del impacto de un eventual programa de estabilización de la economía. Georgieva
también prometió evaluar el pedido del gobierno argentino de eliminar los sobrecargos en la tasa de interés que debe pagar la Argentina, que, de ser removidos, implicaría un ahorro para la Argentina y sería equivalente a obtener una quita en la tasa de interés.
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