Julen: el dueño de la finca culpa a los rescatistas de la muerte del niño de dos años que cayó al pozo
A más de un mes del hallazgo sin vida del cuerpo de Julen, el niño de 2 años que cayó en un pozo estrecho y profundo de Málaga, España, el 13 de enero y que murió allí el 26, la investigación de la causa que apunta a que se trató de un homicidio imprudente por parte del dueño de la finca en la que estaba el menor (quien realizó un evento en su propiedad sin garantizar las condiciones de seguridad de los presentes) podría cambiar de rumbo. ¿La razón? El abogado que defiende al presunto culpable apuntó al operativo de rescate.
El abogado de David Serrano, propietario del lugar en que falleció el menor, presentó un informe en el que señala a los rescatistas como los responsables de lo ocurrido. De acuerdo con lo publicado por el diario El Mundo, el letrado asegura que Julen no murió al caer en el pozo sino que lo hizo debido a los golpes en la cabeza que recibió por parte de los socorristas.
El operativo de rescate trabajó con varias herramientas para llegar al lugar en el que estaba atrapado el menor, a 73 metros de profundidad. Entre varios, usó una especie de estaca. Según el letrado, fue con ese palo que los bomberos golpearon la cabeza de Julen y le causaron las heridas que terminaron con su vida.
El documento presentado se basa en una serie de grabaciones sobre las primeras horas del incidente. En una de ellas se constata, para la defensa, que el tapón de arena y piedras que cubrió al menor "está compuesto principalmente por material disgregado y no compactado, tierra y pequeñas lascas de entre 1 y 2 cm de longitud, de aspecto pizarroso y del mismo color que el material que conforma las paredes del sondeo, lo que prácticamente evidencia que el material que conforma el tapón no sólo proviene de las paredes sino que su presencia en ese lugar es reciente".
Con este enfoque, el abogado lo que pretende es mostrar que el niño estuvo vivo en el pozo y que su deceso fue por el accionar de los rescatistas, que con esa estaca de acero que medía un metro de longitud y pesaba ocho kilos lo lastimaron porque consiguieron atravesar el tapón, que no era macizo, y llegar hasta su cabeza para provocarle impactos.
"Los padres le escucharon llorar durante 30 segundos y es imposible que el niño se golpease con la cabeza puesto que cayó de pie. Podría ser que los impactos de esa piqueta le provocasen el traumatismo que provocó su muerte", sostiene el abogado.
Así el planteo, para el dueño de la finca lo que ocurrió fue que Julen cayó al pozo y quedó atrapado con los brazos en alto y la ropa enrollada en los costados. Una vez detenida su caída, se formó un tapón de tierra con los restos de las paredes del pozo que se desprendieron a su paso. Los rescatistas, para salvarlo, utilizaron una herramienta de peso que pudo atravesar esa formación de tierra y le causó un traumatismo cráneoencefálico severo que afectó a la zona temporal y frontotemporal. Para la defensa, la prueba son los pelos encontrados en la herramienta.
La explicación del documento
"Las actuaciones con la piqueta, 10 impactos en total, entre las 17.30 y las 21.00 horas del día del incidente es lo único que físicamente pudo producir las heridas en la cabeza y cráneo del menor Julen Roselló. Este útil, una suerte de lanza de más de un metro de longitud, fabricada artesanalmente a partir de una barra de acero corrugado de 25mm de diámetro con un extremo acabado en punta y de unos 8kg de peso fue empleado por primera a vez en torno a las 17:30 horas del domingo, unas cuatro horas después del incidente. Fue descolgada hasta el fondo del pozo atada a una cuerda y acompañada por la cámara robotizada. Una vez que se produjo la primera toma de contacto del útil con la superficie del tapón, la piqueta fue elevada desde el fondo y dejada caer en repetidas ocasiones y desde diferentes alturas que variaron desde los 0,60m de las primeras actuaciones hasta los cerca de dos metros de altura de las cuatro últimas. Este informe ha podido acreditar que se produjeron un total de 10 impactos violentos en los que la piqueta perforó la superficie del tapón pudiéndose establecer que las cuatro últimas penetraron al menos 35cm en su interior, distancia superior a la que se encontraba la cabeza del menor, con una fuerza de 50 kilos en punta. El hecho de que tras extraer la piqueta por última vez, en torno a las 21 del día del incidente, se recogiesen de su extremo ocho pelos pertenecientes al menor, tres de ellos con raíz telógena, nos lleva a preguntarnos, ¿qué otra tesis alternativa a la del impacto directo contra la cabeza del menor puede llegar a explicar la presencia de esos restos biológicos en la punta de la piqueta?".
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