Juan Guaidó: “Queremos lograr el acuerdo en el menor tiempo posible para salvar vidas”
En una entrevista con LA NACION, el presidente encargado de Venezuela se refirió al nuevo escenario de diálogo con Maduro que se instaló en las últimas horas; malestar con las declaraciones de Felipe Solá
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CARACAS.- El tablero político venezolano ha dado un giro de 180 grados en las últimas horas, al abrirse la puerta de una negociación entre gobierno y oposición mayoritaria. La invocación de un diálogo para alcanzar el acuerdo de salvación nacional por parte de Juan Guaidó cuenta desde anoche con la respuesta afirmativa, con reticencias, de Nicolás Maduro, precedida del “respaldo expreso de la comunidad internacional”.
El presidente encargado de Venezuela respondió a las preguntas en medio de la sorpresa provocada por su iniciativa. “Queremos lograr este acuerdo en el menor tiempo posible para salvar vidas y recuperar a nuestro país”, subrayó a LA NACION en la primera entrevista que concede tras el anuncio.
También demostró claramente su malestar por la salida de la Argentina del Grupo de Lima y por las últimas declaraciones del canciller argentino sobre Venezuela. “Lo que es tóxico es la relación con una dictadura violadora de derechos humanos”, respondió.
Todo va a velocidad de vértigo hoy en Venezuela, tanto que fuentes de la oposición confirmaron a LA NACION que la delegación noruega, clave para abrir las negociaciones, regresará a Caracas la próxima semana en un intento de acelerar el proceso.
–¿Cuáles son las señales más importantes que debe dar el régimen para avanzar en las negociaciones?
–Lo primero es un cronograma de elecciones libres y justas, incluida la presidencial, la misma que nos arrastró a esta terrible crisis por la soberbia de la dictadura. La segunda, la entrada masiva de ayuda humanitaria; hasta ahora no ha llegado al país ni una vacuna por el sistema Covax, porque el régimen bloqueó AstraZéneca. Lo tercero, es la incorporación a la negociación de los sectores legítimos democráticos y también de los que sostienen al régimen.
–La principal contrapartida que busca la revolución es la retirada de las sanciones de Estados Unidos.
–Las sanciones son producto de las violaciones de derechos humanos y de la corrupción. Con la disposición de nuestros aliados, que son quienes pueden hacerlo, se pueden levantar progresivamente con el cumplimiento de este acuerdo. Nosotros no confiamos ni podemos confiar en la dictadura, no sólo por los delitos de lesa humanidad o el narcotráfico, sino también porque han usado anteriores procesos para bajar la presión internacional. Han querido convertir la negociación en un fin en sí mismo y no en el acuerdo que mejore la situación del país.
–El diputado Freddy Guevara ha reconocido que mantuvo los primeros contactos con el chavismo. ¿Fueron en su nombre?
–Esa reunión no fue en mi nombre, se trató de una iniciativa del diputado Guevara para favorecer algunos procesos y la pertinencia de un acuerdo.
–Estamos ante un giro de 180 grados en su política al abrir la puerta de la negociación. Para los más radicales, se trata de una traición… Para los colaboracionistas llega muy tarde. ¿En qué lado se sitúan entonces?
–Ya en el 2019 intentamos un proceso de negociación con los noruegos, no es novedoso el proceso como tal. Lo novedoso por nuestra parte es lo que asumimos como una propuesta y como ofensiva porque es útil para Venezuela. Estados Unidos ya ha respaldado la propuesta. Lo novedoso es la manera de compilar todas estas herramientas que hemos venido construyendo y colocarla en una ofensiva política para solucionar la crisis.
–Estados Unidos le ha mostrado un apoyo público por triplicado en las últimas horas. ¿Lo esperaban o les habían compartido el anuncio de las negociaciones?
–Fue trabajado con los aliados a nivel internacional y también a nivel local, con el lanzamiento de la Plataforma Unitaria y la posición firme al intento de imposición de un Consejo Nacional Electoral (CNE) por parte de la dictadura.
–Maduro ha puesto en duda su liderazgo en la oposición en reiteradas ocasiones, incluso le acusa de subirse a destiempo al carro de la negociación en un intento de aislarle políticamente.
–La estrategia de la dictadura es la misma, busca dividir. Maduro trata de validarse como interlocutor, además de fragmentar a la oposición, pero a la vez no rechaza la posibilidad de una negociación porque sabe que le hace falta a la dictadura, aislada, señalada y perseguida por el mundo. Las garantías que necesitan para llegar a un acuerdo hoy sólo las pueden conseguir el gobierno encargado y la Asamblea Nacional, que rechazan. Eso es clave en este momento.
–El gobierno ha negociado durante las últimas semanas con el excandidato presidencial opositor Henrique Capriles la composición del nuevo Consejo Nacional Electoral (CNE), con tres militantes acérrimos del chavismo y dos opositores cercanos a las tesis de Capriles. ¿Cuál es la diferencia entre su propuesta de Salvación Nacional y la agenda de Capriles?
–Me está hablando de una negociación que no es pública, que es un supuesto y que se escucha en los pasillos. Y nosotros lo que proponemos un proceso integral entre la Asamblea Nacional, la presidencia encargada, la comunidad internacional incluida el gobierno de EEUU que respalda de lleno, con garantías a todos los sectores, incluido el chavismo, más los temas humanitarios. Esto no tiene que ver con uno, dos o tres nombres. La Constitución mantiene que el CNE tiene que estar compuesto por cinco independientes, no de una tendencia política. La elección que hoy está pendiente en el país es la presidencial, ni siquiera tienen independencia de acción. Estamos ante un CNE impuesto y sin independencia.
–Unidad y presión internas, fundamentales para alcanzar esta salvación nacional, parecen hoy muy alejadas de la realidad venezolana. ¿Cómo las van a conseguir?
–Necesitamos la mayor unidad posible, ahora con la Plataforma Unitaria que incluye a todos los partidos, 40 partidos incluido Primero Justicia [partido de Capriles], que están procurando la mayor unidad. Un dirigente, por mayor peso específico que tenga, no puede decir que no exista un intento de unidad y una plataforma que la está buscando. Entre todos podemos mover todas nuestras piezas en conjunto para lograr esas condiciones adicionales para unas elecciones libres y justas. Depende de nosotros hacer la mayor presión posible para conseguirlas.
–¿Cuáles son las condiciones adicionales que harían falta hoy para que la oposición en pleno participe en las elecciones locales que propone el nuevo CNE?
–Seguimos necesitando un árbitro que funcione con independencia y con un mandato claro. Necesitamos que se legalicen los partidos políticos, que no haya persecución y un cronograma de elecciones claro. También una observación internacional cualificada durante todo el proceso, no solamente acompañamiento. Estos son los elementos fundamentales que necesitamos los venezolanos para convertir una elección en una ventana de solución al conflicto, a sabiendas de que la dictadura no quiere discutir el poder.
–Si se avanzara en estas condiciones fundamentales, ¿estaría dispuesto a participar en las elecciones de este año?
Hoy todavía no hay una convocatoria formal del régimen…
–Pero es inminente…
–Corresponde primero alcanzar un cronograma de elecciones completo. Hace cuatro años tuvimos elecciones regionales, después robaron gobernaciones y también nombraron protectores (autoridades paralelas impuestas por Maduro que se quedan con buena parte de las competencias y los presupuestos). Estas elecciones no cambian la realidad política de Venezuela ni solucionan la crisis de fondo que estamos pasando los venezolanos. Estamos en una tragedia sin precedentes, no sólo con venezolanos atravesando todos los días el Puente Simón Bolívar (frontera con Colombia), también el Río Grande de México a EEUU. La crisis de refugiados solamente se compara con la de Siria.
–Noruega está activa en la búsqueda de una mesa negociadora con ambas partes, incluso cuenta con el respaldo de países amigos para que así sea. ¿Está dispuesto a regresar a Oslo o a otro lugar como Barbados?
–Nosotros estamos listos ya. Lo que tenemos que decidir es quién va a ser el facilitador, quién va a ser el mediador. Es parte de lo que queremos trabajar con la comunidad internacional. Para ser factible debemos llevar a la dictadura a participar de ese proceso. No tiene que ver con un país, sino con construir una agenda que nos lleve a un acuerdo y no nuevamente a una fallida negociación. La tragedia es tan grande y dolorosa que hay que actuar de manera clara, con las cartas sobre la mesa. Por eso hemos decidido hablar abiertamente con nuestros aliados, con la prensa y con quienes están buscando ayudar a solucionar la crisis.
–¿Ha vuelto a tener contactos con el gobierno noruego en los últimos días?
– La delegación noruega ha estado dos veces en Caracas en lo que va de año, visitas discretas en las que se han mantenido contactos.
–Tanto en esas negociaciones como en las que participó el Vaticano acabaron sin que el chavismo cumpliera nada de lo acordado. ¿Cuál sería la diferencia hoy? ¿Cuáles serían esos “mecanismos de rendición de cuentas” que aparecen en el Acuerdo de Salvación Nacional?
–El problema es que no han cumplido, precisamente también para los que se metieron ellos mismos en este hueco (hace referencia a los acuerdos de Capriles del 2020 y de los últimos días). Debemos trabajar en una plataforma para hacerle rendir cuentas a la dictadura, una plataforma multilateral que evite, por ejemplo, que el oro de sangre (el que se extrae de las minas de la Gran Sabana y se contrabandea en países como Turquía, Rusia o Emiratos Árabes) financie al paraestado o el lavado a través de criptoactivos.
–¿Tan tóxica es Venezuela? Eso al menos asegura el canciller argentino…
–Venezuela no es tóxica, Venezuela es en estos momentos una catástrofe producto de una dictadura violadora de derechos humanos. Lo que pedimos a nuestros aliados es apoyo para recuperar la democracia. Hoy muchos argentinos tienen amigos venezolanos y saben por qué estamos luchando. Lo que es tóxico es una relación con la dictadura violadora de derechos humanos.
–¿Cómo valora su polémica salida del Grupo de Lima, le decepcionó? ¿Mantiene contactos con la antigua administración de Macri?
–Hemos hecho todos los esfuerzos para mantener relaciones bipartidistas ante la crisis humanitaria, no sólo en Argentina, también con EEUU y otros países. El abandono del Grupo de Lima no colabora en generar más presión a la dictadura y en acercar una solución política. Me gustaría que Argentina formara parte del Grupo de Lima para buscar soluciones ante una catástrofe sin precedentes en el continente. Ojalá lo pudieran reconsiderar.
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