Juan Guaidó: "Los venezolanos sufrimos una especie de genocidio silencioso"
CARACAS.- A lo largo de la entrevista, Juan Guaidó solo cita en una ocasión a Henrique Capriles, un peso pesado cuya decisión de apoyar la participación en las elecciones parlamentarias de Nicolás Maduro ha provocado un terremoto en la oposición venezolana. El presidente encargado mide cada una de sus palabras en la nueva encrucijada para no ahondar en el conflicto, aunque finalmente reconoce que el deslinde del excandidato presidencial, a quien él mismo apoyó en 2012 y 2013, afecta a su estrategia de deslegitimar el 6-D, intenta validar el fraude y divide a la unidad, que de forma mayoritaria se mantiene en la abstención.
El bloque mayoritario pretende enfrentar la nueva crisis con la realización de una consulta popular antes de diciembre, que también serviría para sostener una decisión que ya está tomada: extender el periodo del Parlamento más allá del 5 de enero, cuando acaba la actual legislatura, "hasta que no haya una elección válida". Una decisión polémica, incluso en el seno de la oposición, que Guaidó defiende a capa y espada.
El presidente legítimo del Parlamento asegura que mantiene abierto un canal de diálogo con Buenos Aires y aunque cree que la "junta" con Maduro es hoy indeseable para cualquiera, sabe que se usan otros argumentos, como repetir que son los venezolanos los que tienen que resolver su problema.
La entrevista del momento, vía zoom, se retrasa horas, las mismas que el presidente encargado Juan Guaidó ha estado sin energía eléctrica. Así son las cosas en Venezuela.
—¿Se siente traicionado por Henrique Capriles?
—No se trata de un tema de traiciones o decisiones personales. La decisión correcta es la que han tomado 37 organizaciones políticas en conjunto con 105 organizaciones sociales de no participar en un fraude que pone en riesgo la legitimidad del Parlamento, sino también la lucha de todos los venezolanos. Tiene que ver con la decisión de toda una tendencia política en el país que rechaza ese fraude. La decisión no la tomó Juan Guaidó, se trató de un debate importante en lo interno de cada partido de la alternativa democrática, la coalición que la dictadura ha tratado de eliminar. La decisión de no participar en el fraude en la correcta.
— Alguno de los reclamos de Capriles sí parecen personales cuando dice que su plan es "jugar a ser presidente por Internet". ¿Es posible hoy derrotar a la revolución?
—Nuestro objetivo es lograr una transición para derrotar a la dictadura de Maduro, un régimen que censura, persigue y asesina. La efectividad debemos medirla en esa dirección: hemos logrado el reconocimiento del mundo, una silla en la OEA para enfrentarnos a Maduro y a las dictaduras de Cuba y Nicaragua, hemos evitado que la dictadura se robe el dinero, hemos logrado movimientos importantes en las Fuerzas Armadas como cuando el 30 de abril. Lo que sabemos hoy es que faltan elementos adicionales: debemos continuar con la presión en la calle, hemos insistido con las garantías a todos los sectores que se ponen del lado de la Constitución, insistimos en la necesidad de unas elecciones libres. Esos son los elementos concretos para que un gobierno encargado en dictadura haga la diferencia. Además esto es una coalición de partidos políticos, en la que se incluye Primero Justicia (partido de Capriles) por lo que derivar todo esto en una diatriba donde las diferencias son más altisonantes que los acuerdos no tiene sentido. No es validando un fraude que se participa, sin condiciones y dividiendo a la unidad.
—El padre José Virtuoso, rector de la Universidad Católica Andrés Bello y una de las voces de la Iglesia más escuchadas del país, ha pedido a ambos, Capriles y Guaidó, que se unifiquen y trabajan en el mismo tablero. ¿Es posible todavía?
—Todo lo que vaya en dirección de deslegitimar el fraude, lograr condiciones para unas elecciones presidenciales y parlamentarias libres, atender la emergencia humanitaria y lograr la unificación de todos los partidos políticos será bienvenido tanto para Henrique (Capriles), para María Corina (Machado), para la disidencia del chavismo como para todos los que quieran sumar en este esfuerzo político y profundamente humano. No es el tema de la articulación con una persona sino de todas las fuerzas sociales y políticas en torno a la búsqueda de cinco condiciones: cronograma electoral, derecho a elegir y a ser elegido, observación internacional, un árbitro independiente y que los partidos políticos secuestrados por el régimen sean devueltos a sus dirigentes legítimos.
—¿Se ha producido algún contacto o mediación de última hora entre ambos?
—Hubieron reuniones, pero hay un tema importante: parte de nuestros objetivos a corto plazo no solo es convalidar el fraude, sino también deslegitimarlo, como ya hicimos en 2018 (con las presidenciales de Maduro). No por participar se legitima un fraude, por el contrario: participar ahí deslegitima a quien participa en un proceso que ya hoy no reúne condiciones. La comunidad internacional nos acompaña porque la elección no reúne como un mínimo para ser catalogada como tal.
—El escenario de la oposición venezolana es desolador para aquellos que todavía creen en la unidad perfecta. ¿Qué porcentaje es culpa de ustedes y cuánto se debe a las maniobras del chavismo?
—La Unidad está representada en estos 37 partidos (firmantes del pacto unitario) y luego hay decisiones individuales que respetamos pero no compartimos, porque no están orientadas a la transición. Hemos escuchado a todos los partidos para la construcción del pacto unitario, hemos incorporado sus visiones para luchar contra la dictadura, que ha perseguido, asesinado, que se levantó de la mediación de Noruega con la excusa de las sanciones. Por más peso que tenga una persona debemos darle mucho más al esfuerzo unitario y a las instituciones de este país sin exculpar al responsable de esta tragedia, que es la dictadura.
—Usted asegura que no van a entregar la AN, pero Cilia Flores decía que llegó el momento de recuperarla para el chavismo y nada parece que podrá impedirlo, con lo que Venezuela perdería el único poder legítimo que le queda. ¿Qué va a suceder el 5 de enero?
—No será muy distinto al escenario de hoy. Ellos secuestraron el Palacio Federal Legislativo, lo militarizaron, intentaron sobornar diputados para hacerse con la mayoría. No es muy distinto a este momento, por eso debemos mantenernos firmes. La dictadura va a tratar de confundir a la opinión pública internacional. Por eso es tan importante la unidad de criterio en este momento.
— Pero el 5 de enero habrán acabado los cinco años de periodo legislativo del actual Parlamento…
—Se extiende el periodo del Parlamento hasta que no haya una elección válida. La Cátedra Constitucional de la Universidad Central de Venezuela, la Academia de Ciencias Sociales y juristas hacen referencia a ese concepto (continuidad administrativa). Si no reconocemos ese proceso electoral debemos procurar una elección libre para renovar los poderes. No habrá vacío de poder en el país.
—Desde la propia oposición aseguran que usted está subestimando esa fecha, en la que ya no contará con el respaldo del Parlamento como tal…
—La dictadura es la que subestima esa fecha. Es una crisis institucional con piso legal y constitucional más allá de la opinión de una persona. Lo que debemos procurar es una elección libre.
—¿Hay unanimidad en el seno de los 37 partidos en cuanto a la continuidad administrativa?
—Hay unanimidad en cuanto a defender los poderes públicos y que el único poder legítimo es el Parlamento que la dictadura pretende usurpar.
—¿Cuándo será la consulta popular y cuáles son las preguntas propuestas en el pacto unitario?
—Estamos trabajando para que sea antes de diciembre, preparando la mínima infraestructura para preservar la seguridad de la gente en la pandemia y en la crisis de combustible. La consulta va a permitir que la mayoría se exprese y crear la alternativa de participación ciudadana en Venezuela y el mundo, donde hay más de cinco millones de venezolanos. Estamos trabajando para hacerla lo antes posible. Pronto anunciaremos fechas y preguntas exactas.
—En 2017 más de siete millones votaron en el plebiscito del Parlamento contra Maduro. ¿Permitirá el chavismo otra vez semejante demostración de rebeldía?
—Conocemos la represión, los bloqueos y la persecución de la dictadura. Vivir en Venezuela es un riesgo, pero esto es un tema existencial poder expresarnos, poder reencontrarnos, organizar a la mayoría. Hay mecanismos para canalizar esta demanda social.
—¿Llegarán en esta ocasión a los siete millones?
—Los venezolanos siempre nos han sorprendido. Debemos crear los mecanismos para que la gente participe.
—El aparato ideológico del chavismo trabaja muy duro para invisibilizar ejecuciones, torturas, encarcelamientos, represión, sus planes del terror… Las pruebas acumuladas se cuentan por miles, pero pareciera que no es suficiente. ¿Qué hacen ustedes para que estos abusos no caigan en el olvido?
—Hay varios esfuerzos: ONGs, observatorios, el Parlamento, la misión de la ONU, el informe de la Alta Comisionada, Michelle Bachelet… Lamentablemente son muchos los abusos: 76 asesinados por torturas, 18.000 asesinados extrajudicialmente por el FAES (las Fuerzas Especiales de la Policía, definidas por la ONU como "batallones de exterminio) y aberraciones como el Arco Minero, el "oro de sangre", con desplazamientos forzados, trata de personas, lavado de dinero y destrucción del Amazonas. El régimen trasciende los delitos ya conocidos y va más allá. Sufrimos una especie de genocidio silencioso.
—¿Ha hablado ya con sus colaboradores Roberto Marrero y Demóstenes Quijada, recién salidos de la cárcel (por los indultos de Maduro acordados con Capriles)?
—Con ambos, una experiencia muy dura. Castigos sobre castigos, no solo el secuestro, también el aislamiento, las torturas físicas y psíquicas. Es sádico cómo castigan a los presos políticos. Recordar que quedan más de 300 entre rejas.
—El régimen no se atreve a detenerle, pero ataca a sus colaboradores, asfixia a su familia, encarcela a sus amigos, incluso a su tío. ¿Hasta dónde está dispuesto a soportar?
—Estamos conscientes de los riesgos, cuando estás en primera fila lo asumes. Nuestra tema es liberar a Venezuela, recuperar la dignidad de todo un país. Estamos dispuestos a llegar hasta la libertad.
—Uno de los factores que más sorprende en la actualidad es la cifra de 184 miembros del personal sanitario fallecidos durante la pandemia, lo que desnuda una tasa muy alta de mortalidad. ¿A qué se debe?
—Al absoluto colapso del sistema de salud. En el 53% de los hospitales no hay agua por tubería de forma constante, son abastecidos con camiones cisterna. Los indicadores de hoy de Venezuela solo se comparan con países en guerra.
—Nicolás Maduro acaba de proponer que los candidatos a las polémicas elecciones del 6-D se inyecten la vacuna rusa contra el Covid…
—Es una burla absoluta. En el momento en el que la curva crece, con la tasa de mortalidad de médicos y enfermeras más alta del mundo, la prioridad para Maduro es un fraude sin condiciones. No busca proteger al sector sanitario y prefiere invertir en máquinas electorales que en los respiradores que hacen falta.
—Pareciera una pregunta casi obligada siempre que se le entrevista, pero ¿tiene usted totalmente descartada la intervención militar?
—Estamos ante un debate polémico desde el principio. Hoy hay una parcial intervención del G-2 cubano, el ELN y la tentación de comprar armamento a Irán, además del narcotráfico. El uso de la fuerza debe ser visto con detalle. Responsablemente debemos evaluar todas las opciones.
—El apoyo de Washington ha sido fundamental para la recuperación de activos y para el pressing de las sanciones, pero ya hay elecciones en un par de meses. ¿Por quién va a votar, Biden o Trump?
— (Ríe). No voto en Estados Unidos, ¡pero quiero votar en Venezuela! Hemos tenido una excelente relación con la administración del presidente Trump pero también hemos mantenido una buena relación bipartidista en el Congreso y en el Senado. Agradecemos profundamente lo que ha hecho la administración de Trump a nivel de firmeza, de lucha por la democracia. Y también reconocer nuestra labor política de saber que la crisis en Venezuela afecta a Estados Unidos y al continente. Irán trata de colar un faro en América. El problema de Maduro es que tiene una recompensa de 15 millones por narcotráfico y terrorismo. No es cierto lo que trata de decir Maduro que esto se puede resolver con una opción u otra en Estado Unidos. Maduro tiene muchos más problemas que este.
—El nuevo gobierno de Alberto Fernández desconoció a su embajadora en Buenos Aires. ¿Teme que acabará alineándose con Maduro?
—Hoy Maduro es una junta indeseable, sería contraproducente para cualquiera justificarlo cuando las aproximaciones han sido muy sutiles al mismo Maduro. Cuando tratan de aproximarse a la revolución lo que dicen es que son los venezolanos los que tienen que resolver el problema. Vamos a insistir en conversar con todos los que puedan sumar un grano de arena para la libertad de Venezuela.
—¿Mantiene alguna canal abierto con Buenos Aires?
—Sí, claro, lo mantenemos abierto.
—En la Argentina amagan con expropiaciones y nacionalizaciones, pese al "ejemplo" bolivariano: Venezuela ha perdido el 90% de su economía desde 2013. ¿Cómo se ve desde Caracas estos guiños al pasado?
—Nosotros hemos tenido muy mala experiencia con ambas. Un ejemplo: la empresa perteneciente a la italoargentina Techint, expropiada por Chávez en 2008, que entonces generaba 700 millones de dólares al año y que hoy está absolutamente parada, no produce una tonelada de acero. Eso marcó el inicio del deterioro de muchas industrias y empresas en Venezuela.
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