Juan C. Cruz: "En la Iglesia chilena hay una maquinaria de encubrir"
Santiago de Chile.- Juan Carlos Cruz era seminarista cuando oyó lo que oyó y vio lo que vio en la parroquia El Bosque. Eran los años 80 en Santiago de Chile, Juan Barros entonces era su amigo, igual que el círculo cercano a Fernando Karadima, sacerdote condenado por el Vaticano por abuso de menores y abuso de ministerio. Cruz es una de las víctimas de Karadima. Ahora vive en Filadelfia y anteayer se reunió en la iglesia Holy Name Parish, en Manhattan, con el obispo de Malta, monseñor Charles Scicluna, enviado del papa Francisco para recoger antecedentes sobre Barros, obispo de Osorno, que es señalado por Cruz y otros denunciantes como encubridor de Karadima. Barros siempre dijo que jamás vio nada. "Se ha escondido, ha mentido, ha negado", dice al periodista.
La reunión en Nueva York fue de casi cuatro horas y Cruz contó al finalizar que por primera vez sintió que lo estaban escuchando, pese a que desde 2009 ha narrado con detalles los actos de pederastia y señalado a los encubridores. El formato fue una conversación con preguntas. "Tomaban apuntes, monseñor Jordi Bertomeu [de la Congregación de la Doctrina de la Fe] escribía en la computadora. Después me van a mandar la declaración para que yo la firme. Eso es lo que me gusta de todo esto, han sido tremendamente transparentes, es algo que nunca habíamos vivido".
-Dijo que Scicluna lloró con usted cuando expuso su relato.
-Dos veces él lloró. Mira, yo soy católico, pero con todo lo que viví y después de cómo me han tratado, uno aprende a ser escéptico, a creer que no van a hacer nada. Yo sé que monseñor Scicluna lloraba de verdad. Incluso me dijo que la misa de hoy [por ayer] la iba a hacer por mi papá, porque cuando él falleció yo me acerqué a la iglesia. También tenía mi libro [El fin de la inocencia], me pidió que se lo firmara.
-Dijo también que se han acercado otras víctimas para testificar.
-Hay muchos que quieren testificar, y están preocupados, porque el nuncio [en Santiago] Ivo Scapolo les estaba pidiendo un resumen de lo que iban a hablar con monseñor Scicluna, cuando se nos ha dicho que es una investigación independiente de las manos del nuncio, de los cardenales y de los obispos chilenos. Entonces me escribieron, yo escribí a Scicluna y él me dijo: "Diles a todos que me escriban a mi correo directamente".
-¿Es una operación de encubrimiento en la Iglesia chilena?
-Hay una maquinaria de encubrir, eso está absolutamente activo y creo que Scicluna y el padre Jordi no son parte de esa operación. Aunque la decisión final no les corresponderá a ellos, van a presentar todo de manera transparente.
-¿Hay más obispos y cardenales que deberían responder ante Scicluna?
-Igual que Barros, deberían responder los obispos Tomislav Koljatic, Horacio Valenzuela, Andrés Arteaga [también estaban en la parroquia El Bosque] y los cardenales [Ricardo Ezzati, actual arzobispo de Santiago, y Francisco Javier Errázuriz, arzobispo emérito de Santiago].
-¿Siente que Scicluna va a Chile a destapar algo más grande?
-Siento que hay algo más grande, es imposible no sentirlo. Es tan evidente todo lo que vio el Papa en Chile: la poca gente, el poco entusiasmo. Todo eso es por culpa de Ezzatti, de Errázuriz. La Iglesia chilena era tan respetada y querida, y bajo su mandato ellos la han destrozado.
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