Jorge Bender, el cura argentino que está construyendo una centro agropecuario en un descampado de la selva africana
El misionero, que cuenta con el respaldo del papa Francisco, presentará mañana oficialmente la obra que levantó en un aldea perdida de Mozambique
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ROMA.- Celebró misa dos veces en la cumbre del Aconcagua -es un apasionado de la montaña-, pero hoy su meta es otra: una unidad de producción agropecuaria modelo y una escuela profesional en uno de los lugares más pobres y desolados de África.
El sacerdote franciscano argentino Jorge Alberto Bender, ya comenzó a trabajar para realizar este sueño en un descampado de la selva africana. Desde hace dos años está al frente de “Agropecuaria San Francisco”, una obra que construyó en el medio de la nada, donde no hay ni electricidad, ni agua, en Jécua, una aldea de la provincia de Manica, Mozambique. Un lugar que queda a 1200 kilómetros al norte de Maputo, la capital de este país africano y a dos días de viaje en camioneta.
En las 206 hectáreas que los franciscanos tienen allí, este santafesino de 62 años y mucha garra hizo lo que muchos consideran “un milagro”.
Acompañado por otros dos novicios y la gente del lugar, construyó un galpón-residencia donde vivir, puso paneles solares, con pico y pala, comenzó a cultivar el campo para producir frutas varias y cereales, puso un gallinero, está criando vacas, cerdos y peces y hasta está testeando la posibilidad de levantar un viñedo.
“Ni siquiera tenemos vino de misa, así que pensé por qué no producir un vino bueno, asi que pronto vendrá un enólogo también... Todo es a pulmón y la idea de la Agropecuaria es hacer un trabajo pastoral y al mismo tiempo generar espacios de trabajo, que dignifica a las personas”, explicó a LA NACION fray Bender, que viajó a Roma para presentar mañana oficialmente en el Vaticano este proyecto, que por supuesto cuanta con el respaldo del papa Francisco, a quien conoce desde hace mucho tiempo.
Reencuentro con Bergoglio
Ojos celestes, barba y camisa tradicional africana, fray Bender contó que el de mañana para él será un reencuentro con Jorge Bergoglio, a quien tuvo como rector y maestro cuando estudió Teología en el Colegio Máximo de San Miguel, de los jesuitas, durante seis años; y, tiempo después, como vecino del barrio de la Plaza de Mayo. Siendo ya arzobispo de Buenos Aires y viviendo en la curia, cuando había mucho ruido de tambores y demás por manifestaciones, Bergoglio se iba a dormir la siesta al cercano y antiguo Convento de San Francisco, donde estaba Bender. Cuando Bergoglio, que solía darle de comer a muchos indigentes de la zona, nunca más volvió a Buenos Aires porque se quedó en Roma tras ser electo pontífice, en marzo de 2013, Bender abrió el refectorio del convento para que allí pudieran comer unas 300 personas.
Acompañado por fray Calisto Tinga, franciscano mozambicano que trabaja con él en la “Agropecuaria San Francisco”, junto a otro sacerdote local, fray José Manuel Bembo, fray Bender confesó que se enamoró de África ni bien conoció este continente, el más pobre del mundo, pero lleno de valores y donde las misas suelen ser verdaderas fiestas. “De 2006 a 2011 hice una experiencia misionera allí, que me apasionó y fue así que tuve el anhelo de volver con un proyecto con repercusión social, que se inscribe en la óptica de las dos grandes encíclicas programáticas del papa Francisco: Laudato Sí y Fratelli Tutti”, contó.
“Los cinco verbos que reflejan esta misión son sembrar y recoger, acciones propias del agricultor; compartir; involucrar, porque queremos que se sumen muchos en este proyecto con el talento que cada uno tiene; y restituir, que es reconocer que lo que somos y tenemos viene de Dios y nos hace más plenos cuando lo compartimos en solidaridad y servicio”, explicó.
“No es una solución mágica de afuera, sino que la idea es que las personas sean protagonistas. Es el concepto africano ‘Ubuntu’: soy porque somos, la idea es pensar en plural, que es un concepto hermoso. Y totalmente contrario a la idea del subsidio, que es denigrante. A veces el subsidio es necesario, pero cuando se eterniza termina esclavizando a las personas”, apuntó Bender, que se doctoró en Teología dogmática en la Pontificia Universidad “Antonianum” de Roma, es miembro de la Sociedad Argentina de Teología, fue profesor de Teología y rector del Instituto Teológico Franciscano.
Descendiente de suizos y alpinista –los cinco años que vivió en Roma aprovechó para escalar todo lo escalable y en la Argentina hizo cumbre y celebró misa también en el Mercedario, San Juan-, Bender comparte la filosofía con el padre Pedro Opeka, otro sacerdote argentino conocido por su magnífica obra en Madagascar. “Él creó una ciudad en un basural y nosotros pensamos en una escuela agropecuaria, itinerante, con cursos para hacer huertas orgánicas, para criar tilapias, un pez tipo sábalo o boga, muy rico y así producir alimentos para que la gente esté mejor. Nosotros creemos en el “DEL”, desarrollo económico local”, afirmó.
“Se trata de los pilares de los misioneros antiguos que buscaban una evangelización unida a la promoción del hombre”, subrayó. “Y el papa Francisco, que nos invita a ir a las periferias existenciales y geográficas del mundo, nos acompaña en este proyecto”, destacó.
Fiel reflejo de esto, les concedió el Aula del Sínodo para su presentación en sociedad, un evento en el que participará el poeta, escritor y empresario Alejandro Roemmers y otros mecenas, anónimos y no, que ayudan a financiar la “Agropecuaria San Francisco”.
¿Qué sintió fray Bender cuando su exmaestro, Jorge Bergoglio, fue electo papa en marzo de 2013 y eligió llamarse Francisco, por san Francisco de Asís, el santo de los pobres y protector de la naturaleza, patrono de Italia? “Fue un gran impacto”, admitió el misionero, que subrayó que el papa Francisco “es un jesuita, pero con alma franciscana”.
Para ayudar a la obra de Fray Bender contactarse con direccion@valoressinfronteras.org
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