Doria: "Es probable que se debata un impeachment a Bolsonaro superada la fase más crítica de la pandemia"
SAN PABLO.- De aliado y socio político a antagonista. Si la gestión de Jair Bolsonaro ya lo había alejado tempranamente del derechista en 2019, la pandemia de coronavirus en Brasil convirtió a João Doria, gobernador de San Pablo, en contrincante del presidente.
A los 62 años, el gobernador paulista asomó como uno de los más críticos del gobierno federal entre los 27 gobernadores debido a la falta de incentivo a medidas de aislamiento social. Cuando Brasil supera el millón de casos, San Pablo, que reúne más de 211 mil infectados y 12.232 muertos, encara una reapertura económica.
Doria se muestra preocupado por las crecientes tensiones políticas y asegura que Bolsonaro representa un peligro para la democracia. "El riesgo ya existe, está expresado en sus amenazas a la Corte y la Congreso", dice el gobernador de San Pablo, en una entrevista con LA NACION. Además, asegura que el parlamento está presionado por actitudes y medidas del gobierno para discutir un proceso de impeachment una vez que pase la pandemia.
-Brasil superó 1M de casos de Covid-19 y la víspera tuvo un partido de fútbol en el estadio Maracaná, a metros de un hospital. ¿Qué le dice esa imagen sobre el momento actual?
-Siento mucho la situación que vive Brasil, con direcciones distintas y un presidente que estimula el no distanciamiento social, el no uso de barbijos y el uso de hidroxicloroquina como medicamento salvador. Definitivamente no es momento de fiesta, sino de concentración y de oración para salvar vidas.
-Usted había fijado metas como la reducción de contagios para reabrir la economía. Sin embargo, comenzó a flexibilizar la cuarentena sin esa condición. ¿Por qué se anticipó? ¿Hubo presión de empresarios?
-No hubo presión. Todas nuestras iniciativas están amparadas en la salud y la ciencia. El Plan San Pablo no libera la cuarentena, la disciplina. Hubo una inflexión con ciertos requisitos para liberar áreas, considerando regiones donde el sistema de salud pública es seguro, con unidades de terapia intensiva disponibles, y con control epidemiológico.
-¿Teme que a fin de mes, cuando impacte en la curva epidemiológica la apertura de comercios y shoppings, deba retroceder?
-Si existe esa necesidad, retrocederemos sin problemas. No tenemos compromiso con la economía, sino con la vida.
-Brasil ha registrado en los últimos días decenas de protestas a favor y en contra de Bolsonaro. ¿Es el germen de un escenario de mayor confrontación hacia adelante?
-Ya hay un escenario de confrontación entre extremistas bolsonaristas, de extrema derecha, y extremistas de izquierda, que defienden posiciones radicales en la otra punta. Eso no construye la unidad para enfrentar la crisis. La aglomeración de personas en las calles no contribuye ni siquiera delante de los errores agudos del presidente.
-El presidente ha cuestionado fallos de la Corte y dijo que los militares no aceptarán órdenes absurdas. ¿Existe un riesgo latente para la democracia más allá de la retórica?
-El riesgo ya está expresado, en los discursos y en las posiciones del presidente y de varios de sus ministros, sin contar a sus seguidores que promueven carteles alentando el cierre del Congreso y de la Corte. Las amenazas a las instituciones y al periodismo, que desde la dictadura nunca vivió bajo el temor de gestos autoritarios y de agresiones físicas como ahora, atentan contra la democracia.
-¿Imagina que el Congreso discutirá un impeachment después de la pandemia?
-Es probable. Superada la fase más crítica de la pandemia, el Congreso ya está presionado por actitudes y medidas del gobierno a discutirlo ya que hay más de 30 pedidos registrados.
-¿Fortalecería a la democracia esa discusión?
-En la poscrisis, sí. Un Congreso que no discute la democracia no es un Congreso legitimado. Es obligación discutir aquello que es importante para el respeto a la Constitución. No es hora en medio de infectados y muertos, pero llegará ese momento para el debate.
-El ministro de Economía, Paulo Guedes, cree en una recuperación a partir de noviembre en forma de una V que sube lentamente. ¿Comparte esa lectura?
-Hago fuerza para que sea así. En San Pablo tenemos un programa de recuperación económica a partir de enero de 2021 con un plan llamado 21/22 que será colocado en el mercado internacional y será presentado en el Foro Económico de Davos. Sin recursos internacionales, no solo San Pablo sino Brasil no va a recuperarse de la crisis ni repuntar el empleo en el sector privado. La recuperación no creo que ocurra este año y sí en 2021.
-¿Cómo recibió la prisión de Fabricio Queiroz (exchofer de Flavio Bolsonaro, imputado por un esquema de corrupción y lavado de dinero)? ¿Somete al presidente a más problemas?
-Va a agravar su situación, por las circunstancias que motivaron la decisión. Cabe a la justicia juzgar y evaluar los delitos cometidos por Fabricio Queiroz, eventualmente por sus familiares y cuál es el vínculo con Flavio Bolsonaro.
-Los gobernadores de Río y de Pará enfrentaron allanamientos en investigaciones de la Policía Federal por presunta corrupción en gastos de combate a la pandemia. ¿Hubo direccionamiento político, como denunció el gobernador de Río, o la fuerza actuó con independencia?
-No soy capaz de juzgar si hubo deliberaciones políticas en esas medidas.
-¿Teme ser víctima de una operación para atacar la administración de San Pablo?
-No creo. Convertir una policía técnica en una policía política sería configurar un acto autoritario y llegar a un paso de la dictadura militar en Brasil.
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