Coronavirus: Johnson gana popularidad mientras Gran Bretaña está a un paso de ser el país europeo con más decesos
PARÍS.- Cuando Gran Bretaña, sumida en la pandemia, está en vías de convertirse en el país europeo con más muertes por Covid-19, el primer ministro, el conservador Boris Johnson, mantiene intacta su popularidad a pesar de su errática actitud al comienzo de la crisis.
"El Reino Unido registró 621 muertos suplementarios por coronavirus, elevando el total de decesos a 28.520 en todo el país, el segundo entre los más afectados en Europa (después de Italia)", anunció anteayer el ministro de Vivienda, Robert Jenrick, encargado de presentar el balance sanitario.
El número de contagios alcanzó los 182.260 (4806 más en 24 horas). Gran Bretaña pasó así a ser el tercero entre los países más golpeados del mundo por la enfermedad en términos de muertes, después de Estados Unidos y de Italia.
Severamente criticado por haber demorado en comprender la magnitud de la crisis y por la insuficiencia del testeo, el gobierno británico anunció el viernes haber alcanzado el objetivo de 100.000 tests por día que se había fijado a comienzos de abril para fines del mes pasado.
El gobierno anteayer también anunció que destinará 76 millones de libras para ayudar a los niños vulnerables, "víctimas de violencia y esclavitud moderna, que están atrapados" en sus hogares durante el confinamiento.
El jueves, Johnson anunció a su vez que el Reino Unido había "superado el pico" de la epidemia, aunque insistió en que el país, confinado hasta el 7 de mayo, no debe arriesgarse a "una segunda ola". Según la subdirectora del servicio de sanidad británico, Jenny Harries, el número de hospitalizados por el virus se redujo en 13% durante la última semana.
No obstante, las críticas perduran. Los medios reprochan al equipo gubernamental su imprevisión, su mala gestión de la crisis y la ausencia de insumos, que provocaron situaciones dramáticas en los hospitales. Según una reciente encuesta, casi la mitad de los médicos en Inglaterra se ven obligados a comprar su propio material de protección o depender de donaciones.
No obstante, a juzgar por otros sondeos, los británicos no piensan que Boris Johnson es el responsable de esa situación. Según un estudio del instituto YouGov realizado el 24 de abril, el 60% de los sondeados estiman que Johnson administró la crisis "medianamente bien" o "muy bien" (61%, según Ipsos). La adhesión a su política de confinamiento -decretada el 23 de marzo- es muy elevada, aun cuando Downing Street no haya sido todavía capaz de presentar una estrategia articulada de cómo se producirá el desconfinamiento.
Sondeo
El sondeo de YouGov mostró además que el 46% de los británicos estiman que Johnson es un "buen primer ministro", contra 22%. La distancia entre esas cifras y las nutridas críticas de los medios -incluida la prensa "amiga"- es sorprendente. The Times, el gran diario conservador, publicó una encuesta feroz el 19 de abril consagrada a los "38 días perdidos por el gobierno", calificado de "sonámbulo", acusando a Johnson de haber estado ausente en cinco reuniones de crisis sucesivas consagradas a la pandemia, a comienzos de 2020. El Daily Mail, por su parte, lidera la rebelión contra la falta de insumos y el equipamiento de protección para el personal médico. Todo un "fiasco", según el muy derechista Telegraph.
La razón de esa indulgencia popular tal vez resida en la historia personal del primer ministro, mucho más novelesca en este último tiempo. El 23 de abril, después de haber rozado la muerte por Covid-19 tres semanas antes, Boris Johnson fue papá por sexta vez. Su compañera, Carrie Symonds, de 32 años, dio a luz un bebé, a quien bautizaron Wilfred Lawrie Nicholas Johnson. Symonds explicó ayer que el segundo nombre del pequeño, Nicholas, era un tributo a Nick Price y Nick Hart, "los dos médicos que salvaron la vida de Boris".
Con su talento inigualable para sensibilizar a la opinión pública, Johnson relató ayer en una entrevista concedida al periódico Sun on Sunday cómo los médicos habían hecho planes en caso de que muriera mientras estaba en el hospital.
El premier reconoció que, en un momento, las posibilidades de que tuviera que ser conectado a un respirador fueron "50-50": "Fue entonces cuando comenzaron a pensar cómo presentar las cosas", relató. "Tenían una estrategia tipo 'muerte de Stalin'", precisó, en referencia al líder de la Unión Soviética, Joseph Stalin.
"Fue un momento muy difícil. No puedo negarlo", dijo. "Es difícil creer que, en tan pocos días, mi salud se deterioró a ese punto. (...) Durante mi vida, me rompí la nariz, los dedos, la muñeca, las costillas... Prácticamente todo y varias veces. Pero nunca me sucedió algo tan serio como esto", precisó el premier, a quien esa semana en el hospital le dejó un intenso deseo de "evitar el sufrimiento del prójimo y devolverle la salud al Reino Unido". Johnson fue diagnosticado con coronavirus el 26 de marzo y hospitalizado diez días después. Al día siguiente lo trasladaron a terapia intensiva.
Figura familiar del paisaje mediático nacional desde hace más de 20 años, Johnson es la personalidad política más popular del país. Célebre periodista en el Spectator y en el Telegraph, dos veces alcalde de Londres, su posición en favor del Brexit dividió profundamente al país, así como su relación notoriamente aproximativa con la verdad. Pero, a los 55 años, su aplastante victoria en las elecciones generales de diciembre de 2019 le concedió una incontestable legitimidad.
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