John McVicar: un delincuente arrepentido
1960
Scotland Yard lo declaró en los 60 el "enemigo público número 1" de Gran Bretaña, donde se lo buscó "vivo o muerto". John McVicar había escapado para entonces de dos prisiones. Cumplía una condena de 26 años por robo a mano armada.
Nacido en 1940 y criado en Londres, fue un niño becado en su colegio y campeón de ajedrez. Tenía apenas 16 años cuando comenzó a delinquir y 26 cuando escapó de prisión por primera vez.
Lo atraparon, pero se fugó de nuevo: en 1968 escapó de la sección de máxima seguridad de la prisión de Durham, lo cual lo convirtió en la presa de una verdadera cacería humana que duró dos años.
Cuando lo detuvieron por tercera vez, McVicar se había convertido en un intelectual. De vuelta tras las rejas, se concentró en estudiar -se graduó de sociólogo en la Universidad de Londres- y en escribir su autobiografía, publicada en 1974.
Ya en libertad, en 1978, McVicar comenzó estudios de posgrado en la Universidad de Leicester. También escribió el guión de McVicar , una película basada en su autobiografía, que se estrenó en 1980 y fue protagonizada por Roger Daltrey, el cantante de The Who.
2006
McVicar se convirtió en uno de los ejemplos más sorprendentes de reinserción de un criminal en la sociedad en todo el mundo. Publicó otros cuatro libros y desarrolló una exitosa carrera como periodista en Londres, en donde vive con su esposa.
"Trabajo con una lapicera y lo disfruto tanto como el viejo juego de poder del mundo criminal", escribió en una oportunidad.
Incluso, un juez llegó a elogiar su "gran habilidad" para defenderse ante la justicia, cuando en 1996 un vecino lo acusó de haberlo golpeado. "Alguien como yo, que estuvo muy involucrado en el crimen en los ´50 y los ´60 y no ha hecho nada durante los últimos 18 años, tiene que saber controlarse muy bien", dijo entonces McVicar al cerrar su testimonio ante el jurado.
De todos modos, dos años más tarde perdió otra batalla en la corte. Esta vez contra el atleta Linford Christie, quien lo acusó de haberlo difamado por haber dicho en una de sus notas que usaba esteroides para correr más rápido.
"Nuestras leyes sobre difamación -comentó McVicar entonces- favorecen a los ricos corruptos, a los magnates megalómanos, y a cualquier charlatán presumido con suficiente dinero para subsidiar las casas en la Toscana de nuestros abogados."
El destino terminó dándole la razón a McVicar: la carrera de Christie terminó en 1999, cuando fue hallado culpable de utilizar sustancias prohibidas.
Sin embargo, tal vez el golpe más duro que recibió McVicar se lo haya dado su propio hijo, Russell Grant-McVicar, quien fue condenado en 1998 a 15 años de prisión por haber cometido una serie de robos a mano armada -entre ellos, el de una obra de Picasso valuada en US$ 1,2 millones- y haber huido de la policía en dos oportunidades, igual que su padre.
John McVicar consideró que los motivos que llevaron a su hijo a delinquir fueron "totalmente diferentes" de los suyos. "El está tratando de vengarse de mí -señaló-. Supongo que por no haber estado cerca durante su infancia, cuando yo estaba en prisión."
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