Joe Biden y Xi Jinping bajaron la tensión en su cumbre en California, pero Biden después lo llamó “dictador”
El presidente de EE.UU. dijo en una conferencia de prensa que lograron “importantes progresos” y abrieron canales de comunicación, pero dejó
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WASHINGTON.- Luego de un año complicado para el mundo, y, también, para la relación entre China y Estados Unidos, los presidentes Joe Biden y Xi Jinping se vieron cara a cara en San Francisco en una histórica reunión para bajar los decibeles en la competencia entre las dos superpotencias. La cumbre logró “importantes progresos”, en palabras de Biden, quien además dijo que había sido uno de los encuentros más productivos que había tenido hasta el momento con Xi. El día podría haber concluido ahí, pero, antes del punto final, Biden se salió del guión y dijo que Xi era un “dictador”, una caracterización que arriesga desatar un nuevo foco de tensión en el crítico vínculo entre ambos líderes.
Biden ya había concluido su conferencia de prensa al cierre de la tarde anunciando la restauración de las líneas de comunicación entre los militares norteamericanos y chinos, y avances en el combate al tráfico de fentanilo –dos de los “progresos” a los que hizo referencia–, y se estaba yendo cuando se frenó para responder más preguntas de la prensa, ya fuera del protocolo y del libreto. Una de esas preguntas fue si, después de todo, todavía creía que Xi era un dictador.
“Mire, lo es. Es un dictador en el sentido de que es un tipo que dirige un país que es comunista y que se basa en una forma de gobierno totalmente diferente a la nuestra”, respondió Biden.
La sorpresiva declaración de Biden sobre un tema sumamente sensible para Pekín dejó un manto de incertidumbre sobre el futuro de los avances tejidos en la reunión bilateral, que había comenzado con Biden y Xi intercambiando señales de distensión. Ambos dejaron en claro que quieren evitar un nuevo conflicto. Biden le dijo a Xi que debían “gestionar responsablemente” la competencia, y tenían la responsabilidad de “trabajar juntos”, y Xi le respondió que darse la espalda “no es una opción”, y “el planeta Tierra es lo suficientemente grande” para el éxito de ambas superpotencias.
Biden recibió a Xi Jinping en San Francisco, donde se celebra la cumbre de líderes del Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC, según sus siglas en inglés), para una reunión bilateral –no se veían desde hacía un año y un día– crítica para descomprimir la tensión acumulada en la relación bilateral más importante del planeta. Antes de la cumbre privada, ambos líderes brindaron declaraciones que marcaron la intención de evitar una escalada catastrófica, sin dejar de reconocer, sobre todo Xi, las profundas diferencias entre ambas naciones.
Tras esa reunión, Biden dijo en la red social X que habían logrado un “progreso real” en las discusiones. Luego llegó la conferencia de prensa, y el imprevisto giro al final de todo.
“No siempre hemos estado de acuerdo, lo cual no fue una sorpresa para nadie, pero nuestras reuniones siempre han sido sinceras, directas y útiles. Nunca he dudado de lo que me ha dicho en términos de la naturaleza sincera con la que habla”, arrancó Biden antes de la reunión bilateral.
“Tenemos que asegurarnos de que la competencia no se convierta en conflicto. Y también tenemos que gestionar responsablemente esa competencia. Eso es lo que quiere Estados Unidos”, continuó el mandatario, quien luego enfatizó que tenían la “responsabilidad ante nuestro pueblo y ante el mundo” de trabajar juntos.
Biden llegó al encuentro con Xi con la intención de volver a encauzar el vínculo, reparar algunas líneas de comunicación con Pekín y avanzar en algunas áreas, como el combate al fentanilo, dentro de la línea de “competencia responsable” fijada por Biden para conducir la relación bilateral.
Un mundo suficientemente grande
Xi fue más extenso en su mensaje de apertura. Al inicio, remarcó que habían pasado “muchas cosas” desde su último cara a cara, en Bali, Indonesia, en noviembre del año anterior, durante la cumbre de líderes del G-20. El líder chino dedicó el tramo inicial de su mensaje a la economía global, enfatizando que, pese a la recuperación postpandemia, el impulso “sigue siendo lento”. Luego ofreció su mirada de la relación en dos declaraciones, con las que también ofrecio un tono más conciliador que confrontativo.
“Las relaciones entre China y Estados Unidos nunca han sido fluidas en los últimos 50 años y siempre enfrentan problemas de un tipo u otro, pero han seguido avanzando en medio de giros y vueltas. Para dos países grandes como China y Estados Unidos, darse la espalda el uno al otro no es una opción. No es realista que una parte se remodele mutuamente y el conflicto y la confrontación tienen consecuencias insoportables para ambas partes”, dijo Xi.
“Sigo opinando que la competencia entre los grandes países no es lo que prevalece en los tiempos actuales y no puede resolver los problemas que enfrentan China y Estados Unidos o el mundo en general. El planeta Tierra es lo suficientemente grande para que los dos países tengan éxito, y el éxito de un país es una oportunidad para el otro”, completó.
Al finalizar, Xi le dijo a Biden que China y Estados Unidos son países muy diferentes, pero que deberían ser “totalmente capaces de superar las diferencias”.
“Creo firmemente en el futuro prometedor de la relación bilateral”, cerró el mandatario chino.
Luego de la reunión bilateral, Biden y Xi compartieron un almuerzo con sus colaboradores más cercanos. Junto con Biden estuvieron el secretario de Estado, Antony Blinken, y su asesor de Seguridad Nacional, Jake Sullivan. Tras ese almuerzo, Biden y Xi dieron una breve caminata por la Mansión Filoli, construida en Construido en 1917, cerca de San Francisco, famosa por ser el lugar donde se filmó la serie “Dinastía” en los 80.
La histórica cumbre entre Biden y Xi Jinping llego en un momento de enorme tensión geopolítica por la superposición de las guerras en Ucrania entre Ucrania y Rusia, y en la Franja de Gaza entre Israel y el grupo militante Hamas. La fragmentación global que provocó la guerra en Ucrania puso a Estados Unidos y a China frente a frente. La Casa Blanca ve con enorme preocupación la alianza entre Xi y el presidente ruso, Vladimir Putin, que le ha permitido al Kremlin sostener su invasión a Ucrania. Y China culpa a Estados Unidos de alentar una nueva Guerra Fría y una suerte de ofensiva occidental contra Pekín.
La tensión geopolítica se solapa con la competencia comercial y tecnológica entre ambas potencias en momentos en los que Estados Unidos parece eludir definitivamente una recesión y China se enfrenta a un escenario económico muchísimo más incierto. La relación económica se había ido deteriorando durante años, pero terminó de implosionar en 2018, cuando el entonces presidente Donald Trump inició unilateralmente una guerra comercial total con China.
La administración Trump acusó a China de haber violado los compromisos que asumió al unirse a la Organización Mundial de Comercio (OMC) en 2001, de abrir su vasto mercado a empresas estadounidenses y otras empresas extranjeras que querían vender sus bienes y servicios allí. Biden ha mantenido largamente las políticas proteccionistas de Trump.
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