Joe Biden y los republicanos moderados se unen y presionan al trumpismo para liberar ayuda a Ucrania
La Cámara alta de EE.UU. aprobó un paquete de asistencia militar con una coalición bipartidista de 70 senadores, pero la oposición ya dejó en claro que intentará frenar el acuerdo en la Cámara de Representantes
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WASHINGTON.- Habituado ya a la grieta y a aprobar proyectos por una mínima mayoría, el Senado de Estados Unidos ofreció este martes una imagen atípica: una amplia coalición bipartidista de senadores aprobó un monumental paquete de 95.000 millones de dólares para ampliar la asistencia militar crítica para Ucrania e Israel, y brindar ayuda humanitaria para los palestinos en la Franja de Gaza. Pero los republicanos en la Cámara baja aliados de Donald Trump ya dieron señales de que enviarán el acuerdo directo a un cajón, un portazo que generó una áspera reacción de Biden, y, también, de los propios republicanos moderados, que elevaron la presión sobre los miembros de su partido.
“Nuestra nación se encuentra en un punto de inflexión, un punto de inflexión en la historia donde las decisiones que tomemos ahora determinarán el curso de nuestro futuro en las próximas décadas. Este es uno de esos momentos”, dijo Biden en un mensaje desde la Casa Blanca. “Y le digo a los republicanos de la Cámara baja, tienen que decidir: ¿van a defender la libertad o van a ponerse del lado de la tiranía? ¿Van a ponerse del lado de Ucrania o de Putin? ¿Con Estados Unidos, o Trump?”, afirmó.
La votación en el Senado, por 70 votos a favor y 29 en contra, fue la manifestación más contundente del respaldo con el que aún cuenta Ucrania en el Congreso, pero también de la profunda división que recorre al Partido Republicano, el Grand Old Party, bajo el dominio absoluto de Donald Trump, quien se opuso de manera tajante al proyecto. Un grupo de 22 senadores republicanos, entre ellos, el líder de la bancada opositora, Mitch McConnell, se unió a casi todos los demócratas para enviar el paquete a la Cámara de Representantes, donde ya fue rechazado de plano por el trumpismo.
Luego de que se conociera ese rechazo, Biden salió a hablar, y les dijo a los legisladores que su decisión sobre el acuerdo tejido en el Senado quedará escrita para la historia. Este “momento crítico”, dijo el presidente, nunca será olvidado.
“Este proyecto de ley bipartidista envía un mensaje claro a los ucranianos, a nuestros socios y a nuestros aliados en todo el mundo. Se puede confiar en Estados Unidos. Se puede confiar en Estados Unidos. Mientras Estados Unidos defiende la libertad. Nos mantenemos firmes por nuestros aliados. Nunca nos inclinamos ante nadie y mucho menos ante Vladimir Putin”, dijo Biden.
Y aprovechó para tirarle un dardo directo a Trump por su ofensiva para debilitar la OTAN: “¿Se imaginan a un expresidente de Estados Unidos diciendo eso? El mundo entero lo escuchó. Lo peor es que lo dice en serio.Ningún otro presidente en la historia se ha inclinado jamás ante un dictador ruso. Bueno, déjenme decir esto lo más claramente que pueda. Nunca lo haré. Por el amor de Dios. Es tonto. Es vergonzoso. Es peligroso. Es antinorteamericano”, enfatizó.
La ayuda a Ucrania es rehén desde hace meses de una puja política en Estados Unidos por la crisis en la frontera con México que recrudeció con la campaña presidencial. Los republicanos duros condicionaron cualquier paquete de asistencia militar a Ucrania –luego se sumó Israel, tras el ataque de Hamas– a un refuerzo de la seguridad en la frontera. El gobierno de Biden negoció durante meses un proyecto con un grupo de senadores que incluía varias medidas para atender esa demanda, pero luego los republicanos le bajaron el pulgar ante la presión de Trump, quien prefirió mantener la discusión abierta durante la campaña para explotar el asunto.
Tras la decisión del ala radical de los republicanos de rechazar el acuerdo, los demócratas en el Senado cambiaron su estrategia: quitaron todo el capítulo referido a la frontera y dejaron solo las provisiones para la asistencia a Ucrania, un paquete por alrededor de 60.000 millones de dólares, a Israel, por más de 14.000 millones de dólares, y la asistencia humanitaria para los palestinos por casi 10.000 millones de dólares.
Ese paquete ahora irá a la Cámara baja, donde los republicanos ya dieron una señal nítida de que probablemente ni siquiera permitan que el proyecto llegue al recinto para ser votado.
“Los republicanos de la Cámara de Representantes fueron muy claros desde el comienzo de las discusiones en que cualquier legislación suplementaria de seguridad nacional debe reconocer que la seguridad nacional comienza en nuestra propia frontera”, dijo el presidente de la Cámara baja, Mike Johnson, aliado de Trump, en un comunicado difundido luego de la votación. “En ausencia de haber recibido cualquier cambio en la política fronteriza del Senado, la Cámara tendrá que continuar trabajando su propia voluntad en estos importantes asuntos”, anticipó.
Ante ese rechazo, la Casa Blanca intentaba por todos los medios romper la intransigencia de la cúpula republicana en la Cámara baja, donde Trump tiene una influencia mucho mayor, con la certeza de que, si el proyecto llega a ser votado en el recinto, será aprobado.
El líder demócrata del Senado, Chuck Schumer, le envió un mensaje directo a Johnson en un intento por lograr que el proyecto sea votado en la Cámara baja, algo que parecía improbable.
“Mi mensaje es que este es un momento poco común en el que la historia está mirando a Estados Unidos y viendo si defenderá nuestros valores, enfrentará a matones como Putin y hará lo correcto”, dijo Schumer. “Le diré al presidente Johnson que confío en que hay una gran mayoría en la Cámara que votará a favor de este proyecto de ley. Confío en que hay muchos republicanos en su grupo. Sé que he hablado con muchos de ellos que sienten que debemos aprobar con firmeza este proyecto de ley e instaré al presidente Johnson a que dé un paso al frente y haga lo correcto”, arengó.
Y, para sorpresa de muchos en Washington, el propio McConnell, quien puso mucho capital político en el plan, se sumó a la presión del oficialismo: “Hemos escuchado todo tipo de rumores sobre si la Cámara apoya o no a Ucrania. Me parece que la manera fácil de solucionar eso sería votar. Y espero que el presidente encuentre una manera de permitir que la Cámara haga su voluntad en el tema de la ayuda a Ucrania y también en las otras partes del proyecto de ley”, dijo McConnell.
Ucrania se encuentra en un punto de quiebre. Tras el fracaso de la contraofensiva lanzada el año anterior, el presidente Volodimir Zelensky renovó la cúpula militar e intenta sostener su defensa luego de dos años agotadores de combate con el ejército ruso, mucho más equipado y con más recambio que el ucraniano.
Además de esa delicada situación interna, Zelensky se enfrenta a un creciente cambio de percepción internacional. Hace apenas un año, gran parte de Europa y Estados Unidos se mostraban llenos de optimismo ante la posibilidad de que Ucrania estuviera a punto de expulsar a Rusia de su territorio. Y parecía inconcebible que Estados Unidos le diera la espalda a la víctima de la agresión del presidente Vladimir Putin.
Pero ahora la debilidad de Biden en las encuestas y la aparente fortaleza de Trump, quien defiende una postura mucho más aislacionista y ha puesto en duda el compromiso de Estados Unidos con la OTAN, han arrojado un manto de duda sobre la asistencia de Washington a Kiev.
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