Joe Biden terminaría su segundo mandato a los 86 años. ¿Qué implica eso para la salud física y cerebral?
Los expertos consultados hablaron de la salud de los octogenarios y los cambios que se producen en las personas de edad avanzada
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NUEVA YORK.- El presidente Joe Biden acaba de anunciar que planea competir por la reelección en las presidenciales de Estados unidos del año próximo. Si gana, tendrá 82 años al empezar su segundo mandato y 86 cuando lo termine, batiendo su propio récord de ser la persona de mayor edad en asumir la presidencia de Estados Unidos. (Donald Trump lo sigue de cerca: para las elecciones de 2024 tendrá 78 años y durante un eventual segundo mandato ya ingresaría en territorio octogenario.)
El presidente Biden “es un hombre sano y vigoroso de 80 años”, según el informe de febrero del médico de la Casa Blanca, el doctor Kevin C. O’Connor. Aunque hace poco fue tratado por un carcinoma de células basales, un tipo de cáncer de piel muy común y de lento avance, Biden no tiene mayores problemas de salud, no fuma ni toma alcohol, y hace ejercicio físico al menos cinco veces por semana.
“La salud de los adultos mayores varía mucho de persona a persona”, dice la doctora Holly Holmes, jefa de gerontología del Centro de Ciencias de la Salud de la Universidad de Texas. “A medida que envejecemos, nos parecemos cada vez menos a nuestros pares, y es muy difícil generalizar sobre la salud ‘típica’ de los 80 años.”
El doctor R. Sean Morrison, jefe de geriatría de la Escuela de Medicina Icahn de la red de salud Mount Sinai, Nueva York, agrega que los cambios propios del envejecimiento llegan en distinto momento para cada persona. Algunas personas de 85 años tienen un cuerpo más sano que otras de 65, y gran parte de esa variación responde a cuestiones genéticas y al estilo de vida que haya llevado esa personas antes de los 60 años.
Sin embargo, cuando alguien llega a los 80, o incluso a partir de los 75, suelen ocurrir ciertos cambios estándar relacionados con la edad, como la pérdida muscular y el debilitamiento de los huesos, que nos hacen más propensos enfermarnos y lastimarnos.
A continuación, un pantallazo del cuerpo y la mente de un octogenario y los potenciales problemas a los que deberían estar atentos los médicos.
Cerebro
La mayoría de las personas sanas de 80 años no tienen problemas para realizar tareas cognitivas complejas, como resolver problemas o planificar actividades, dice el doctor Morrison, pero les empieza a costar más la multitarea y aprender cosas nuevas. Algunos pueden tener dificultades para recordar palabras. Los reflejos también puede ralentizarse, pero en lo general apenas, solo fracciones de milisegundo, apunta Morrison.
Los científicos no saben exactamente por qué ocurren estos cambios, pero con la edad el cerebro se achica un poco debido a la pérdida de células cerebrales, y eso podría explicarlo, dice el doctor Scott Kaiser, director de salud cognitiva geriátrica del Instituto de Neurociencias del Pacífico, California. Curiosamente, ciertas habilidades cognitivas, como el vocabulario y el razonamiento abstracto, pueden mantenerse o incluso mejorar con la edad, y por razones igualmente desconocidas, apunta Morrison.
Ojos y oídos
Con el tiempo, la vista tiende a empeorar. Los octogenarios suelen necesitar anteojos de lectura y se vuelven más sensibles a la luz fuerte, señala Morrison. Casi el 70% de los adultos mayores de 80 años tienen cataratas, pero se corrige eficazmente con cirugía.
Otro problema común relacionado con la edad es la pérdida de audición. Primero disminuye la capacidad de escuchar los sonidos de alta frecuencia, como el canto de los pájaros y el despertador, aunque esto puede arrancar tempranamente, incluso en los 30 o 40 años. La pérdida de los sonidos de baja frecuencia, como la voz de los hombres o los graves en la música, llega más tarde. La pérdida auditiva se puede tratar con audífonos u otros dispositivos, y es crucial hacerlo: “Cada vez hay más evidencias de que las personas que demoran tratarse por pérdida auditiva tienen más probabilidades de desarrollar demencia o Alzheimer”, advierte Morrison.
Corazón y pulmones
A medida que envejecemos, la frecuencia cardíaca se ralentiza un poco, y durante la actividad física no puede latir tan rápido, por eso el ejercicio aeróbico cuesta más. Más allá de eso, un corazón que envejece sanamente “suele funcionar bastante bien”, dice la doctora Lona Mody, geriatra de Michigan Medicine.
Los médicos siempre están atentos a la salud cardíaca de sus pacientes octogenarios. “Con la edad, las arterias se endurecen, y eso aumenta el riesgo de hipertensión y cardiopatías”, dice Mody. Según la Asociación del Corazón de Estados Unidos, el 83% de los varones y el 87% de las mujeres mayores de 80 años tienen alguna cardiopatía, que a veces requieren medicación o cirugía.
El presidente Biden tiene “fibrilación auricular asintomática”, un latido cardíaco irregular, y toma un anticoagulante llamado apixabán. También toma rosuvastatina para reducir el colesterol.
La capacidad pulmonar suele disminuir levemente con la edad, debido a cambios en la fuerza y elasticidad del tejido pulmonar y el diafragma, dificultando un poco la respiración, apunta Mody. Los médicos suelen estar muy a la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), que se observa en un 11% de los mayores de 65 años.
Sistema digestivo
Las personas de 80 años tienden a comer menos, en parte porque “la comida ya no tiene el mismo gusto”, apunta Morrison, y agrega que con el tiempo vamos perdiendo papilas gustativas y el sentido del olfato.
Pero los adultos mayores también necesitan menos calorías que los más jóvenes, debido a la pérdida de masa muscular magra y la desaceleración del metabolismo. De acuerdo con las recomendaciones del gobierno de Estados Unidos, las mujeres mayores de 60 años deben consumir un mínimo de 1600 calorías al día, y los hombres mayores de 60 años un mínimo de 2000 calorías al día (frente a un mínimo de 1800 y 2400 para mujeres y hombres de 19 a 30 años).
Los adultos mayores tienen mayor riesgo de acidez estomacal y reflujo gastrointestinal. La tos y el carraspeo ocasional de Biden están relacionados con el reflujo gastroesofágico, y cuando es necesario toma famotidina para tratar los síntomas.
Los octogenarios también digieren los alimentos más lentamente: el 34% de las mujeres y el 26% de los hombres mayores de 84 años sufren de estreñimiento.
Huesos y articulaciones
Con la edad los huesos se vuelven más frágiles, y la disminución de la densidad ósea aumenta el riesgo de fracturas y osteoporosis. En 2020, cuando Biden era todavía presidente electo, sufrió una pequeña fractura en el pie que le obligó a usar una bota para caminar mientras se recuperaba. Las lesiones óseas que más preocupan a los médicos son las fracturas de cadera. “Las fracturas de cadera son una de las razones más comunes de hospitalización entre los mayores de 85 años”, dice la doctora Susan Wehry, geriatra de la Universidad de Nueva Inglaterra.
Las articulaciones también empiezan a doler debido a que los huesos y cartílagos que las forman empiezan a desgastarse. Casi la mitad de los norteamericanos mayores de 65 años tienen osteoartritis, y el presidente Biden no es la excepción: le diagnosticaron osteoartritis de la columna vertebral, que ha endurecido su forma de caminar.
Piel
El riesgo de cáncer de piel aumenta a medida que envejecemos. Los hombres tienen mayor riesgo de melanoma que las mujeres, pero Holmes recomienda que todos los mayores de 80 años se hagan revisar la piel por un dermatólogo una vez al año.
Las formas más benignas de cáncer de piel, como el carcinoma de células basales y el carcinoma de células escamosas, crecen más lentamente y son muy tratables cuando se detectan y extirpan a tiempo. En febrero a Biden le extirparon un carcinoma de células basales del pecho, y antes de ser presidente ya le habían extirpado otros de diferentes partes del cuerpo.
Fuerza y equilibrio
La mayoría de las personas sanas de 80 años pueden y deben realizar actividad física, y muchas siguen siendo fuertes y ágiles, dice Holmes, que alienta a sus pacientes a realizar ejercicios aeróbicos y con pesas un par de veces por semana, y hacer estiramiento una vez por semana, aunque aclara que los pacientes con dolor, problemas ortopédicos o problemas cardíacos necesitan ejercicios específicos.
A medida que envejecen, “los adultos empiezan a perder masa muscular y a ganar grasa”, dice Morrison. Entre el 42% y el 62% de los mayores de 80 años tienen sarcopenia, caracterizada por la pérdida de masa y fuerza muscular. Los síntomas comunes incluyen dificultad para caminar, subir escaleras y cargar las bolsas de las compras.
Además, los espacios entre las vértebras de la columna se secan y se comprimen, por eso la persona tiende a inclinarse hacia adelante, lo que puede afectar su equilibrio. Las personas de 80 años suelen caminar lentamente y con pasos corto, lo que también empeora el equilibrio, agrega Morrison.
Por Melinda Wenner Moyer
(Traducción de Jaime Arrambide)
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