Joe Biden recibió a Lula en la Casa Blanca: bromas, coincidencias y una alianza por la democracia
La reunión bilateral entre ambos líderes en Washington estuvo rodeada de una enorme expectativa por el impacto que puede tener su vínculo para el resto del mundo
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WASHINGTON.- Luiz Inacio Lula da Silva apenas se había acomodado en el Salón Oval cuando Joe Biden le dio la bienvenida con una frase que de inmediato puso a Donald Trump y Jair Bolsonaro a sus espaldas: Biden le dijo que sus democracias fueron “puestas a prueba”, y prevalecieron, una referencia a los ataques del 6 de enero de 2021 y del 8 de enero de 2022 que sacudieron a Estados Unidos y Brasil. Y Lula dijo que Bolsonaro –a quien no nombró, como Biden hace con Trump– había aislado del mundo durante cuatro años, y que Bolsonaro vivía mañana, tarde y noche de las “fake news”. Biden aprovechó para meter la chicana contra Trump: “Suena familiar”, dijo, entre risas.
El cara a cara de Biden y Lula en la Casa Blanca mostró la sintonía y las coincidencias que se esperaban entre ambos mandatarios. A puertas cerradas, ambos trabajaron con sus principales asesores para reactivar la relación bilateral más importante del hemisferio, y pulir las diferencias para minimizar el riesgo de que estropeen un vínculo clave para la región, y el mundo.
Biden recibió este viernes en la Casa Blanca a Lula, en el poder desde hace 41 días, para hablar de democracia, la lucha contra el cambio climático, la inmigración y la guerra en Ucrania. La reunión bilateral entre ambos líderes en Washington estuvo rodeada de una enorme expectativa. Biden y Lula se conocieron por primera vez en 2009, y ahora ambos se reencontraron, cara a cara, por primera vez como presidentes, y con realidades política similares: son los mandatarios más viejos de la historia de sus respectivos países, y ambos aparecen bajo la latente amenaza de sus rivales, Donald Trump y Jair Bolsonaro.
Ambos líderes esperan forjar una fuerte asociación y a revivir una relación bilateral clave para el hemisferio y el mundo, que estuvo anestesiada durante los últimos años.
Como evidencia saliente de la importancia del encuentro, Biden y Lula pasaron más tiempo del previsto en su cara a cara en el Salón Oval, y se sentaron junto a sus principales funcionarios para la bilateral ampliada. Biden llevó al secretario de Estado. Antony Blinken; la secretaria del Tesoro, Janet Yellen; su “zar” del clima, John Kerry; su asesor de Seguridad Nacional, Jake Sullivan, y su principal asesor para América latina, Juan González. Lula llegó con el ministro de Relaciones Exteriores, Mauro Vieira, su asesor personal, Celso Amorim, su ministro de Finanzas, Fernando Haddad, y su ministra de Medio Ambiente, Marina Silva.
El encuentro entre Biden y Lula tuvo tres temas salientes, de alta importancia para ambos gobiernos: la defensa de la democracia, la lucha contra el cambio climático, y la guerra en Ucrania. En los papeles, los dos primeros ofrecían un amplio espacio para las coincidencias, pero la guerra en Ucrania aparecía como un tema lo suficientemente sensible y complicado como para poner a prueba la capacidad de ambos mandatarios de manejar sus diferencias. Mientras que Biden ha sido el principal aliado internacional de Kiev y Volodimir Zelensky, y ha condenado sin miramientos la invasión de Ucrania y al presidente ruso, Vladimir Putin, Lula repartió culpas, se negó a ayudar a Ucrania y propuso la creación de una suerte de “Club de paz”, con China y la India –aliados de Rusia– para buscar una solución diplomática al conflicto.
La Casa Blanca ha dicho que las negociaciones dependen de Zelensky, que sigue pidiendo más armamento para derrotar a Putin y al ejército ruso.
La lucha contra el cambio climático también estuvo al tope de la agenda. Biden y Lula acordaron revivir la cooperación sobre el clima, especialmente para proteger el Amazonas. Antes de la reunión existía la expectativa de que Biden anuncie que Estados Unidos se unirá a un fondo multilateral, financiado por Noruega y Alemania, para ayudar a combatir la deforestación del Amazonas, el Fondo Amazonia. Un alto funcionario de la administración norteamericana dijo que la intención de Washington era “encontrar formas de brindar el mayor apoyo posible en esto, pero también en otras áreas del liderazgo climático de Brasil”.
Biden ha insistido en que Estados Unidos y los países desarrollados tienen la responsabilidad y la obligación de ayudar a Brasil a proteger la selva tropical, vital para la sustentabilidad del planeta. Desde que asumió el cargo, Lula comenzó a tomar medidas enérgicas contra la deforestación ilegal en el Amazonas, revirtiendo la fuerte política de deforestación que aplicó su antecesor, Bolsonaro, quien permanece en Florida.
Pero la guerra en Ucrania aparecía como el punto más complicado a abordar por los líderes. Sus posiciones han sido antagónicas. Biden condenó energéticamente la invasión y cargó toda la responsabilidad sobre los hombros de Putin, mientras que Lula dijo durante la campaña que Zelensky es “tan responsable como Putin por la guerra”.
Lula también cargó contra el papel de Estados Unidos y la Unión Europea en el conflicto por rechazar de plano el ingreso de Ucrania a la OTAN. El presidente brasileño además está en contra de de las sanciones a Rusia, y se negó a enviar municiones a Ucrania al argumentar que su país es “un país comprometido con la paz”. Pero funcionarios de ambos gobiernos se preocuparon por destacar en la previa que la reunión buscaría resaltar las coincidencias, encarrilar la relación bilateral, y dejar contenidas las diferencias.
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