Joe Biden quedó a un paso de la Casa Blanca, pero la definición se estira
WASHINGTON.- Joe Biden quedó a un paso de la Casa Blanca, pero la definición de la elección presidencial de Estados Unidos seguía empantanada en el lento escrutinio del voto por correo en apenas cuatro estados –Nevada, Georgia, Arizona y Pensilvania–, y el presidente, Donald Trump, lejos de conceder una derrota que esta noche parece inevitable, se mostró decidido a jugar a fondo en la Justicia para intentar impugnar los resultados.
El dramático epílogo de una elección histórica mantenía en vilo al país y al mundo cuatro días después del cierre de los comicios con un escrutinio a cuentagotas por el aluvión de votos por correo, seguido minuto a minuto por millones de personas a lo largo de una semana en la que pocos pudieron pegar un ojo o despegarse de los televisores. Biden se encaminaba a obtener 306 electores, según los datos provisorios, pero por el momento tenía asegurados solo 264 de los 270 votos electorales necesarios, según la agencia AP y Fox News. Otros medios le asignaban 253 electores porque mantenían abierto Arizona.
La residencia de Biden cerca de Wilmington, Delaware, comenzó a ser custodiada por el Servicio Secreto, una señal de su lugar en la carrera presidencial. Y su campaña preparó durante el día un discurso para la noche junto con su compañera de fórmula, Kamala Harris, a la espera de que los medios, ante la ventaja que le daba el escrutinio, lo declararan ganador, la práctica habitual en las elecciones presidenciales de Estados Unidos. Pero, como su ventaja en Georgia, Pensilvania, Nevada y Arizona era ajustada, el cierre se dilataba.
Encerrado en la Casa Blanca, sin agenda oficial, Trump pasó el día al teléfono con sus aliados, sus abogados y su equipo de campaña. El presidente volvió a cuestionar la legitimidad de la elección sin aportar pruebas, y poniendo sus esperanzas en la ofensiva judicial. Su equipo campaña amplió los esfuerzos para recaudar fondos para pagarle a los abogados.
"Tuve una ventaja tan grande en todos estos estados hasta altas horas de la noche de las elecciones, solo para ver que desaparecían milagrosamente a medida que pasaban los días. ¡Quizás las ventajas regresen a medida que avancen nuestros procedimientos legales!", tuiteó el mandatario.
Trump planteó su ofensiva como una pelea por "la integridad de todo nuestro proceso electoral", según dijo en un comunicado difundido por su campaña. "Continuaremos con este proceso en todos los aspectos de la ley para garantizar que el pueblo estadounidense tenga confianza en nuestro gobierno. Nunca dejaré de luchar por ustedes y nuestra nación", indicó el mandatario.
El camino de Biden a la Casa Blanca comenzó a allanarse la pasada madrugada, cuando pasó al frente por apenas 1097 votos en Georgia, un estado que Trump confiaba en ganar, y que los demócratas habían capturado en una elección presidencial por última vez en 1992, con Bill Clinton. Por la noche, esa diferencia se estiró a 4022 votos. Unas horas después, Biden también dio vuelta Pensilvania, su estado natal, luego de pulverizar una ventaja de Trump de más de 300.000 votos para pasar a liderar por más de 13.000 con el avance del conteo de los votos por correo. Biden iba al frente en Pensilvania por 19.584 sufragios. En Nevada, obtenía 22.657 votos a favor, y en Arizona mantenía una diferencia de 36.835 votos.
Con ser declarado ganador en Georgia, Nevada o Pensilvania, Biden alcanzará los 270 votos en el colegio electoral necesarios para convertirse en el próximo presidente de Estados Unidos. La atención estaba en puesta en Pensilvania, donde la campaña de Biden se mostró convencida de una victoria. Pero aún quedaban alrededor de 100.000 votos por correo "provisionales" que debían ser revisados por las autoridades electorales para decidir si podían ser computados o no. La ley de Pensilvania establece además un recuento automático si la diferencia es inferior al 0,5%; Biden lideraba por apenas 0,3 por ciento. Y el escrutinio en Nevada se espera que se estire durante el fin de semana.
El miércoles, con su habitual tono moderado, Biden había pedido mantener la calma y respetar el conteo, y reiteró su confianza absoluta en que, una vez finalizado el escrutinio, sería declarado ganador.
"En Estados Unidos, el voto es sagrado. Así es como la gente de esta nación expresa su voluntad. Y es la voluntad de los votantes, nadie ni nada más elige al presidente de los Estados Unidos", afirmó Biden.
A la espera de un desenlace nítido de la elección, el rechazo de Trump a conceder una eventual derrota y su ofensiva legal anticipaban además una dura pelea, y sumaban incertidumbre por el futuro del país. La ofensiva judicial del mandatario podía llegar a terminar en una decisión de la Corte Suprema de Justicia, donde Trump colocó tres jueces conservadores durante su mandato, y caldear aún más los ánimos de una sociedad fracturada lista para copar las calles, además de comprometer la gobernabilidad futura de la primera potencia global con una transición conflictiva.
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