Joe Biden nombra como consejeros a varios miembros de su equipo de campaña
WASHINGTON.– Un equipo de históricos, con una marcada presencia de mujeres. El presidente electo de Estados Unidos, Joe Biden, designó al grupo de colaboradores más cercanos que lo acompañarán en el Ala Oeste de la Casa Blanca –centro neurálgico del poder en Washington–, un grupo de leales que une generaciones y brindó una clara señal de uno de los rasgos que el próximo mandatario aspira que tenga su gabinete: la paridad de género. De los ocho colaboradores que anunció Biden, cuatro son mujeres.
Al frente de ese equipo estará Ron Klain, de 59 años, su futuro jefe de Gabinete, que ya trabajó junto a Biden cuando era vicepresidente de Barack Obama, y tendrá como objetivo prioritario la lucha frontal contra la pandemia del coronavirus. Su número dos será Jen O’Malley Dillon, que lideró su campaña presidencial. Biden también llevará a la Casa Blanca a uno de sus históricos, Mike Donilon, con el cargo de asesor estratégico, un papel que antes cumplieron figuras como Karl Rove, junto con George W. Bush; David Axelrod, con Obama, o Steve Bannon y Kellyanne Conway, con el actual mandatario, Donald Trump.
El equipo de asesores lo completan Steve Ricchetti, otro histórico con décadas en la administración, y Dana Remus, su consejera legal, y otra figura que pasará de la campaña a la Casa Blanca, que también trabajó en el gobierno de Obama.
Con su transición en el limbo porque Trump aún se niega a reconocer su derrota y a abrirle las puertas del gobierno federal, Biden avanza en la formación de su gobierno en el terreno que puede. Ayer, su equipo de transición informó que continuó con su ronda de llamadas telefónicas con otros cinco mandatarios –habló con Sebastián Piñera, el primer presidente de América con el que toma contacto como mandatario electo, y el primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu– y mantuvo una reunión con un grupo de asesores en seguridad nacional, una forma de poner sobre relieve su falta de acceso a los informes clasificados de inteligencia, que en una transición normal ya hubiera comenzado a recibir.
"Solo quería conocer su opinión sobre lo que ve por delante. Para decir lo obvio, no hay responsabilidad presidencial más importante que proteger al pueblo estadounidense, así que agradezco que se haya tomado su tiempo y estoy ansioso por escuchar lo que todos ustedes tienen que decir", les dijo Biden en la reunión virtual.
Entre los asesores presentes en esa sesión estaban la exembajadora de Estados Unidos ante las Naciones Unidas Samantha Power y Nicholas Burns, que trabajó como enviado ante la OTAN. Varios congresistas republicanos han indicado que Biden debería comenzar a recibir los informes de la comunidad de inteligencia del gobierno federal, en un guiño tácito a su triunfo electoral.
La presencia de mujeres en puestos claves del futuro gobierno de Biden podría terminar en un avance histórico: uno de los cargos más importantes del gabinete, el Departamento del Tesoro, puede llegar a quedar en manos de una de ellas. Las tres candidatas que más suenan para dirigir la economía son Lael Brainard, de 58 años, funcionaria de la Reserva Federal (Fed); Janet Yellen, de 74 años, que reemplazó al frente de la Fed a Ben Bernanke durante la presidencia de Barack Obama, y Elizabeth Warren, de 71 años, senadora por Massachusetts y la candidata soñada de la izquierda demócrata.
Mientras Biden avanzaba en la conformación de su gobierno, Trump volvió a pasar otro día encerrado en la Casa Blanca sin agenda oficial. Su gobierno anunció una nueva retirada de tropas de Irak y Afganistán, y el mandatario continuó desparramando acusaciones infundadas sobre la elección en las redes sociales. Su ofensiva legal ha quedado menguada al cosechar una seguidilla de derrotas en los tribunales, sin brindar argumentos sólidos ni pruebas sustanciales de fraude o irregularidades en los comicios. Como evidencia de ese fracaso, sus abogados lo abandonan: durante los últimos diez días, dos firmas decidieron dejar de representar a su campaña. Y anteayer, en Pensilvania, en la noche previa a una audiencia clave, tres abogados se abrieron de la demanda y la dejaron en manos de Marc Scaringi, que había dicho que la ofensiva era inútil. "Al final de cuentas, en mi opinión, el litigio no funcionará", dijo en una entrevista el 7 de noviembre con iHeartRadio. "No revertirá esta elección", continuó.
Ante ese panorama, la campaña se vio forzada a mover a último momento a Rudy Giuliani, abogado personal de Trump, al tribunal para que liderara la presentación de los argumentos. Giuliani no se presentaba como abogado ante un tribunal desde 1992, antes de que fuera elegido alcalde de Nueva York. Giuliani insistió en que el voto por correo estuvo plagado de irregularidades, pero tampoco aportó evidencias para respaldar sus acusaciones.
La campaña de Trump debe decidir hoy si pide o no un recuento en Wisconsin, otro estado donde Biden se impuso por un estrecho margen. Hasta el momento, Trump no ha tomado la decisión. Si decide hacerlo, debe pagar casi US$8 millones por adelantado.
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