Joe Biden, frente a la peor crisis migratoria en EE.UU. de los últimos 20 años
Aunque durante su campaña prometió una política más laxa que la de Trump, su administración pidió a los extranjeros que no intenten entrar al país hasta que haya una reforma de los protocolos de ingreso
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WASHINGTON.- Estados Unidos se encamina a una de las peores crisis en la frontera sur del país de los últimos 20 años debido a una nueva ola de migrantes que llegan desde México y América Central, incluidos menores de edad que viajan solos, una realidad conocida y repetida que ahora ha puesto al gobierno de Joe Biden contra las cuerdas, y lo ha forzado a trabajar contrarreloj en medio de la pandemia del coronavirus para lidiar con la avalancha de extranjeros bajo críticas de los republicanos.
La línea que separa a México de Estados Unidos, una de las zonas más calientes del país y el epicentro de una eterna pelea por la política migratoria de la primera potencia global, suele experimentar un aumento en la llegada de migrantes durante los meses de primavera boreal, antes del calor del verano que eleva el riesgo de la procesión por el desierto. Desde octubre, el gobierno federal ha detenido a casi 400.000 migrantes, y mes a mes las detenciones en la frontera han superado a las de los últimos años.
La llegada a la Casa Blanca de Joe Biden, que prometió una política migratoria mucho más laxa que la de Trump y dijo que el país volvería a abrirles sus puertas a los refugiados, desató un nuevo pico de migraciones desde los países azotados por la pobreza, la narcoviolencia, desastres naturales y, ahora, también la pandemia del coronavirus.
“Estamos en camino de encontrarnos con más individuos en la frontera sudoeste que en los últimos 20 años”, reconoció ayer el secretario de Seguridad Interior, Alejandro Mayorkas, en un extenso comunicado sobre la crisis. “Esto no es nuevo. Hemos experimentado aumentos repentinos de la migración en 2019, 2014 y también antes”, graficó.
We are working to build a fair, functional, humane immigration system. Read @SecMayorkas’s statement on how we’re addressing the challenging situation at the southwest border: https://t.co/1eECMPCVU8
— Homeland Security (@DHSgov) March 16, 2021
Aunque la nueva ola de migrantes comenzó a cobrar forma con la pandemia del coronavirus, en abril del año anterior, durante la presidencia de Trump, los republicanos han culpado a Biden y al giro que impuso en la Casa Blanca por la nueva avalancha de extranjeros, en una suerte reivindicación de la estrategia de “tolerancia cero” y de la fuerte militarización de la frontera que impuso Trump, ambas políticas muy populares entre sus seguidores. Los demócratas respondieron a las críticas con acusaciones de negligencia a Trump y a su gobierno, renovando la pelea política en Washington por la política migratoria del país.
“Esta crisis fue creada por las políticas presidenciales de esta nueva administración. No hay otra forma de llamar a esto más que una crisis fronteriza de Biden”, dijo el líder republicano de la Cámara de Representantes, Kevin McCarthy.
Mayorkas dijo que la mayoría de los extranjeros que llegan al país son adultos que luego son deportados a México, en el caso de las personas oriundas de Centroamérica, según la legislación vigente. Lo mismo ocurre con las familias. El gobierno de Biden ha pedido en reiteradas oportunidades a los extranjeros que desistan de viajar por ahora a Estados Unidos, hasta tanto el gobierno reforme los protocolos de ingreso.
“Ahora no es el momento de llegar a la frontera de Estados Unidos. Los procedimientos para entrar a los Estados Unidos no van a cambiar de la noche al día, y el viaje es especialmente peligroso ahora en medio de una pandemia”, dijo a fines de enero Roberta Jacobson, asistente especial del presidente y coordinadora de la Frontera Sudoccidental. Jacobson repitió el mismo pedido días atrás desde la Casa Blanca.
Biden frenó las deportaciones de los menores de edad que llegan al país solos. Hasta mediados de marzo, las autoridades mantenían en custodia a unos 4200 niños en instalaciones fronterizas que el propio Mayorkas reconoció que ya estaban “atestadas”. Las autoridades fronterizas deben transferir al niño al Departamento de Salud dentro de las 72 horas posteriores a la aprehensión. El gobierno federal luego se encarga de encontrar a familiares o conocidos de los niños.
Mayorkas indicó además que el gobierno federal está desarrollando “vías legales y seguras adicionales para que los niños y otras personas lleguen a los Estados Unidos”, y que Washington trabaja en un programa formal de refugiados en toda la región, con México, los países del Triángulo Norte y organizaciones internacionales para establecer centros de procesamiento en esos países para que las personas puedan solicitar asilo antes de emprender el viaje al norte.
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