Joe Biden dominó el "supermartes" y ahora lidera la interna demócrata
WASHINGTON.- Joe Biden, cuya campaña languidecía hasta hace apenas unos días, tejió una histórica arremetida, superó todas las expectativas y dominó el "supermartes" al ganar la mayor cantidad de estados en disputa recostado en el fuerte impulso del electorado afroamericano. Biden se impuso en el sur del país, ganó en Texas y logró dos resonantes victorias en Minnesota y Massachusetts, donde días atrás aparecía con casi nulas posibilidades de triunfar. Su principal rival, el senador socialista Bernie Sanders, conseguía una victoria clave en California, el principal bastión demócrata, pero su campaña perdía terreno luego de un promisorio arranque en las primarias.
Un mes después del caucus de Iowa, la interna demócrata, que comenzó con un elenco de 28 candidatos, el más diverso en la historia del país, quedó acotada a dos hombres: Biden, de 77 años, y Sanders, de 78.
Michael Bloomberg y Elizabeth Warren fueron los grandes perdedores de la gran cita electoral, y quedaron bajo una enorme presión para poner punto final a sus campañas. La descomunal inversión de Bloomberg, quien gastó más de U$ 500 millones de su propia fortuna en publicidad para ganar la nominación presidencial, apenas dio frutos. Y Warren, la mujer que más lejos llegó de las seis que se presentaron, apenas quedó tercera en Massachusetts, su hogar, detrás de Biden y Sanders.
Biden logró conjurar una resurrección histórica. Luego de quedar quinto en Iowa, cuarto en New Hampshire y segundo en Nevada, envuelto en una campaña apagada, huérfana de entusiasmo, sin organización ni recursos, y a la que muchos daban por acabada, Biden concentró su energía en Carolina del Sur, donde forjó una alianza decisiva con el electorado afroamericano que le dio su primera victoria, y el empujón vital que necesitaba antes del "supermartes".
A eso se sumó el decidido respaldo del establishment demócrata, que se alineó con su campaña, urgido por detener a Sanders.
Biden se impuso en Alabama, Arkansas, Carolina del Norte, Massachusetts, Minnesota, Oklahoma, Tennessee, Virginia, Texas, y peleaba voto a voto con Sanders en Maine. Sanders lograba victorias en Colorado, Utah, Vermont, su estado, y en California, el bastión más importante de la gran cita electoral de la primaria. El resultado: por primera vez, Biden superó a Sanders en la carrera para llegar a la marca de 1991 delegados necesarios para capturar la nominación presidencial demócrata.
"Nos dijeron que cuando llegáramos al supermartes, se habrá terminado. Bueno, ¡puede que haya terminado para el otro tipo!", dijo un Biden extasiado, al hablar ante sus seguidores en Los Ángeles, en California. "¡Estamos muy vivos!", vociferó.
El "supermartes" era la fecha más importante de las primarias presidenciales en Estados Unidos, y la primera gran pelea electoral entre las dos facciones que disputan la candidatura y el liderazgo del Partido Demócrata, una puja entre el establishment, alineado ahora detrás de Biden, y la "revolución política" que propone el senador socialista Bernie Sanders.
Muchos votantes postergaron su decisión hasta los últimos días antes de la elección, una demora que jugó a favor de Biden, cuya campaña consiguió nueva vida tras un sólido triunfo en Carolina del Sur. Biden recibió además una ola de respaldos de altas figuras demócratas, incluidos tres rivales que dejaron la interna, Peter Buttigieg, Amy Klobuchar y Beto O’Rourke.
Pese a la gran noche de Biden, la interna está aún muy lejos de haber terminado. Biden ha mostrado varios flancos débiles como candidato pese a su increíble resurrección, y Sanders se ha mostrado decidido a llevar la pelea por la candidatura presidencial hasta la convención demócrata, tal como hizo hace cuatro años cuando compitió contra Hillary Clinton. Ambos candidatos aún intentan terminar de ensamblar una coalición electoral sólida que los lleve hasta la elección general de noviembre. El núcleo duro de Sanders son los jóvenes y los latinos, y el Biden, los mayores y los afroamericanos. Y todavía resta repartir más de la mitad de los delegados en elecciones en más de la mitad del país.
"Es nuestra campaña, nuestro movimiento, el que está mejor posicionado para derrotar a Trump", dijo Sanders, ante sus seguidores en Vermont, en un discurso en el que se encargó de dejar en claro que ahora la competencia es entre él y Biden: "¡No se puede vencer a Trump con la misma política de siempre!", bramó Sanders.
Así y todo, Biden logró imponer una nueva narrativa y posicionarse como el nuevo líder en una interna muy fluida, que ha roto todos los pergaminos, dominada por la obsesión de los demócratas por elegir al candidato con más posibilidades de vencer a Donald Trump. Por ahora, los demócratas parecen creer que esa persona es Biden.
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