El soldado utilizó un explosivo improvisado para volar un carguero alemán, pero de vuelta a Sudáfrica el trato distó del que se le dio a los veteranos blancos; lanzaron una campaña para que se lo reconozca ahora con la Cruz de la Victoria
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A Job Maseko, héroe sudafricano de la Segunda Guerra Mundial, le negaron la más alta condecoración militar porque era negro. Eso es lo que denuncia un grupo de activistas y lo que ha empujado a su familia a lanzarse en busca de un reconocimiento póstumo para él.
Pese a ser considerado un héroe guerra, Maseko murió pobre en 1952. Atropellado mortalmente por un tren a los 36 años, sus hazañas corrían riesgo de caer en el olvido.
Diez años antes, cuando era prisionero de guerra, se valió de un explosivo improvisado para volar un carguero alemán fondeado en Tobruk, Libia.
De vuelta en Sudáfrica, el trato que recibió distó mucho del que se les dio a los veteranos blancos, lo que refleja las políticas racistas de la época. Algunos creen que la discriminación queda patente en cómo se reconoció su valor.
Recibió la Medalla Militar por su “meritoria y valerosa acción”, pero el activista Bill Gillespie cree que no obtuvo la Cruz de Victoria, la más alta condecoración, por ser negro y ha lanzado una campaña para que la reciba ahora.
“Pena y orgullo”
La familia de Maseko apoya la iniciativa. “Estoy muy orgullosa de lo que hizo, pero al mismo tiempo me da pena. Creemos que si hubiese sido un soldado blanco hubiera recibido la más alta distinción”, le dijo a la BBC su sobrina Jennifer Nkosi Maaba, mientras depositaba flores en su tumba.
Unos 80.000 sudafricanos negros sirvieron en el Cuerpo Militar Nativo (NMC, por sus siglas en inglés). Después de la guerra les dieron bicicletas y botas, y, a veces, un traje, como recompensa. Los soldados blancos recibieron casas y tierras.
Las autoridades sudafricanas eran reticentes a ensalzar la acción de Maseko ya que “representaban las posibilidades de empoderamiento a través del servicio militar que el Estado quería reducir”, señala el historiador Suryakanthie Chetty.
Los miembros del NMC no recibieron armas de fuego, pero podían portar armas tradicionales y servir como no combatientes, siendo habitualmente utilizados como obreros, guardias o personal médico.
El mismo Maseko sirvió como camillero para las fuerzas aliadas en el norte de África, donde en más de una ocasión rescató a hombres heridos bajo intenso fuego enemigo.
La destrucción del buque
Pero en junio de 1942 fue hecho prisionero cuando su comandante se rindió a los alemanes en Tobruk. Allí, fue obligado a trabajar en las tareas de descarga en los muelles.
Valiéndose de lo que había aprendido trabajando en minas de oro en Sudáfrica, el 21 de julio Maseko llenó una pequeña lata de pólvora y la colocó cerca de unos bidones de gasolina en la bodega de un buque que se hundiría tras la explosión, de acuerdo con el relato oficial que acompañó a la concesión de la Medalla Militar.
“Desplegó ingenio, determinación y una total despreocupación ante la posibilidad de ser castigado por el enemigo o herido en la explosión que incendió el barco”.
“Merece más que un par de botas y una bicicleta por la valentía... merece la Cruz de Victoria porque su coraje le enseñó al mundo la destreza del ejército sudafricano”, afirma Nkosi Maaba cuando se le pregunta por la acción que su tío llevó a cabo hace 80 años.
Gillespie cree que el color de su piel hizo que las autoridades le vetaran para la concesión de la más alta condecoración. “Estoy absolutamente seguro. La Medalla Militar que le dieron fue solo un premio de consolación”, declara el activista, hijo de otro combatiente sudafricano en la Segunda Guerra Mundial.
Según escribió J.S. Mohlamme en la Revista de historia militar de Sudáfrica, Neville Lewis, artista al servicio del estado sudafricano durante el conflicto, dijo que a Maseko se le “recomendó” para la Cruz de Victoria, pero al tratarse de “solo un africano”, se le entregó la Medalla Militar en su lugar.
Alan Sinclair, comisario del Museo Nacional de Historia Militar, cuya sede luce en un lugar destacado un retrato de Maseko, también cree que debió recibir una condecoración mayor. “La triste realidad es que los sudafricanos negros que se enrolaron como voluntarios en el ejército igual que sus compañeros blancos fueron tratados injustamente. Personalmente, creo que Maseko debería tener la Cruz de Victoria”, le dijo Sinclair a la BBC.
Pero según Keith Lumley, que dirige la Fundación Cruz de Victoria, que se dedica a preservar el recuerdo de quienes recibieron esta distinción, pudo haber otras razones que influyeron en que a Maseko no se le concediera. “No hay duda de que el trabajo que hizo en el sabotaje del buque fue excepcionalmente peligroso y probablemente le hubiera llamado a la muerte si le hubieran atrapado”, indica Lumley.
“Sin embargo, no parece alcanzar el nivel para una Cruz de Victoria, porque nadie lo presenció. Aunque no hay duda de que hizo lo que hizo... nadie lo vio hacerlo. Me da la impresión por lo que he leído de que la Medalla Militar fue el reflejo de sus acciones”.
Tampoco el Ministerio de Defensa de Reino Unido, al que Sudáfrica se alió durante la Segunda Guerra Mundial, contempla revisar la condecoración a Maseko.
Aun reconociendo el valor de todos los sudafricanos que sirvieron en la guerra, “no podemos considerar retrospectivamente las condecoraciones porque no estamos en condiciones de confirmar las circunstancias o comparar los méritos en casos que tuvieron lugar tantos años atrás”, le explicó un portavoz a la BBC en un correo electrónico.
Una estatua para Job
Los esfuerzos de Gillespie por que el Ministerio cambie de opinión sufrieron un revés cuando el Parlamento británico rechazó por una cuestión técnica una petición para que se estudiara el asunto. Se rechazó porque este tipo de iniciativas no pueden pedir que se le conceda una condecoración a alguien.
Gillespie sigue convencido de que la gallardía de Maseko debería ser más recordada. “Nos ocupamos en retirar estatuas, pero ¿y si ponemos una para Job Maseko? De esa forma se le recordaría para siempre”.
Lumley ofrece algo de esperanza y señala que Teddy Sheean, de la armada australiana, fue condecorado con la Cruz de Victoria en noviembre del año pasado por un acto realizado en 1942 después de 50 años de cabildeo de su familia.
“En el caso de Job no diré que no se ha ganado la Cruz de Victoria, pero hace falta trabajar más en encontrar esos detalles extras que harían apropiada su concesión”.
Pero en Kwa-Thema, la zona de población negra de Springs en la que nació, el legado de Maseko se mantiene vivo. Una carretera y una escuela primaria llevan su nombre y hay un gran mural con su retrato.
Junto a su tumba, su sobrina está lógicamente complacida con la atención renovada que está captando su historia. Mirando hacia su lápida, la señora Nkosi dice orgullosa: “Tu memoria permanece, tío. Sigue descansando en paz”.
Nomsa Masek es pariente lejana de Job, pero no ha participado en la campaña puesta en marcha por sus familiares cercanos.
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