Jean Paul Getty, el magnate que descubrió petróleo en Arabia y se negó a pagar el rescate de su nieto
Con una fortuna estimada en US$5000 millones , fue uno de los hombres más poderosos de la época; símbolo de la elite estadounidense, las tragedias marcaron su vida
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Si a principios del siglo XX uno pensaba en figuras multimillonarias, Jean Paul Getty resonaba entre los nombres más destacados del universo empresarial. Lejos de estar vinculado con cuestiones tecnológicas como los magnates de esta época -Jeff Bezos, Elon Musk, Bill Gates o Mark Zuckerberg- el hombre nacido el 15 de diciembre de 1892 en Minneapolis, Minnesota, hizo su fortuna gracias al petróleo.
Al morir su padre, George Franklin Getty, un señor también ligado al universo petrolero, en 1930, Jean Paul heredó unos 500.000 dólares (que a día de hoy equivalen aproximadamente a 7 millones de dólares). De todas formas, el joven ya destacaba en los negocios y había conseguido a sus 24 años ganar su primer millón.
Él había formado su propia compañía y hasta había logrado explotar un pozo petrolero en Oklahoma, lo que le dio parte de su éxito económico. Todo esto, probándole a su papá que él sería capaz de heredar más tarde la empresa que había fundado y convertirla más tarde en la emblemática Getty Oil Company.
Es que George Franklin no creía a su hijo lo suficientemente responsable y comprometido como para heredar sus negocios y mantenerlos en pie, dado que el joven se la pasaba de fiesta y tenía una vida bastante desordenada. Pero eso no le impidió hacer crecer su fortuna que se debió, en parte, a un gran descubrimiento en Medio Oriente.
Otra vez petróleo
Lo que para muchos parecía una locura, para Getty era, con seguridad, la inversión de su vida. Y estaba en lo cierto. El magnate puso alrededor de 100 millones de dólares -a valor actual- para explotar por 60 años las tierras de Arabia Saudita.
El país no representaba entonces más que un terreno árido y desconocido para el resto del mundo. En esa época, el petróleo era asociado a Estados Unidos y no había otra meca que pudiera ponerse a su altura.
Sin embargo, la predicción del empresario no falló y, con el aval del rey local, comenzó un contrato que le daría, a partir de 1953, 16 millones de barriles de petróleo al año. Esto no solo transformaría la fortuna del estadounidense, sino que también surtiría un fuerte efecto en Medio Oriente. De esta forma, el país en cuestión empezaría a funcionar cada vez más como una nación rica, tal como se planta actualmente ante el resto del mundo.
Por esto es que se dice que los árabes le deben su éxito a Getty, el magnate que tenía desde la cuna un olfato especial para el “oro negro”.
Un secuestro y un millonario rescate
Sin embargo, el apellido Getty resuena en el mundo hace casi un siglo no solo por la fortuna asociada al clan norteamericano, sino también por los dramáticos momentos que algunos descendientes del heredero Jean Paul tuvieron que atravesar.
Uno de los acontecimiento más trascendentales de la época fue el secuestro de su nieto John Paul Getty III en 1973. En ese entonces, el adolescente tenía 17 años cuando caminaba por las calles de Roma sin imaginar que sobre él pesaba el brazo de la mafia calabresa, que lo capturó.
Los captores llamaron a la madre del joven y nuera del magnate, Gail Harris, para anunciarle que tenían a su hijo y que pedían un rescate de 17 millones de dólares. La mujer les contestó que no contaba con ese dinero pero los secuestradores le sugirieron que “busque en la familia”.
Harris acudió a su suegro, quien se negó a pagar tal suma. Su argumento fue que, si desembolsaba el dinero, sus otros 14 nietos correrían la misma suerte que John Paul III. El empresario contaba entonces con una fortuna de 2000 millones de dólares. Además de que la opinión pública se sorprendió ante su respuesta y lo calificó de avaro, los captores no se rindieron y redoblaron la apuesta.
Los días posteriores a la negativa, un paquete con la oreja del adolescente llegó a la redacción del diario romano Il Messaggero nada más ni nada menos que con el objetivo de presionar a la familia a pagar por el rescate.
Al final, el abuelo del secuestrado negoció reducir el rescate a tres millones de dólares. Sin embargo, su pago tenía una trampa para el joven: 800.000 dólares de esa suma tendría que devolvérselos con un interés del 4% anual.
Allí se notaba en Jean Paul la fuerte influencia de su padre, quien le había soltado la mano económica a sus 24 años. De esta forma, el magnate sostenía: “Los hijos de los ricos no deben ser consentidos ni recibir dinero cuando tengan edad de valerse por sí mismos”.
El 15 de diciembre de ese mismo año, cinco meses después de haber sido capturado, el adolescente era liberado en una ruta del sur de Italia.
Los millones y la tragedia
En 1957, Jean Paul Getty era para la revista Fortune el hombre más rico de Estados Unidos. Se había casado cinco veces y había tenido cinco hijos. Timothy, el que tuvo con su última esposa, Theodora Lynch, sufrió un tumor cerebral y falleció cuando tenía 12 años.
Pero las tragedias se convertirían casi en moneda corriente en la familia que a día de hoy parece amasar una fortuna de 5000 millones de dólares, según lo estimado en 2015 por la revista Forbes.
Es que además de la muerte del pequeño Timothy y del secuestro de su nieto de 17 años, Jean Paul Getty vivió la pérdida de su hijo mayor y vicepresidente de Getty Oil Company, George Franklin.
Aparentemente, el primogénito del magnate sentía que su padre no le reconocía sus logros y, uno de esos días en los que la depresión podía más que él, llegó del trabajo y se encerró en un cuarto de su mansión de Bel-Air para apuñalarse con un cuchillo. Las pastillas y el alcohol que había tomado lo obligaron a ser internado en un hospital de Los Ángeles, donde murió al día siguiente a sus 49 años.
La vida de Jean Paul Getty estuvo marcada por la tragedia y por los millones. Su afición por el dinero lo llevó a escribir el libro Cómo hacerse rico y a darse el gusto de disfrutar de una de sus pasiones, el arte. Así fue como el magnate del petróleo contaba con una colección que superaba los 4 millones de dólares, con obras de Renoir, Degas, Monet, Rubens, entre otros.
Hoy se esgrime en California el Getty Center, una suntuosa edificación donde se expone parte de la colección del millonario.
Jean Paul murió a sus 84 años, el 6 de junio de 1976. Dejaba alrededor de 4000 millones de dólares, 200 empresas -hoteles, bienes raíces, financieras, cafeterías, entre otras-, su espectacular arsenal de arte y el recuerdo de haber sido uno de los hombres más poderosos -aunque más avaros- del mundo.
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