Japón empezó a verter al Pacífico el agua radioactiva de Fukushima y China respondió con un duro castigo
El gobierno de Pekín anunció un veto a los productos marinos japoneses; el OIEA dijo que la operación es segura
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OKUMA, Japón.- La operadora de la planta nuclear de Fukushima Daiichi, que resultó dañada por un tsunami en 2011, empezó el jueves a descargar en el Océano Pacífico su primera remesa de agua radiactiva tratada, una medida controversial que provocó de inmediato un veto a los productos marinos japoneses en China.
Gente dentro y fuera del país protestó por el vertido. Grupos de pescadores japoneses temían que causara más daños a la reputación de sus productos, mientras que grupos en China y Corea del Sur han expresado su preocupación, lo que lo ha convertido en un delicado asunto político y diplomático.
La descarga de alrededor de 540 piletas olímpicas de agua durante décadas en el Pacífico es un paso importante para desmantelar la central, todavía muy peligrosa doce años después de uno de los peores accidentes nucleares de la historia.
Un video en directo retransmitido por el operador de la planta, la compañía Tepco, mostró a los ingenieros de la empresa trabajando en computadoras mientras un responsable informaba, después de una cuenta regresiva, que “se están abriendo las válvulas cerca de las bombas de trasvase de agua”.
El Organismo Internacional de la Energía Atómica de la ONU, que dio el visto bueno al plan, supervisa este proceso que a su entender se adecua a “las normas internacionales de seguridad” y tendrá una impacto “insignificante en la población y el medio ambiente”.
Sin embargo, poco después del anuncio del inicio del vertido, China decidió suspender todas sus importaciones de productos del mar procedentes de Japón y calificó el plan de Tokio de “extremadamente egoísta e irresponsable”. China es el mayor comprador de productos marinos japoneses.
Pekín ya había paralizado todas las importaciones de alimentos de 10 de las 47 prefecturas japonesas en julio, y Hong Kong Y Macao habían hecho lo mismo.
Las autoridades chinas dijeron que “ajustarán de forma dinámica las medidas regulatorias relevantes como sea apropiado para evitar los riesgos de la descarga de agua con contaminación nuclear para la salud y la seguridad alimentaria” del país.
En Corea del Sur, otro vecino de Japón, el vertido ha provocado protestas y preocupación entre la ciudadanía, pero el gobierno respaldó el plan de Tokio, con quien estrecha lazos tras décadas de distanciamiento. En tanto, Corea del Norte instó a Japón a poner freno al vertido “de inmediato”, según un comunicado de su Ministerio de Relaciones Exteriores publicado por la agencia oficial norcoreano KCNA.
Poco después del anuncio en China, el presidente de Tepco, Tomoaki Kobayakawa, dijo que la compañía se preparaba para indemnizar de forma apropiada a los empresarios japoneses por el veto a la exportación impuesto por “el gobierno extranjero” debido al derrame de aguas. China es un socio comercial clave de Japón, señaló el directivo, que dijo que haría todo lo que pudiera para ofrecer explicaciones científicas sobre la operación para que el veto se retirase lo antes posible.
Desmantelamiento
El gobierno japonés y Tepco dicen que el agua debe liberarse para dejar espacio al desmantelamiento de la planta y evitar fugas accidentales. Afirman que el tratamiento y la disolución harán más segura el agua residual que los estándares internacionales y su impacto ambiental será muy pequeño.
Tony Hooker, director del Centro para Innovación, Educación e Investigación de Radiación en la Universidad de Adelaida, dijo que el plan para liberar agua de la planta de Fukushima es seguro. “Desde luego está muy por debajo de las recomendaciones de agua potable de la Organización Mundial de la Salud”, dijo. “Es seguro”.
“Verter radiación al mar es una cuestión muy política”, dijo. “Comprendo las preocupaciones de la gente, y eso es porque como científicos no lo hemos explicado muy bien, y debemos ofrecer más educación”.
Aun así, algunos científicos señalan que el impacto de largo plazo de la radiactividad de bajo nivel que permanece en el agua requiere atención.
En un comunicado el jueves, el director general del OIEA, el argentino Rafael Grossi, dijo que “hay expertos del OIEA sobre el terreno para ser los ojos de la comunidad internacional y garantizar que la descarga se realiza como estaba previsto de acuerdo a los estándares de seguridad del OIEA”.
#Japan starts releasing treated water from #Fukushima Daiichi nuclear power plant today.
— Rafael MarianoGrossi (@rafaelmgrossi) August 24, 2023
Stay informed with real time updates on the process directly from @IAEAorg's dedicated page: https://t.co/wfoBNqfvUm
pic.twitter.com/G8wdjH3M9m
La agencia de Naciones Unidas también dijo que lanzaría un sitio web con información en vivo sobre la operación, y reiteró sus garantías de que el organismo tendría una presencia en el lugar mientras durase la descarga de agua.
La liberación del agua comenzaba más de 12 años después de las fusiones de núcleo en la planta, provocadas por un enorme terremoto y un tsunami. Es un hito en los esfuerzos de la planta por gestionar un creciente volumen de agua radiactiva, que según Tepco y el gobierno japonés complicaba la difícil tarea de retirar los residuos fundidos tóxicos y letales de los reactores.
Agencias AP y AFP
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