Jair Bolsonaro sufrió una de sus peores derrotas legislativas y redobló los ataques al sistema electoral de Brasil
El presidente brasileño encontró un freno en la Cámara de Diputados al proyecto de reforma constitucional para implementar el voto impreso en los comicios de 2022
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RÍO DE JANEIRO.- En una de sus mayores derrotas legislativas desde que asumió el poder, el presidente brasileño, Jair Bolsonaro, encontró un freno en la Cámara de Diputados al proyecto de reforma constitucional para implementar el voto impreso en las elecciones de 2022.
La propuesta de enmienda auspiciada por Bolsonaro, que insistió sin presentar pruebas en que el voto electrónico vigente se presta al fraude, necesitaba 308 votos favorables y obtuvo apenas 229 la noche del martes, clausurando la discusión en el Congreso.
Derrotado dentro del recinto, Bolsonaro no dio señales de que a partir de ahora abandonará los ataques al sistema electoral y buscará la moderación. Más bien todo lo contrario. Horas después del revés, el presidente dijo que Brasil vivirá el año que viene unas elecciones en las que “no se confiará en el resultado” y redobló los ataques a la justicia electoral.
En sus primeras declaraciones tras la votación, el mandatario agradeció a quienes acompañaron la postura del gobierno y aseguró que el Tribunal Superior Electoral (TSE) chantajeó a algunos diputados y presionó a otros con posibles retaliaciones si votaban a favor del voto impreso.
“Estoy feliz con el Congreso. No tuvimos 308 votos, pero fueron 229 votos (favorables) a 218 (negativos). Esas personas votaron de forma consciente y dieron un gran mensaje a Brasil. No creen en la transparencia de las elecciones”, dijo Bolsonaro durante una conversación con seguidores en Brasilia.
Rápidamente se hizo añicos la promesa que había ventilado el lunes el presidente de Diputados, Arthur Lira, quien había garantizado que contaba con la palabra del presidente de que respetaría el resultado de la votación.
“Hoy prevemos una elección en la que no se va a confiar en el resultado”, siguió, desafiante, Bolsonaro, al mismo tiempo que reconoció no tener pruebas contundentes de irregularidades.
La propuesta de enmienda constitucional estuvo en el centro de las crecientes tensiones entre el Ejecutivo y el poder Judicial en las últimas semanas, que incluso escaló a insultos públicos del presidente hacia Luis Barroso, máxima autoridad del TSE. Bolsonaro ha promovido manifestaciones callejeras para defender el voto papel y ha amenazado con que en 2022 podría no haber elecciones si el sistema de votación no es reformado.
El mandatario acusa a la justicia electoral de querer ensuciar el proceso para facilitar el retorno al poder de Luiz Inacio Lula da Silva, su principal desafío en las encuestas.
“Pasó todos los límites”
“El asunto está cerrado. Trabajamos para darle punto final a la situación. El estirar las cuerdas pasó todos los límites, y no podemos llegar a la elección con la versión de que éste o aquél fue perjudicado”, había dicho Lira la noche del martes tras la votación, un llamado a la mesura que no encontró eco en el presidente en horas posteriores.
La votación había quedado contaminada por una atmósfera extraña en Brasilia, debido a que el mismo día decenas de blindados de las Fuerzas Armadas desfilaron en el centro de la ciudad. Fue una ceremonia atípica que algunos interpretaron como un intento de intimidación del presidente. Lira había calificado el hecho como una “trágica coincidencia”, tesis rechazada por José Murilo Carvalho, unos de los historiadores más prestigiosos de Brasil especializado en las Fuerzas Armadas.
“Fue un hecho planeado y con un objetivo claro: presionar a la Cámara para que aprobaran el voto impreso. Los comandantes de las fuerzas obedecieron órdenes”, dijo a LA NACION Murilo Carvalho. “Bolsonaro tendrá que buscar otro pretexto para perturbar las elecciones”.
La justicia electoral y la oposición han insistido en que el voto electrónico es confiable, mientras que la vuelta al papel podría facilitar el clientelismo y otros tipos de delitos en algunos distritos del país controlados por el tráfico y las milicias. La semana pasada, el TSE abrió una investigación contra Bolsonaro por diseminar fake news en sus ataques al sistema electoral.
Críticos del gobierno sostienen que Bolsonaro busca imitar una estrategia utilizada por Donald Trump en Estados Unidos, preparando el escenario para contestar cualquier resultado que no sea favorable a su proyecto reeleccionista en 2022. Además, el voto impreso podría convertirse en una causa para mantener a su base movilizada en uno de los momentos de mayor debilidad por el avance de investigaciones por corrupción en la gestión de la pandemia y por la caída de popularidad en encuestas.
Rodrigo Augusto Prando, sociólogo y profesor de la universidad Presbiteriana Mackenzie, dijo que anticipando la derrota en el Congreso, Bolsonaro había intentado crear con el desfile una demostración de fuerza para camuflar el revés. Sin embargo, el efecto fue el contrario.
“Los tanques y blindados produjeron más humo y memes que miedo e intimidación”, aseguró Prando. “Bolsonaro va encaminándose a un vaciamiento de poder, dado que tercerizó el gobierno al centrão y la pandemia hizo que su desaprobación pusiera en jaque su único proyecto concreto: la reelección”.
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