El hombre más rico de China abrió su propia cuenta en Twitter el mes pasado, en medio de la pandemia de covid-19.
Hasta ahora, todos y cada una de sus publicaciones han estado dedicadas a su inigualable campaña para entregar suministros médicos a casi todos los países del mundo.
"¡Un mundo, una sola batalla!", señaló entusiasmado Jack Ma en uno de sus primeros mensajes.
"¡Juntos podemos conseguirlo!", animó en otro.
El emprendedor multimillonario es la fuerza detrás de una amplia operación para enviar suministros médicos a más de 150 países hasta el momento, mandando mascarillas y respiradores a muchos lugares que se han visto desplazados de la batalla global por conseguir estos equipos, que salvan vidas.
Pero los críticos de Ma e incluso algunos de sus seguidores no están seguros de en lo que se está metiendo.
¿Le ha convertido su audaz apuesta por la filantropía global en la cara amable del Partido Comunista de China? ¿O es un actor independiente que está siendo usado por el Partido para sus fines propagandísticos?
Ma parece seguir las normas diplomáticas de China, especialmente al elegir qué países deberían beneficiarse de sus donaciones, pero su creciente influencia podría situarle en el punto de mira de los celosos líderes en la cúspide de la pirámide política china.
Otros multimillonarios de las tecnologías se han comprometido a invertir dinero en la lucha contra los efectos del virus: Jack Dorsey, de Twitter, está donando US$1.000 millones a la causa.
Candid, un organismo de control de filantropía con sede en EE.UU. está registrando las donaciones de caridad privadas en esta pandemia y sitúa a Alibaba en el duodécimo lugar de una lista de donantes privados.
Pero esa lista no incluye los envíos de material crucial, que algunos países pueden considerar más importantes en este momento que el dinero en sí mismo.
Nadie más que el efervescente Ma es capaz de enviar equipos directamente a aquellos que lo necesitan.
Desde marzo, la fundación Jack Ma y la vinculada fundación Alibaba comenzaron a enviar por vía aérea provisiones a África, Asia, Europa, Latinoamérica e incluso a algunas áreas políticamente sensibles como Irán, Israel, Rusia y Estados Unidos.
Ma también ha donado millones a la investigación de la vacuna para el nuevo coronavirus y para traducir una guía de conocimientos médicos de los doctores en su provincia natal, Zhejiang (este), a 16 idiomas.
Pero son sus envíos de equipos médicos los que sin duda han generado titulares, diferenciándole.
"Tiene la capacidad, el dinero y el poder de hacer que un avión chino con provisiones despegue de Hangzhou -donde está la sede de su empresa- y aterrice en Adis Abeba, o donde tenga que ir", explica el biógrafo de Ma, Duncan Clark.
"Se trata de logística; es en lo que se basa su compañía, su gente y su provincia".
Un rostro amistoso
Jack Ma es famoso por ser el profesor de inglés carismático que creó la empresa de tecnología más grande de China. Alibaba es ahora conocida como el "Amazon de Oriente".
Ma creó su empresa desde su pequeño apartamento en la ciudad costera china de Hangzhou, en el centro del cinturón industrial de China, allá por 1999.
Desde entonces, Alibaba ha crecido hasta convertirse en uno de los jugadores dominantes en la segunda economía mundial, con participación clave en el mundo online, de la banca y del entretenimiento en el país. La fortuna de Ma está valorada en más de US$ 40.000 millones.
Oficialmente, se retiró como presidente ejecutivo de Alibaba en 2018. Entonces dijo que iba a centrarse en la filantropía.
Pero Ma retuvo un asiento permanente en el consejo de Alibaba y, junto a su fortuna y su fama, sigue siendo uno de los hombres más poderosos de China.
Parece que las donaciones de Ma cumplen con las guías del Partido Comunista: no hay ninguna prueba de que las donaciones de las fundaciones Jack Ma y Alibaba hayan ido a parar a países que tienen relaciones formales con Taiwán, el rival diplomático y vecino de China.
Ma anunció en Twitter que iba a donar a 22 países en Latinoamérica. Aquellas naciones que se sitúan del lado taiwanés -desde Honduras hasta Haití- están entre la docena de Estados que no parecen estar en la lista de 150 países.
Las fundaciones rechazaron en repetidas ocasiones proveer una lista detallada de los países que han recibido donaciones, argumentando que "en este momento, no estamos compartiendo ese nivel de detalle".
Sin embargo, las donaciones que se han entregado han generado sin duda un gran sentimiento de buena voluntad. Con la excepción de entregas problemáticas a Cuba y Eritrea, todos los envíos de las fundaciones desde China parecen haber sido recibidos con agradecimiento.
Ese éxito está otorgando a Ma incluso más atención positiva que la habitual. Los medios oficiales chinos han estado mencionando a Ma casi tanto como al líder del país, Xi Jinping.
Es una comparación incómoda. Mientras Ma se empapa de alabanzas, Xi se enfrenta a persistentes cuestionamientos sobre su gestión de la primera etapa del virus y sobre dónde, exactamente, comenzó el brote.
El gobierno chino ha enviado a equipos de médicos y donaciones a un gran número de países muy afectados por la covid-19, en especial en Europa y el Sudeste Asiático.
Sin embargo, esos esfuerzos no han tenido el resultado esperado en algunas ocasiones.
China ha sido acusada de enviar equipos defectuosos a varios países. En algunos casos, las pruebas que envió estaban siendo mal utilizadas, pero, en otros, la baja calidad de los materiales hizo que no se usaran y las donaciones resultaron contraproducentes.
En cambio, los envíos de Jack Ma no han hecho más que impulsar su reputación.
"Es justo decir que la donación de Ma fue celebrada universalmente por toda África", dice Eric Olander, editor del portal y podcast China Africa Project.
Ma prometió visitar todos los países de África y ha sido un visitante frecuente desde que se retiró de Alibaba.
"Lo que ocurre con los materiales una vez que aterrizan en un país depende del gobierno que los recibe, así que cualquier queja de cómo los materiales de Nigeria fueron distribuidos es, de hecho, un problema doméstico nigeriano", añade Olander.
"Pero en relación a la donación en sí misma, el líder de Ruanda, Paul Kagame, la describió como 'una inyección de energía' y casi todo el mundo lo vio como lo que era, que es: entregar materiales que se necesitan desesperadamente a una región del mundo que nadie más está dispuesto o es capaz de ayudar a esa escala".
En la cuerda floja
Pero, ¿se está arriesgando Ma a las represalias de Pekín? Xi Jinping no es conocido por ser alguien a quien le guste compartir los focos y su gobierno sin duda ha ido contra famosos rostros antes.
En años recientes, la actriz más popular de China, un célebre presentador de noticias y varios emprendedores multimillonarios han "desaparecido" durante largos periodos de tiempo.
Algunos de ellos, incluido el periodista, acabaron cumpliendo penas de prisión. Otros reaparecen tras una detención, escarmentados y jurando su lealtad al Partido.
"Hay un rumor de que Jack Ma se retiró en 2018 como consejero delegado del Grupo Alibaba porque estaba siendo visto como un emprendedor nacional cuya popularidad podría eclipsar a la del Partido Comunista", explica Ashley Feng, investigadora asociada del Centro para la Nueva Seguridad de EE.UU. en Washington.
De hecho, Ma sorprendió a muchos cuando de repente anunció su retirada en 2018. Él ha negado los persistentes rumores de que Pekín lo forzó a hacerlo.
Duncan Clark, el biógrafo de Ma, también es consciente de las noticias que dicen que Ma fue forzado a salir de Alibaba tras un incidente en enero de 2017.
El multimillonario chino se reunió con el entonces presidente electo Donald Trump en la Torre Trump, al parecer para hablar de comercio sino-estadounidense.
El presidente chino no se reunió con Trump hasta meses después.
"Hubo mucha especulación sobre que Jack Ma había ido demasiado rápido", dice Clark. "Así que, creo que ambas partes aprendieron lecciones sobre la necesidad de tratar de coordinarse".
"Jack Ma representa una suerte de poder blando emprendedor", añade Clark. "Sin embargo, esto también genera desafíos, porque el gobierno es bastante celoso o nervioso con rostros que no son del Partido jueguen ese papel".
Técnicamente, Ma no es un extraño del comunismo: el capitalista con mayor fortuna de China ha sido miembro del Partido Comunista desde los años 80, cuando era un universitario.
Pero Ma siempre ha tenido una compleja relación con el Partido, como evidencia una de sus célebres frases, considerando que la actitud de Alibaba hacia el Partido debería ser "estar enamorado pero no casarse con él".
Incluso si Ma y las fundaciones vinculadas a él toman decisiones sin el visto bueno previo de Pekín, lo cierto es que el gobierno chino ha hecho lo que puede para capitalizar la generosidad de Ma.
Los embajadores chinos están frecuentemente en las ceremonias en los aeropuertos para recibir suministros médicos enviados por Ma, desde Sierra Leona a Camboya.
China también ha usado la labor de Ma en sus críticas contra Estados Unidos.
"El Departamento de Estado dijo que Taiwán es un verdadero amigo pues donó 2 millones de mascarillas", dijo el Ministerio de Asuntos Exteriores de China a principios de abril en Twitter. "Nos preguntamos si @StateDept tiene algún comentario sobre la donación de Jack Ma, de 1 millón de mascarillas y 500.000 kits de pruebas así como sobre la asistencia de otras firmas y provincias chinas".
Puede que Ma pueda dejar a un lado lo que le ha ocurrido a otros muchos que eludieron al Partido.
China puede simplemente necesitar tanto una figura popular china a nivel global que Ma ha hecho lo que nadie ha podido: volverse indispensable.
"Hay una clave sobre todo lo que pasó con Jack Ma y África: él dijo que haría algo y se hizo", explica Eric Olander.
"Esa es una óptica increíblemente poderosa en un lugar en el que los extranjeros a menudo vienen, hacen grandes promesas y no las cumplen. Así que la gran donación por la covid-19 que Ma hizo formó parte de esta tendencia. Pero él dijo que lo haría y solo unas pocas semanas después, esas mascarillas estaban en manos del personal médico".
Duncan Clark argumenta que Ma ya tenía un asiento en la cúspide de China por el peso económico de Alibaba.
Sin embargo, su conocimiento en primera persona de los líderes mundiales le convierte en aun más valioso para Pekín, a medida que China trata de reparar su deteriorada imagen.
"Ha demostrado la habilidad, con múltiples salidas a Bolsa a sus espaldas, y múltiples amistades en el extranjero, de hacer amigos e influenciar a personas. Él es el Dale Carnegie de China y eso, sin duda, hemos visto que ha irritado a algunos en el gobierno chino, pero ahora estamos en una situación en la que se necesita la colaboración de todos", dice Clark.
No hay ninguna duda de que la reputación de China se está beneficiando de su trabajo benéfico y el de otros adinerados emprendedores chinos.
Andrew Grabois de Candid, el órgano de control que ha estado evaluando la filantropía en la pandemia, apunta que las donaciones privadas desde China son imposibles de ignorar.
"Están tomando un rol de liderazgo, el tipo de papel que normalmente hacía Estados Unidos", subraya.
"El ejemplo pasado más obvio es la respuesta al ébola, la crisis del ébola en 2014. Estados Unidos envío médicos y todo a África Occidental para ayudar a contener el virus antes de que saliera de esa zona".
Los donadores chinos están tomando el relevo con este virus.
"Están proyectando un poder blando más allá de sus fronteras, yendo a zonas, proveyendo ayuda, asistencia monetaria y experiencia", apunta Grabois.
Así que no es buen momento para que Pekín se interponga en el camino de Jack Ma.
"Esta es una grave crisis para el mundo en este momento", concluye Duncan Clark.
"Pero, obviamente, también es una crisis para la relación de China con el resto del mundo. Así que necesitan a alguien que pueda ayudar a amortiguar algunas de esas presiones".
Por Celia Hatton
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