Iván Duque: "El desafío que tenemos los colombianos es construir una paz sostenible"
El candidato que lidera las encuestas para las elecciones del 27 de mayo, crítico con el acuerdo con las FARC, pide basarse en la Justicia para cerrar las heridas
El tiempo pasa y las esperanzas de que haya verdadera paz tras el conflicto colombiano , que nunca fueron muchas, se van poniendo viejas. Una de las voces más críticas es la de Iván Duque, dirigente del derechista Centro Democrático del expresidente Álvaro Uribe, que lidera la carrera para las elecciones del 27 de mayo. Duque se encarrila a encabezar la primera vuelta y va al frente en los sondeos de un probable ballottage con Gustavo Petro, el candidato de la izquierda.
"El reto que tenemos es construir una paz sostenible", dijo Duque a LA NACION, durante una visita a Buenos Aires para un seminario de la Fundación Libertad. Exsenador de 41 años, se opone a que los exguerrilleros implicados en delitos atroces asuman como congresistas el 20 de julio, como establece el pacto que le otorga al ahora partido FARC una representación legislativa de diez escaños. Duque era un senador poco conocido, pero su imagen se catapultó cuando fue elegido como el candidato del partido de Uribe.
-¿Los acuerdos de paz se firmaron en 2016, pero los ánimos siguen divididos. ¿Cómo se puede empezar a cerrar las heridas?
-Yo diría que el gran error que se cometió en Colombia por parte del presidente [Juan Manuel] Santos fue haber dividido a los colombianos entre amigos y enemigos de la paz con el propósito de que le sirviera a su reelección. Todos los colombianos queremos la paz. Todos. Los únicos que no han querido la paz son los que desde la violencia trataron de imponer su criterio. Creo que el reto que tenemos es construir una paz sostenible, y la única forma que podemos tener una paz sostenible es sobre la base de la Justicia.
-¿Lo que piden ustedes no es un nuevo acuerdo de paz?
-No, no es un nuevo acuerdo. Es hacer unas modificaciones a las normas que lo desarrollan para garantizar que en Colombia la Justicia existe. Según los acuerdos, se logró permitir que un criminal de lesa humanidad no vaya a la cárcel si "dice toda la verdad". Y la letra menuda, que es la reglamentación de los acuerdos, dice que decir toda la verdad no significa aceptar culpas. Esos elementos de impunidad deben ser modificados.
-¿Alguien se animó a decir una verdad, por lo menos, aunque no hayan aceptado las culpas?
-Hasta ahora nadie dijo nada. Ni siquiera está en funcionamiento la Justicia transicional [los tribunales especiales para juzgar a la guerrilla]. Se creó una Justicia transicional que llevamos un año y medio y no funciona, que no hizo una primera investigación, que no llamó a declarar ninguno de esos responsables.
-¿Cuál ha sido el vínculo exacto entre las FARC y la droga?
-Las FARC son un cartel. Desafortunadamente no entregaron la información de quiénes eran sus socios en el narcotráfico, cuáles eran sus rutas, dónde tenían los laboratorios, cómo lavaban dinero y quién les daba las armas. La ausencia de esa información tiene una infeliz coincidencia con lo que pasó con Jesús Santrich, el exguerrillero capturado días atrás cuando participaba de una operación para enviar cocaína a Estados Unidos. La ausencia de información me parece que sirve para que muchas de esas estructuras de las FARC sigan en el narcotráfico.
-Usted ha dicho que quiere alejar al país del populismo.
-El populismo es pan para hoy y hambre para mañana. El populismo en América Latina ha sido inquisidor y expropiador, quiere refundar la República con una persona al frente que decida qué se hace y qué no en materia económica. Nuestra propuesta es la legalidad, la defensa de las leyes para enfrentar la impunidad y la criminalidad. El segundo pilar es el emprendimiento, una economía con reglas claras, sin trámites innecesarios, que genere la expansión de la clase media y reduzca la pobreza. Y el tercero es la equidad, una agenda social en educación, salud, vivienda y cultura, donde los más vulnerables tengan acceso a las oportunidades que necesitan para crecer como personas.
-En caso de ser electo, ¿cuál sería su estrategia con Venezuela?
-Lo que hay en Venezuela es una dictadura. Y no podemos ser indiferentes. Si uno vive en un departamento, y el dueño del departamento de al lado todas las noches golpea a su esposa y sus hijos, y uno escucha los gritos, ¿cuál es el deber? ¿Saludarlo al otro día cortésmente en el ascensor o denunciarlo? Cuando la diplomacia se ejerce sin esos principios se vuelve hipócrita o cómplice. Por eso, se necesita que con varios jefes de Estado lo denunciemos para que se abra una investigación rápida al dictador, y que haya una diplomacia internacional que lo acorrale.
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