Italia vuelve a las urnas en pleno temor por el fantasma de la extrema derecha
Este domingo y lunes se definen en segunda vuelta las alcaldías de varias ciudades, entre ellas Roma y Turín; manifestaciones en rechazo a los grupos neofascistas
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ROMA.– La vuelta a una política “bipolar” ya parece ser un hecho en Italia, donde en los últimos días el fantasma de la extrema derecha volvió a causar inquietud. En este contexto de tensión y el debate sobre la prohibición de fuerzas políticas neofascistas, la gran pregunta es quién ganará la pulseada entre derecha e izquierda de hoy y mañana en la segunda vuelta de elecciones municipales que involucran 65 ciudades, entre las cuales hay algunas tan simbólicas como Roma, Turín y Trieste.
En la primera vuelta del 3 y 4 de octubre, el Partido Democrático (PD) del expremier, Enrico Letta, arrasó en Milán, Nápoles y Boloña. La centroderecha obtuvo menos votos casi en todos lados y el antisistema Movimiento Cinco Estrellas (M5E) casi desapareció, con la excepción de la alcaldesa saliente de Roma, Virginia Raggi. Si bien llegó última en la votación, obtuvo casi el 20% de los votos.
En este panorama, la mayoría de los analistas vislumbró el regreso de una política “bipolar”, pero con una izquierda fuerte y una derecha dividida. Y la gran pregunta es si el ballottage –que no tendrá consecuencias para el gobierno de unidad de Mario Draghi, aunque medirá la salud de las fuerzas que lo apoyan– consolidará esa tendencia.
“Estamos ante un cambio radical. Con el derrumbe del M5E, volvimos a una configuración bipolar: la centroizquierda de un lado y la centroderecha, del otro”, indicó Roberto Segatori, sociólogo politico y exdocente de la Universidad de Perugia, que subrayó que los “grillini” –como llaman a los seguidores del M5E, movimiento fundado por el cómico Beppe Grillo–, pasaron a estar bajo la sombra del PD.
El expremier Giuseppe Conte, flamante líder del M5E, que desde que se vio obligado a dimitir auspició una alianza con el PD, no solo manifestó que en el ballottage de Roma votará por su exministro de Economía, Roberto Gualtieri, candidato de centroizquierda. También participó ayer de la multitudinaria manifestación “en contra de los fascismos” y por la democracia convocada por los sindicatos y las fuerzas de izquierda en solidaridad con la CGIL (Confederación General Italiana de Trabajo), el principal y más antiguo sindicato de trabajadores del país.
Su sede fue atacada el sábado pasado por centenares de manifestantes antivacuna y anti-green pass (el pase sanitario, desde anteayer obligatorio también para trabajar) en hechos de violencia que no se veían desde hace tiempo, que alarmaron al país. Estos determinaron el arresto de 12 personas, entre ellas líderes de partidos de extrema derecha como Forza Nuova y grupos neaofascistas.
Multitud
En un clima tenso marcado, además, por las protestas contra el green-pass que anteayer hubo en todo el país y ayer en Milán, Conte no fue el único miembro del potenciado M5E presente en la multitudinaria manifestación en contra del fascismo en la Plaza de San Juan de Letrán. También asistieron el exviceprimer ministro y actual canciller, Luigi Di Maio y otros referentes de su partido, junto a líderes de la centroizquierda, entre ellos Letta y Gualtieri.
En la manifestación, pacífica y marcada por globos, banderas rojas de los sindicatos y pancartas, el jefe de la CGIL, Maurizio Landini, consciente de que justo tenía lugar en vísperas de una votación clave, abrió el paraguas. “Esta no es una manifestación partidaria, es una manifestación que defiende la democracia de todos”.
El exministro del Interior y líder de la Liga, Matteo Salvini, no ocultó su indignación ante una manifestación que, según los organizadores, juntó a 200.000 personas, pero que según la policía tuvo a 50.000 participantes. “Mientras en Europa corre sangre por mano del terrorismo islámico, único real peligro de estos tiempos, en Roma la izquierda hace campaña electoral [en el día del silencio], persiguiendo a fascistas que, por suerte, no existen más”, comentó en sus redes sociales.
Salvini espera dar un batacazo en Turín, ciudad que en 70 años nunca estuvo en manos de la derecha. Algo que significaría para él una revancha después del golpe de hace dos semanas, cuando la coalición de derecha –formada por la Liga, el debilitado Forza Italia, del expremier Silvio Berlusconi, y Hermanos de Italia, de Giorgia Meloni, partido en ascenso y el único de oposición a Draghi– perdió en Milán, uno de sus bastiones.
Aunque otra gran incógnita es qué pasará en Roma. Aunque viejos sondeos pronosticaban la victoria de Gualtieri sobre Enrico Michetti, de Hermanos de Italia, nadie pone las manos en el fuego. Aunque el exministro Carlo Calenda, exmiembro del PD y candidato de un partido independiente adelantó que votará por la centroizquierda, no se sabe qué harán sus votantes, que no son pocos, ya que cosechó más del 20%. Tampoco se sabe qué harán los “grillini” de Raggi –ofendida porque el PD denostó su catastrófica gestión– y qué pasará si después de la histórica abstención (cercana al 50%) de la primera vuelta, la gente sale a votar en masa.
Lo cierto es que, en un fiel reflejo de que la derecha está dividida, una victoria en Roma de Michetti, el candidato de Meloni, aunque sería un golpe tremendo para el PD, tampoco le haría gracia a Salvini, su gran rival interno. Ambos sueñan con sentarse en el Palacio Chigi, sede de gobierno, pero en cierta forma quedaron salpicados por las polémicas por las escenas de violencia neofascista y anti-vacuna de hace ocho días, que no condenaron con la contundencia esperada.
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