Tiene 70 años y se subió a una moto para ayudar a las víctimas del sismo en Italia
Giuseppe Bibi integra un grupo de motoqueros que recorre la zona devastada para llegar a los lugares que las ambulancias no pueden
AMATRICE.- Italia aún no consigue ponerse de pie. Tras el terremoto del miércoles pasado de 6,2 en la escala de Richter que golpeó con fuerza al centro del país y se sintió hasta en Roma, el país busca entre las toneladas de escombros a los sobrevivientes e intenta sepultar a los casi 300 muertos que causó la tragedia.
Sin embargo, en ese contexto de desolación no son todas malas noticias. Giuseppe Bibi tiene 70 años y es una de las buenas. ¿Por qué? Porque tomó una decisión para cambiar el rumbo de su vida y de las de varios más: este ex conductor de autobuses jubilado de Perugia agarró su moto, se subió y comenzó a recorrer las zonas destrozadas para ayudar a los supervivientes, de acuerdo a una nota publicada por el diario español El Mundo.
"Lo peor es ver el dolor de la gente. Los terremotos son todos un poco iguales. Los primeros tres o cuatro días son los más difíciles: carreteras cerradas, imposibilidad de moverte. Ahora mismo Amatrice es como el Friuli en 1976. Cambia poco", asegura Bibi.
Bibi hace ya más de 50 años que está subido a una moto y conoce como la palma de su mano los pueblos montañosos. Y no es la primera vez que sale a ayudar a quienes lo necesitan. La primera vez que lo hizo fue en 1976. "Después participé en los de la Valnerina de 1997", dos terremotos que también causaron desastres en las regiones de Umbria y Las Marcas. “Y ahora estoy aquí".
Pero no está solo, forma parte de un equipo de 30 personas compuesto por motoqueros de entre 20 y 70 años que viene de Roma, Nápoles o Rieti y se organizan para llegar hasta los lugares más recónditos para ayudar a los que lo precisen, allí donde las ambulancias no llegan.
"Ayudamos al Ejército o a la Guardia Forestal a encontrar rutas alternativas para transportar medicinas, agua, mantas y todo lo que necesite la gente que se ha quedado aislada en algún pueblo o no ha querido abandonar su casa", explica otro de los motoqueros, Damiano Incaini, voluntario de la Protección Civil.
"Los servicios de emergencia llegaron en seguida a todas partes pero con las réplicas posteriores algunas carreteras de acceso a los pueblos se cerraron y no se puede pasar. Ahí es donde entramos nosotros".
"Somos pilotos de carreras a nivel internacional. Estamos muy preparados y coordinados con otras asociaciones de motoristas de las zonas de alrededor. Trabajamos día a día porque mientras nos necesiten, aquí estaremos".
Y la satisfacción de estar ahí en favor de quienes están en problemas no es sólo reconfortante para las víctimas. Bibi, que también habló con el diario La Reppublica, la disfruta mucho. "La destrucción en Amatrice y los pueblos de alrededor es total. La desesperación de las personas es tremenda. Pero verlos suspirar aliviados cuando nos ven llegar no se paga con dinero. Yo soy voluntario desde hace tantos años. Y lo hago sin pedir nada a cambio. Me gusta ayudar a los demás. Un mañana, quién sabe, podría ser yo quien necesite ayuda.