Italia: los millennials que por el Covid vuelven al pueblo que vende casas a un euro
Muchos jóvenes decidieron regresar a Cammarata, un pueblo de Sicilia, por los cambios que generó la pandemia y para reimpulsar el plan de venta de viviendas a solo un euro
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ROMA.- Como sucedió en todo el mundo, también en Cammarata, pueblo de Sicilia que saltó a la fama en 2019 por vender sus casas a un euro, la pandemia de coronavirus significó un parate. Con terribles confinamientos y cuarentenas en todo el planeta, por más de un año también se detuvo la exitosa iniciativa tomada para volver a poblar uno de los cientos de borghi (pueblitos) de Italia abandonados en las últimas décadas.
A partir de marzo de 2020, cuando Italia se convirtió en el primer país de Occidente que entraba en un inédito lockdown, ya nadie pudo acercarse a Cammarata para averiguar y ver sus antiguas casas del centro histórico, abandonadas, en venta al simbólico precio de un euro... Algo que recién en las últimas semanas de reaperturas y paulatina “nueva normalidad” algunos extranjeros -entre ellos algunos argentinos-, pudieron volver a hacer.
Pero el Covid-19 para Cammarata -que tiene unos 6000 habitantes- tuvo también un efecto positivo: varios millennials que se habían ido a estudiar al exterior, decidieron regresar a su pueblo después de horribles cuarentenas lejos de la familia y, además, apostar por el novedoso proyecto de casas a un euro.
“Al menos cuatro jóvenes que se habían ido al exterior, en ese período tan duro que significó el Covid decidieron volver y emprender aquí otra historia. Y cuando quedó claro que la comuna de Cammarata no daba abasto con todos los pedidos y demandas que llegaban de personas interesadas en comprar casas del centro histórico, tuvimos la idea de crear StreetTo, una asociación cultural que tiene como fin ocuparse de esta iniciativa, asesorando en todos los aspectos a quienes están interesados en comprarse una casa y empiezan a hacer averiguaciones para ello”, explicó a LA NACION Martina Giracello. De 29 años y arquitecta que hasta hace poco trabajó en Londres, Martina forma parte del grupo de al menos 15 jóvenes que, cada uno desde su oficio o profesión, sueña con repoblar ese centro histórico desde el cual partió y que ahora volvió a ser para ella un imán.
“Son muchos los jóvenes que han decidido invertir la tendencia de dejar su pueblo de origen y que deciden volver para traer un viento de novedad y para gozar de la vida serena que solo en estos borghi es posible. La pandemia en este marco nos ayudó, porque hallarse solos en un lugar lejano, seguramente no es fácil”, explicó a LA NACION el alcalde de Cammarata, Giuseppe Mangiapane. “En los últimos tiempos se nota que algo está cambiando en comparación a lo que pasaba hace diez años. Muchos jóvenes valientes y emprendedores decidieron también no abandonar Cammarata, sino volverlo un lugar mejor”, precisó al mencionar como ejemplo a algunos de los chicos de la asociación StreetTo, que ayudan en el proyecto de casas a un euro.
“Son casi todos profesionales que después de haber tenido una experiencia en el exterior, han regresado para poner a disposición su tiempo y sus competencias por Cammarata”, dijo Mangiapane, al destacar que espera que su ejemplo sirva como estímulo para los demás jóvenes.
“Queremos que crezcan con una sensibilidad abierta al intercambio, con la convicción de que la contaminación cultural es innovación y que a partir del intercambio recíproco y el encuentro pueden nacer ideas y nuevos puntos de vista. En este sentido, estoy seguro de que la llegada de nuevas personas puede servir como estímulo”, indicó.
Desde que, la semana pasada, comenzó a funcionar el sitio web de StreetTo, donde pueden verse algunas de las casas en venta, tanto al precio simbólico de un euro, como a otros que van de cinco a 20.000 euros, la casilla de correo de la asociación se vio inundada de mails.
“El interés es enorme, no damos abastos con los mensajes, que vienen sobre todo desde Estados Unidos, América Latina -especialmente desde la Argentina, y Colombia-, desde China, Irán porque también salió allí una nota, desde Alemania, de países de Europa del Este, como Polonia, de Bielorrusia, desde Rusia... Desde todo el mundo nos llegan solicitudes de información y estamos queriendo darles a todos la mejor atención”, dijo Martina.
Más allá del entusiasmo, hasta ahora no ha habido ventas de casas a un euro en Cammarata.
“Al momento, pese a los pedidos y que ha venido muchísima gente a visitarnos, no ha habido ninguna venta. Se percibe un interés fuertísimo hacia este proyecto y los próximos meses, en los que será más simple viajar, serán seguramente importantes”, comentó Mangiapane, que contó que hace poco visitó Cammarata un joven argentino llamado Marco, de Rosario, que presentó una solicitud de adquisición de una casa en el centro histórico.
“Para él visitar Cammarata fue una experiencia única porque pudo no solo ver sus bellezas, sino también confirmar la cálida acogida y el carácter amistoso de su gente. Todos nosotros no vemos la hora de poder recibirlo como nuevo ciudadano de Cammarata, junto a su familia”, agregó, entusiasmado.
Es justamente para facilitar una decisión como la de Marco que surgió la asociación StreetTo. “No se compra de un día para el otro, hace falta tiempo, la gente primero ve y tiene que organizarse para venir, realizar trámites burocráticos, hablar con contadores, abogados, bancos, constructores, ver posibilidades de trabajo y nosotros apuntamos sobre todo a ayudar en todo eso, en acompañar y en establecer una relación de confianza, para que después la persona que decide comprar la casa, pueda insertarse en la sociedad”, explicó Martina.
Junto a ella también trabajan Ornella, que después de vivir en Inglaterra varios años, el Covid le hizo entender que no hay nada mejor que Cammarata; Giulia, siciliana, y Cris, francés, una pareja que trabajaba en Milán y que también decidió volver a Sicilia; al igual que Valentina, que trabajaba como operadora turística en Londres, y Anna Lisa, abogada, que ahora es la consultora legal de quienes se aventuran en el proyecto de las casas a un euro. “También hay fotógrafos y gráficos que nos ayudan en las redes sociales, todos trabajamos en otra cosa, pero decidimos poner nuestra profesionalidad disposición de en un proyecto en el cual creemos”, indicó, sin ocultar su fervor.
Refacciones
Tanto Martina como Mangiapane aclararon que, obviamente, después del precio simbólico de un euro, hay importantes gastos para la refacción de la vivienda, que dependen de su estado de manutención y del tipo de reestructuración que quiere hacer el comprador. “Considerando eso, hay un costo mínimo de 40.000 o 50.000 euros, aunque todo depende de las exigencias de quien adquiere... De hecho, hay casas casi habitables”, estimó la joven.
¿Qué opinan los pocos habitantes de Cammarata del proyecto, en su mayoría personas muy mayores? “¡Están encantados!”, asegura Martina, que contó que su abuela es justamente una de las vecinas del semi abandonado casco histórico. “La nonna está feliz porque las personas de la zona o ya se murieron o se fueron, por lo que ya no puede asomarse del balcón y charlar... Ella, como muchos otros ancianos, unos mil, que viven en el centro histórico, cada vez que oyen que el silencio se rompe porque hay gente en la calle ya que estamos acompañando a algún extranjero a ver, se asoman y no ocultan su entusiasmo”, resaltó.
Coincidió el alcalde, Mangiapane. “La gente está contentísima de recibir a personas nuevas, las espera con los brazos abiertos y con un buen café”, aseguró. “Los cammaratesi son famosos desde la antigüedad por ser un pueblo que adora recibir y siempre abierto al intercambio y consciente de que la contaminación cultural es innovación. Deseamos hacer conocer nuestras raíces, nuestro territorio, del que estamos muy orgullosos, pero también queremos enriquecernos gracias a los que vendrán a vivir aquí”, agregó.
¿Qué puede ofrecerle Cammarata a un joven? “Cammarata es un territorio que puede ofrecer mucho. Somos un pueblo vivo desde el punto de vista comercial y las muchas excelencias que tenemos son una demostración, tanto en el sector agrícola, como en el turístico o el gastronómico”, dijo. El alcalde destacó, además, que vivir en Cammarata significa tener todos esos privilegios implícitos en un pueblo chico. “La vida es tranquila, respirás aire sano, la comida es excelente y las personas te hacen sentir como en tu casa desde el primer instante. Estás rodeado de afecto sincero y respirás historia, tradición, naturaleza... Los ritmos frenéticos de una ciudad no te permiten gozar de estas simples y pequeñas cosas, que sin embargo son las más gratificantes”, agregó, muy motivado.
“¿Dónde tenés la posibilidad de gozarte tu pausa de trabajo entre senderos de montaña? ¡Aquí se puede hacer y podés admirar la belleza de todo el interior siciliano gracias a los 1578 metros de altura del monte Cammarata, del que incluso a veces se puede ver el mar!”, siguió. Definió su pueblo como “una terraza panorámica” que permite contemplar maravillas, incluso la erupción del volcán Etna, aunque queda bastante lejos, así como “un punto estratégico”. Desde allí, de hecho, se pueden alcanzar rápidamente, en menos de media hora de auto, metas turísticas como el Valle de los Templos de Agrigento o las conocidas playas sicilianas.
¿Desventajas de Cammarata? Para Mangiapane, solo una: “Si uno ama la buena comida, genuina, viviendo aquí seguro incorporará unos kilos”.
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