Italia: del odio al amor a Europa, la increíble conversión de Matteo Salvini
ROMA.- La increíble “conversión” europeísta de Matteo Salvini es una de las grandes novedades del panorama político italiano, que espera que en breve el flamante primer ministro “encargado”, Mario Draghi, expresidente del Banco Central Europeo (BCE) y personalidad de enorme prestigio, forme un nuevo gobierno de emergencia de “alto perfil”, que haga resurgir a Italia.
El líder de la derechista Liga, hasta ahora en la oposición, en efecto, en los últimos días provocó un nuevo sacudón en el avispero al decidir respaldar sin medias tintas a Draghi en su futuro gobierno. Salvini dio este paso inesperado no sólo pese a que sus rivales de centroizquierda ya habían también asegurado su apoyo al también llamado “super-Mario”, sino también pese su pasado de euroescéptico total. Y de exministro del Interior del primer gobierno populista-soberanista del Viejo Continente, entre 2018 y 2019, famoso por sus batallas con la Unión Europea (UE) por el conflictivo tema migrantes y otros, de tipo económico.
“Queremos a una Italia que vuelva a ser protagonista en Europa y que en Europa ponga al centro el interés nacional”, dijo Salvini ayer, al salir de una segunda ronda de consultas con Draghi en la que reconfirmó su apuesta total al exbanquero con quien, finalmente, aseguró tener más coincidencias que desacuerdos.
"Queremos a una Italia que vuelva a ser protagonista en Europa y que en Europa ponga al centro el interés nacional"
Matteo Salvini
Para superar la crisis política que desató el 13 de enero pasado el expremier Matteo Renzi, que se retiró con su pequeño partido Italia Viva del gobierno de Giuseppe Conte -formado por una coalición entre el antisistema Movimiento Cinco Estrellas (M5E) y el Partido Democrático (PD), de centroizquierda-, Draghi recibió la semana pasada del presidente Sergio Mattarella el encargo de formar un gobierno de emergencia. Un gobierno “de alto perfil” y de ningún color político, cuyo objetivo es hacer resurgir a Italia de la catástrofe sanitaria, económica, social y educativa provocada por la pandemia de coronavirus, que causó hasta ahora más de 92.000 muertos.
Considerado una de las personalidades más prestigiosas de Italia, conocido en Europa y el mundo por haber salvado al euro durante la crisis financiera de 2012 y con un perfil bajo, muy distinto al que se vio hasta ahora en el escenario, Draghi, de 73 años, convenció a todos. No sólo a los mercados, que hicieron caer el “spread” –el índice que mide la confianza en que Italia pueda honrar su deuda pública, equivalente al 160% de su PBI-, a su nivel más bajo desde 2015, sino también a la opinión pública. Según un sondeo del noticiero La7, el 66% de los italianos respalda a Draghi, que superó en popularidad al premier saliente, Conte y que es visto como “el gran salvador” del desastre dejado por los partidos políticos, queen esta crisis política en plena pandemia, totalmente inoportuna, prefirieron seguir peléandose por cuotas de poder, sin pensar en el país.
Operación de limpieza de Salvini
En lo que todos los analistas consideran una operación de limpieza de imagen ante el mundo y la UE, que siempre lo consideró no potable, Salvini, de 46 años, al salir ayer de su segundo encuentro con Draghi, habló con tonos moderados. En traje azul y dejando atrás su rol de guazón y verborragia habitual, explicó que estaba de acuerdo con el futuro premier en que la prioridad en este momento es resolver la crisis sanitaria, la campaña de vacunación y el relanzamiento de Italia a través del uso del fondo millonario prometido por la UE para la pospandemia.
Sin “políticas de austeridad”, sino expansivas y poniendo en marcha obras públicas que estimó que le darán empleo a un millón de personas. Con respecto al tema migrantes Salvini, que cuando fue ministro del Interior, hace dos años, tensó como nunca las relaciones con Bruselas al cerrarle los puertos italianos a los barcos que rescataban a desesperados en el Mediterráneo, también dio un giro. “Reiteré que con respeto a los migrantes debemos adoptar políticas de otros países europeos, como España y Francia”, dijo.
Además, si bien otro caballito de batalla siempre fue la implementación de una “flat tax” –impuesto chato-, solución fiscal que Draghi no comparte, Salvini se manifestó igual conforme. “Draghi dijo que no aumentará los impuestos y a la Liga le alcanza”, aseguró. Mientras tanto, en otra señal que confirmó la “conversión” europeísta, los legisladores de su partido ante el Parlamento Europeo votaron en favor del reglamento sobre el Recovery Fund, el fondo de más de 700.000 millones de euros aprobado por el bloque para ayudar a los países más golpeados por la pandemia (del que Italia recibirá más de 200.000 millones).
Fue Giancarlo Giorgetti, economista y referente del ala moderada de la Liga, el mentor del dramático cambio de Salvini, que hasta hace unos días reclamaba a los gritos elecciones anticipadas “ya” y aseguraba que jamás se habría juntado en un gobierno con el M5E y el PD. “Draghi es una fuera de serie como Ronaldo, no puede quedar sentado de reserva”, le dijo Giorgetti, que también le recordó a Salvini que gran parte del electorado de la Liga está formado por centenares de pequeños emprendedores del norte del país que sí hinchan por un ejecutivo de Draghi. Así, logró la metamorfosis del “capitán”.
“Antes viene el interés de Italia, después el del partido”, pasó a sostener después Salvini, para que se entendiera su abrupto cambio de postura, que se entiende. Salvini sueña con ser primer ministro y su partido, según sondeos, es el más importante del país.
Lo cierto es que en los últimos días también Forza Italia, el partido del expremier, Silvio Berlusconi, aliado en una coalición de derecha con Salvini, aseguró su respaldo a Draghi. La única que se desmarcó fue Giorgia Meloni, líder del post-fascista Hermanos de Italia, que adelantó su voto en contra a la hora de la confianza.
Dividido y al borde de la implosión, el M5E también decidió tragarse el sapo y respaldar al expresidente del BCE, en una decisión que marcó un presunto salto hacia “la madurez” de un grupo que nació como antisistema. Esto indignó a muchos de los votantes de la primera hora, furiosos, además, porque a último momento el fundador del movimiento, el cómico Beppe Grillo, otro nuevo sostenedor de Draghi, decidió aplazar una votación online en la que el “pueblo grillino” debería haberse expresado sobre el asunto.
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