Israel vivió un inusual festejo, mientras sigue el drama de otros familiares de rehenes
El anuncio de la liberación significó un respiro para el gobierno de Netanyahu y provocó celebraciones en varias ciudades; también hubo movilizaciones en reclamo por el resto de los rehenes
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JERUSALÉN.– Tras ingresar en el noveno mes de una guerra que parece haberse convertido en un atolladero militar, un pantano diplomático y objeto de condena global, este sábado los israelíes finalmente encontraron un motivo para celebrar, y así lo hicieron.
Pocos minutos después de la difusión de la noticia de que cuatro de los rehenes israelíes habían sido extraídos sanos y salvos de la Franja de Gaza durante una incursión diurna, estallaron gritos de alegría en veredas, plazas y playas, y una multitud se congregó frente a los hospitales adonde fueron trasladados rápidamente los rehenes.
En televisión, algunos conductores se quebraron al dar la noticia, al igual que el presidente de Israel, Isaac Herzog, durante su comunicación con Noa Argamani, una de los más de 250 rehenes llevados a Gaza durante los ataques de Hamas del 7 de octubre de 2023.
“Noa, estoy tan contento de escuchar tu voz, se me llenan los ojos de lágrimas”, le dijo Herzog a la joven de 26 años, que había sido grabada en un video de su captura gritando “¡no me maten!”, mientras la llevaban a Gaza en una moto.
Argamani, una de las decenas de jóvenes capturados en un festival en el desierto, se convirtió en un símbolo del atormentador fracaso –y la furia creciente– que fueron sintiendo los israelíes con el paso de los meses y la mengua de la esperanza de liberación de los rehenes.
Desde noviembre quedaron en la nada las negociaciones por un acuerdo de alto el fuego para intercambiar prisioneros palestinos. Las protestas callejeras se volvieron masivas y a veces violentas, y las familias de los rehenes exigen más acciones del primer ministro Benjamin Netanyahu. El gobierno se fracturó y el gabinete de guerra, que incluye a líderes opositores, está al borde del colapso.
La mayoría de los familiares de los rehenes recibieron pocas o ninguna señal de vida de sus seres queridos, salvo algunos inusuales videos de propaganda de Hamas, como el que se publicó hace más de una semana y que al parecer contaba con la voz de la propia Argamani. Pero este sábado, al menos momentáneamente, Israel estuvo unido en la alegría.
La guerra sigue haciendo estragos. Según Hamas serían por lo menos 210 los palestinos que murieron en las acciones en torno a Nuseirat, de donde fueron rescatados los rehenes. Las fuerzas militares israelíes también se disponen a escalar el combate contra Hezbollah a lo largo de la frontera con el Líbano. El comandante israelí que murió durante la operación fue velado, y las familias de los 120 rehenes restantes continúan su tortuosa espera. El país, traumatizado, solo se permitió unas horas de alborozo.
Benny Gantz, el principal rival político de Netanyahu, que había organizado una conferencia de prensa para las últimas horas de la jornada, presuntamente para renunciar al gabinete de guerra, anuló el evento y en cambio anunció que tenía “el corazón rebosante de alegría por el regreso de Noa, Andrey, Almog y Shlomi”.
La alegría israelí llegó en medio de otra ola de horror dentro de Gaza. Horas antes las Fuerzas de Defensa de Israel habían dicho que estaban “atacando infraestructura terrorista” en Nuseirat, un campo de refugiados en el centro de Gaza. Más tarde, anunciaron que los cuatro rehenes habían sido rescatados de esa área en una de las operaciones más complejas que hayan planificado.
“Lloré tanto ante tanta dicha, no pude contener las lágrimas”, contó Hilla Israeli, una docente de 38 años, que se encontraba a orillas de un lago cuando se enteró de la noticia. “De pronto todos empezaron a sacar sus teléfonos, la gente salía del agua, se oían gritos de alegría por todas partes”, añadió.
Cécile Belilius, de unos 60 años, consideró la liberación de los cuatro rehenes como un hecho “estimulante”. Admitió, sin embargo, que tiene “sentimientos encontrados” al pensar en las víctimas civiles palestinas de la guerra y tiene la “esperanza” de que se aceleren las negociaciones para liberar a todos los rehenes y alcanzar un alto el fuego duradero entre Hamas e Israel.
En medio de las celebraciones, también hubo protestas en Tel Aviv contra el gobierno de Netanyahu en reclamo por la liberación del resto de los secuestrados.
La noticia del rescate se conoció en medio del shabbat, cuando los israelíes practicantes se abstienen de la televisión y de internet. Pero las redes sociales se convulsionaron cuando la gente difundió la noticia posteada por las fuerzas militares: una “compleja operación militar diurna en Nuseirat” había liberado a cuatro de los aproximadamente 75 rehenes que, se presume, continúan con vida en cautiverio.
Al igual que Argamani, los otros tres rehenes rescatados habían sido capturados en el festival de música Nova. Almog Meir Jan, de la localidad de Or Yehuda, en el centro de Israel, debía empezar un nuevo trabajo en el sector tecnológico al día siguiente del festival. Shlomi Ziv, oriundo de la aldea agrícola Elkosh, y Andrey Kozlov, un flamante inmigrante de Rusia, trabajaban ambos en la seguridad de la fiesta electrónica.
Todos fueron llevados a hospitales de la zona, supuestamente en buen estado de salud, para ser analizados por los médicos y reunirse con sus familiares. El video de Argamani saludando a su padre se volvió viral de inmediato.
La madre de Argamani, Liora, que está en tratamiento por un cáncer cerebral en etapa cuatro en un hospital de Tel Aviv, no pudo estar presente en el momento en que su hija era ingresada en otro hospital. Liora había hecho campaña por la liberación de su hija, y cuando inició un tratamiento con drogas experimentales para prolongar su vida, le rogó a Hamas que le permitiera ver a su hija una vez más.
“Me duele el corazón, mucho más que el cáncer”, le había dicho Liora al diario The Washington Post en diciembre, en su departamento temporario de Tel Aviv. “Creo que mi hija volverá a casa”.
Y eso ocurrió este sábado. No queda claro si Liora Argamani fue capaz de ver a su hija. Pero Yafa Ohan, una pariente que ayuda a cuidar a la madre, dijo que la familia estaba reunida en el Centro Médico Sheba. “Ahora no podemos hablar, está lleno de gente”, dijo Ohan en medio del bullicio de gritos y hurras. “Pero ahora está todo bien. Noa está a salvo”.
Steve Hendrix y Shira Rubin
(Traducción de Jaime Arrambide)
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