Israel tiene uno de los ejércitos mejores equipados y más precisos del mundo: ¿por qué cometió un error de cálculo tan grande?
En un ataque aéreo el lunes en Damasco, el ejército de Israel demostró una precisión milimétrica; Horas más tarde, en Gaza, ese mismo ejército mató a siete trabajadores humanitarios
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WASHINGTON.- Alrededor de las 5 de la tarde del lunes, aviones de combate israelíes atacaron más allá de la frontera con Siria, destruyeron el edificio de una embajada en Damasco, y mataron a un alto comandante militar iraní, con una precisión quirúrgica que inspiró respeto y temor a las fuerzas militares de Israel en todo Medio Oriente.
Varias horas después, esos mismas fuerzas militares hicieron llover misiles sobre una caravana de ayuda humanitaria en la ruta costera de la Franja de Gaza, una operación funesta y mal hecha que dejó siete voluntarios extranjeros muertos y la reputación de Israel por el piso, al punto que el gobierno se vio forzado a reconocer una seguidilla de errores de cálculo y equivocaciones que resultaron fatales.
¿Cómo una de las fuerzas militares mejor equipadas y entrenadas del mundo pudo concretar un peligroso ataque en territorio extranjero y horas después tropezar con consecuencias tan trágicas en Gaza? Esa pregunta remueve cuestiones de fondo, entre otras, la interpretación que hace Israel de las reglas de enfrentamiento en guerra y cómo las aplica en su conflicto con Hamas.
Los funcionarios de Israel atribuyen el fatídico ataque al grupo de ayuda World Central Kitchen a factores que son comunes en situación de guerra: un campo de batalla complejo, donde los combatientes están mezclados con los civiles, la poca visibilidad, ya que era de noche, y el hecho de que se trataba de un blanco móvil, y por lo tanto los comandantes sólo tenían unos minutos para tomar la decisión.
El ataque a Damasco fue su exacta contrapartida: una operación meticulosamente planeada y en el momento preciso contra un objetivo estanco, muy probablemente aprobada por los más altos niveles del ejército y el gobierno israelíes.
Los detalles proporcionados por miembros de la propia Guardia Revolucionaria de Irán sugieren que Israel tenía información de inteligencia en tiempo real hasta el momento del ataque, y hasta sabían que el embajador y otros civiles habían abandonado el edificio y que en el lugar había importantes comandantes iraníes para reunirse con militantes palestinos y discutir la guerra en Gaza.
Pero según analistas militares de Israel y Estados Unidos, las justificaciones del gobierno de Tel Aviv no alcanzan para explicar cabalmente lo que ocurrió en la ruta costera de Gaza el lunes por la noche. La muerte accidental de los trabajadores humanitarios, dicen varios analistas, fue el resultado predecible del estilo de enfrentamiento de “disparar primero” que vienen aplicando las tropas israelíes en su campaña militar desde los ataques de Hamas del 7 de octubre.
“No es un tema de precisión, porque el ataque fue muy preciso”, apunta Yagil Levy, profesor y experto fuerzas militares israelíes de la Universidad Abierta de Israel. “No fue una cuestión de negligencia, porque la acción se decidió tras una cuidadosa evaluación de las circunstancias”.
“El compromiso de las FDI en Gaza es matar a tantos combatientes de Hamas como puedan”, dice Levy usando la sigla de las Fuerzas de Defensa de Israel. “Pero en muchos casos, atacar a los combatientes de Hamas va en contra del principio de respetar la inmunidad de los civiles”.
Levy agrega que cuando Gaza estaba bajo control de Hamas, las caravanas de ayuda solían ser guiadas por lugareños armados pertenecientes a esa milicia, para evitar que los suministros fueran saqueados. Pero el ejército de Israel monitorea esas caravanas con drones, y eso deja abierta la posibilidad de que algunos de los pasajeros constituyan legítimos objetivos de guerra.
Los israelíes atacaron el convoy de World Central Kitchen cuando ya había entregado suministros desde un embarcadero a un depósito y los vehículos iban de regreso. Dos de los vehículos fueron destruidos y el tercero quedó con un enorme agujero en el techo, junto al sello que lo identificaba como perteneciente a World Central Kitchen, la organización benéfica fundada por el chef José Andrés.
Andrés dijo que el ejército tenía que conocer la ubicación de sus trabajadores humanitarios, porque estaba en comunicación con ellos. “Esta no fue sólo una situación de mala suerte donde, ¡uy!, tiramos la bomba en el lugar equivocado”, dijo Andrés en declaraciones a la agencia Reuters.
“Fue un error consecuente de una identificación errónea, durante la noche, en guerra y en una condición muy compleja”, dijo el martes el jefe del Estado Mayor Conjunto israelí, el teniente general Herzi Halevi. Por su parte, el primer ministro Benjamín Netanyahu prometió: “Haremos todo lo posible para que no vuelva a suceder”.
Algunos compararon el episodio con un errático ataque de aviones no tripulados de Estados Unidos en Afganistán en 2022, donde murieron 10 personas inocentes, incluidos siete niños. Al igual que en Gaza, ese ataque se basó en imágenes aéreas de vídeo, y se produjo después del atentado suicida donde murieron al menos a 182 personas, incluidos 13 soldados norteamericanos, durante la caótica retirada de Estados Unidos de ese país.
World Central Kitchen is calling for an independent investigation into the IDF strikes that killed seven members of our team on April 1, 2024. Read our full statement here: https://t.co/pV8Y9B41Ri pic.twitter.com/C4vgu0r4IZ
— World Central Kitchen (@WCKitchen) April 4, 2024
Bajo intensa presión para evitar otro atentado, el ejército norteamericano creyó estar rastreando a un terrorista que podría detonar otra bomba de manera inminente. Por el contrario, terminó matando a un trabajador humanitario afgano y a nueve miembros de su familia.
“En ese momento, acabábamos de perder tropas a causa de una bomba y temíamos otra bomba”, dice John Nagl, profesor de estudios bélicos de la Escuela de Guerra del Ejército de Estados Unidos en Carlisle, Pensilvania. “Y ahora los israelíes sintieron que sus tropas estaban en peligro, y el deseo de proteger a sus tropas anuló la decisión de proteger a los civiles”.
Por el contrario, apunta Nagl, el ataque a la embajada iraní en Damasco “fue ejecutado impecablemente”, ya que los israelíes “controlaron el momento y el lugar de la acción, y fue en un sitio fijo. La parte difícil de esa misión no fue la operación militar: fue la recopilación de inteligencia”.
No es la primera vez que los soldados israelíes atacan accidentalmente a civiles. En diciembre, mataron a tiros por error a tres rehenes israelíes en Ciudad de Gaza, desatando la indignación de los israelíes. Y en enero, un tanque de las FDI abrió fuego contra una caravana de Paltel, la mayor empresa de telecomunicaciones de Gaza, matando a dos técnicos, según la empresa. El ejército israelí dijo que estaba investigando el incidente, pero desde entonces no ha anunciado ninguna conclusión al respecto.
Esos accidentes no hacen más que aumentar la presión que enfrenta Israel por el creciente número de muertos en Gaza. Según funcionarios de salud del enclave controlado por Hamas, en seis meses de guerra han muerto más de 32.000 personas, muchas de ellas niños. El recuento del Ministerio de Salud de Gaza incluye tanto a civiles como a combatientes.
Según Nagl, el ejército israelí debería ajustar sus reglas de enfrentamiento —las condiciones bajo las cuales se permite a los soldados abrir fuego—, sobre todo porque el número de combatientes de Hamas entre la población civil ha disminuido mucho desde octubre, cuando comenzaron los combates. Los expertos israelíes señalan que el ejército debería aprender a identificar mejor sus blancos.
“Se han identificado exitosamente decenas de miles de objetivos”, apunta Michael B. Oren, exembajador de Israel en Estados Unidos y también exvocero de las FDI. “Trágicamente, los trabajadores de WCK no fueron uno de ellos. Las FDI investigarán, concluirán cómo y por qué ocurrió el error, y extraerán lecciones que ayudarán a prevenir errores similares en el futuro”.
Pero Oren y otros israelíes rechazan que ese ataque pueda ser comparado con el de la embajada en Damasco.
“Fuera de Gaza –en Siria, por ejemplo– es mucho menos complicado para Israel”, apunta Oren. “Ahí es mucho más fácil identificar y eliminar un objetivo, y con mucho menos margen de error humano”.
Por Mark Landler y Adam Rasgon
Traducción de Jaime Arrambide
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