Israel: por qué los judíos ultraortodoxos fueron los más desafiantes con las restricciones
Muchas comunidades se han resistido a adoptar las medidas de distanciamiento social impuestas por el gobierno de Netanyahu para frenar el avance del coronavirus
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JERUSALÉN.- No es esta la primera oportunidad en que la comunidad judía ultraortodoxa, un 12% de los 9,3 millones de habitantes de Israel, representa una amenaza para las pautas de cuidado y distanciamiento impulsadas por el gobierno para mantener bajo control la pandemia de coronavirus.
Mientras la campaña de vacunación avanza de forma exitosa en Israel, y ya comenzaron a levantarse varias restricciones, varias comunidades judías ultraortodoxas incluso se niegan a vacunarse porque para ellos el virus se enfrenta con oración y cumplimiento de los deberes religiosos.
En la peregrinación que celebra la festividad judía de Lag Ba ‘Omer, en el Monte Merón, en la que este jueves se produjo una trágica estampida con por lo menos 38 muertos, las autoridades habían permitido la presencia de 10.000 personas, aunque los medios locales informman que por lo menos había 100.000, muchos de ellos ultraortodoxos.
El año pasado, en pleno auge de la pandemia, cuando aún no había comenzado el plan de vacunación, el barrio judío ultraortodoxo Me’a She’arim, en Jerusalén, reaccionó con resistencia, incluso violencia, a las estrictas regulaciones de distanciamiento social del país.
Más recientemente, cuando aún no se habían levantado las restricciones, en protesta contra el gobierno de Benjamin Netanyahu porque los lugares de culto permanecían cerrados, algunos rabinos decidieron reabrir las escuelas religiosas, organizar bodas y funerales con cientos de personas, provocando enfrentamientos con la fuerza pública.
Las comunidades judías ultraortodoxas o jaredíes son una población diversa, con diferentes prácticas espirituales y culturales. Pero todos siguen la Halajá, que se puede traducir como ley judía. Como tal, muchos no comparten las mismas fuentes de información modernas.
De acuerdo con las reglas de sus rabinos, el acceso a internet, las transmisiones de televisión y ciertas funciones de los teléfonos celulares generalmente están limitadas en las comunidades judías ultraortodoxas.
Al priorizar su cercanía a Dios y distanciarse del mundo secular muchos jaredíes no vieron durante meses las noticias sobre la propagación del virus en todo el mundo . Algunos líderes jaredíes sostenían que reunirse para rezar y estudiar las Escrituras seguía siendo primordial. Los hombres jaredíes generalmente se reúnen para rezar tres veces al día. Los estudiantes en las yeshivas, o seminarios judíos, pueden pasar 18 horas al día estudiando juntos.
La importancia de comprometerse con la Torá explica por qué un rabino prominente en Israel insistió el año pasado en que “cancelar el estudio de la Torá es más peligroso que el coronavirus”.
En esta Festividad de Lag Ba’Omer se acostumbra visitar la tumba de Rabí Shimón bar Yojai en la ciudad de Merón al norte de Israel.
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