Israel gira hacia la derecha mientras se consolida la victoria de Netanyahu
Los resultados finales se conocerán entre el jueves y el viernes, pero los comicios ya mostraron la derechización del electorado
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La efímera experiencia de un Israel moderado, de centro, duró poco más de un año. Los votantes dieron este martes un fuerte giro hacia la derecha religiosa que, si se confirman los resultados provisorios, volverá a poner al frente del gobierno al líder más longevo de la historia israelí, Benjamin Netanyahu (1996-1999 y 2009-2021), con el fuerte respaldo de un partido ultraderechista que, entre otras cuestiones, propone la deportación de los palestinos que arrojen piedras al ejército.
“Estamos al borde de una victoria muy grande”, dijo Netanyahu, de 73 años, a sus partidarios en un acto en Jerusalén en las primeras horas del miércoles. También, para calmar preocupaciones, prometió “un gobierno nacionalista que velará por todos los ciudadanos israelíes sin excepción”.
Hasta que no concluya el recuento final este jueves o el viernes, la victoria del expremier sigue atada a la cantidad de bancas que obtengan su partido y eventuales agrupaciones aliadas. En esta democracia parlamentaria, la clave es lograr 61 de los 120 escaños, y los resultados provisorios ya le dan ese número al derechista Likud y sus aliados. Pero si el pequeño partido árabe Balad sigue sumando votos, y traspasa el umbral del 3,25% de los sufragios (hasta ahora tiene el 3%), se asegura una de las 120 bancas de la Knesset y se redistribuye toda la asignación de escaños. Luego de cinco elecciones en cuatro años, en Israel nada está dicho hasta que el gobierno asuma.
Pero lo cierto es que la elección confirmó el deseo de la mayoría de los israelíes de tener al frente del gobierno a una coalición fuerte, de derecha y que defienda la identidad judía del país. No tuvieron tanto peso en la decisión del votante los procesos judiciales por corrupción que se siguen contra Netanyahu.
El todavía primer ministro, el centrista Yair Lapid, un famoso presentador de televisión, tendrá entonces el triste privilegio de convertirse en el premier más efímero (asumió el primero de julio del año pasado), y sería derrotado precisamente por el gobernante más experimentado de la historia de Israel.
El exponente del Israel liberal y secular y defensor de la solución de dos Estados con los palestinos fracasó en su intento de armar una coalición contra natura, en la que incluso entraron por primera vez los árabes al gobierno.
Su partido Yesh Atid (Hay futuro) obtuvo alrededor de 22 a 24 escaños y, junto a la coalición sumaría 54 a 55 escaños, insuficientes para alcanzar el número clave de 61.
Durante la campaña, Netanyahu explotó hábilmente las debilidades del gobierno y sus propias fortalezas. Se presentó a sí mismo como el único capaz de mantener a Israel a salvo, y criticó duramente un acuerdo fronterizo sellado recientemente por Lapid con el vecino Líbano como un compromiso débil que pone en peligro la seguridad de Israel.
El otro ingrediente que sumó al triunfo de la derecha fue la penetración que logró el discurso ultrarreligioso de Itamar Ben-Gvir, cuyo partido Sionismo Religioso se ubicó en el tercer lugar y obtendría 14 bancas. Ben-Gvir abordó una cuestión muy sensible de los votantes: la identidad judía.
“En Israel hay un factor de mucho peso en el voto que es la cuestión de la defensa de la identidad nacional. En ese sentido Lapid es visto por los judíos tradicionalistas y mizrahim [originarios de Medio Oriente y África] como un hombre secular, no religioso, ashkenazi [de Europa Oriental] y occidentalizado”, explicó a LA NACION el politólogo Gideon Rahat. “Lo primero que miran los votantes en un candidato es su identidad religiosa, fuerte o débil, luego su identidad étnica, si son mizrahim, ashkenazi o sefaradíes [de origen hispano]. Y todo esto se traduce además en una postura frente a temas de seguridad, como la cuestión palestina o la amenaza iraní”, agregó el especialista.
En la madrugada de este miércoles frente a sus seguidores, Ben-Gvir dijo claramente: “El pueblo votó por una identidad judía”, mientras los simpatizantes coreaban “muerte a los terroristas”.
“Ha llegado el momento de que seamos los terratenientes de nuestro país”, dijo Ben-Gvir.
Entre otras propuestas Ben-Gvir busca otorgar inmunidad legal a los soldados israelíes que disparan contra los palestinos y deportar a los legisladores rivales árabes a los que acusa de terrorismo. Hasta hace poco, colgó en su casa un retrato de Baruch Goldstein, quien mató a tiros a 29 palestinos en una mezquita de Cisjordania en 1994.
Así, si se confirma el triunfo de Netanyahu y la ultraderecha, por primera vez desde 2019, el país sería gobernado por una mayoría parlamentaria con un solo bloque alineado ideológicamente, lo que reduce el riesgo de luchas internas en la coalición y la probabilidad de otra elección anticipada inminente.
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