Israel, en alerta máxima por tres atentados en una semana: “Estamos frente a una nueva ola de terror”
Los ataques ocurridos entre el 22 de marzo y ayer dejaron 11 muertos, el mayor número de víctimas fatales por terrorismo desde 2006; en Tel Aviv, la preocupación y el temor se apoderaron de las calles, aunque los israelíes intentan seguir con su rutina
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TEL AVIV.- Israel enfrenta por estas horas una de las semanas más sangrientas de los últimos años, con el mayor número de víctimas fatales por terrorismo desde 2006, cuando un atentado suicida en un colectivo mató a once israelíes en Tel Aviv. Los recientes ataques perpetrados en las ciudades de Beer Sheva (el 22 de marzo), Hadera (el 26) y Bnei Brak (ayer), que dejaron en total un saldo de once víctimas fatales y decenas de heridos, obligaron a las autoridades a decretar el nivel de alerta de seguridad más alto desde la Operación “Guardián de las Murallas”, la última escalada ocurrida en mayo de 2021 entre Israel y el grupo terrorista Hamas, que gobierna la Franja de Gaza desde 2007.
La tensión y la preocupación se apoderaron de las calles, y si bien se intenta imponer la normalidad (no hay comercios ni instituciones cerradas), también está presente el temor y la cautela, ante la alta posibilidad de que ocurran más atentados -alentados por grupos terroristas como Hamas, Estado Islámico y la Jihad Islámica-, con el recuerdo latente de la Segunda Intifada, ocurrida entre 2000 y 2005 y, el aún más reciente, de los choques entre extremistas árabes y judíos en mayo pasado.
Es por esto que todas las fuerzas de seguridad están enfocadas en la prevención de nuevos ataques y la identificación de sospechosos, con especial atención en los sitios históricamente más conflictivos, como Jerusalén. Allí se produjo uno de los primeros incidentes del día, cuando dos árabes se negaron a identificarse frente a la Policía, intentaron huir y, al ser capturados, hirieron a los efectivos.
Temor y más seguridad
El tema atraviesa al país: está en redes sociales, en los medios, en las calles, en cualquier ascensor y pasillo. Muchos intentan no salir y trabajar desde sus casas, mientras otros se niegan rotundamente a modificar sus rutinas. La mirada de desconfianza y sospecha se deposita en el vecino y degrada, aún más, la relación entre árabes y judíos. Tal es así que en los últimos días se dispararon las consultas por la compra de gas pimienta.
Ayer, en Bnei Brak, donde ocurrió el último atentado, se escuchaba por las calles “Muerte a los árabes”, mientras que en Cisjordania se repartían dulces y caramelos en las calles para festejar los ataques, una celebración que ya fue vista en reiteradas ocasiones.
Tradición palestina de repartir dulces para celebrar el asesinato de israelíes en ataques terroristas: https://t.co/q4gkQWBTRG
— Noticias de Israel (@estadoisrael) March 22, 2022
Mientras se aguardan definiciones del Comité de Seguridad, el gobierno de coalición enfrenta el primer gran desafío de su gestión, liderada por el primer ministro Naftali Bennett, quien ya adelantó que el país luchará “contra el terror con perseverancia, terquedad y mano de hierro”. “Estamos frente a una nueva ola de terror”, dijo, y agregó: “No nos moverán de aquí. Ganaremos”.
We are currently dealing with a new wave of terrorism.
— Prime Minister of Israel (@IsraeliPM) March 29, 2022
We have experience in dealing with terrorism, from the very beginning of Zionism.
They did not break us then and they will not break us now. pic.twitter.com/0SHIStNLfP
Con el objetivo de reforzar la seguridad y evitar nuevos ataques terroristas, Bennett instó más tarde a los propietarios de armas israelíes a utilizarlas: “Éste es el momento de llevarlas con ustedes”.
Desde el ministerio de Defensa, liderado por el Benny Gantz, no descartan además sumar soldados de la reserva: “Todos los medios están permitidos para romper la ola de terror”, aseguró Gantz.
Por el momento, las directivas que se dieron a conocer apuntan a colocar más agentes en las calles y en zonas concurridas, enviar refuerzos a Cisjordania -desde allí entran cada día más de cien mil trabajadores palestinos con permisos de trabajo-, monitorear redes sociales y proteger instituciones educativas. Se espera que la alerta máxima continúe hasta el 5 de mayo, cuando se celebra el Día de la Independencia del Estado Judío, una fecha que los palestinos conmemoran como Nakba para designar el éxodo palestino, como consecuencia de la guerra de 1948.
Si bien los grupos terroristas Hamas, ISIS y la Jihad Islámica salieron a celebrar los ataques, los representantes políticos de los distintos sectores condenaron los hechos. El presidente de la Organización para la Liberación de Palestina, Mahmoud Abbas, aseguró que “matar a civiles palestinos e israelíes sólo conducirá a un deterioro de la situación antes del Ramadán” e hizo un llamado a “mantener la calma”.
Ayman Odeh, líder de la Lista Árabe Conjunta, cuestionó el ataque y agregó que, a las víctimas israelíes, “se unen a los 51 palestinos asesinados desde principio de año”.
Once muertos en una semana
Bnei Brak, ubicado en la periferia sur de Tel Aviv, fue la última escena sangrienta de esta seguidilla de terror. El autor del ataque, Dia Hamarsha, un palestino que estaba ilegalmente en Israel y tenía antecedentes policiales, fue abatido. En solo diez minutos, asesinó en su raid a dos ucranianos y tres israelíes, uno de los cuales era un policía árabe cristiano.
Durante la noche, fuerzas de seguridad detuvieron en la zona a cinco sospechosos, mientras que las Fuerzas de Defensa de Israel inspeccionaron la casa del atacante, ubicada en Ya’bad, para su posible demolición, y detuvieron a familiares del terrorista.
Los ataques sucedidos tanto en la ciudad de Beer Sheva (sur), que dejó cuatro muertos, como en Hadera (norte), en el que murieron dos soldados, tuvieron como autores a árabes israelíes. En el atentado en Hadera, los terroristas publicaron un video en Facebook antes del ataque, donde se los veía jurando lealtad a Estado Islámico. Fueron asesinados por agentes encubiertos de la Unidad Antiterrorista de la Policía Fronteriza.
Un mes clave
Israel enfrenta el mes más difícil de cada año: el inicio de Ramadán -el sábado-, la celebración más sagrada para los musulmanes. Esta fecha aumenta las tensiones y los choques entre árabes y judíos y pone a las fuerzas de seguridad en alerta, que ahora deberán decidir si permitirán el ingreso al Monte del Templo. El año pasado los choques sucedidos durante el Ramadán en Jerusalén fueron el puntapié de la Operación “Guardianes de las Murallas”.
El mes de Ramadán coincide este año con Pesaj, una de las festividades judías más importantes del año, y con Pascua, la mayor celebración católica, lo que significa que fieles de las tres religiones visitarán el Monte del Templo, el Santo Sepulcro y el Muro de los Lamentos -ubicados entre sí a pocos metros de distancia, en Jerusalén- prácticamente al mismo tiempo.
En lo que refiere a contexto internacional, los ataques suceden en medio de la primera Cumbre del Neguev, celebrada en Israel con la asistencia de los ministros de relaciones exteriores de los Emiratos Árabes Unidos, Marruecos, Egipto, Bahrein y Estados Unidos, y que busca dar continuidad, e incluso profundizar, los Acuerdos Abraham, con foco en generar una unidad frente al peligro que representa Irán. Esta cumbre fue calificada por Hamas como “vergonzosa”, y cuya “respuesta” fueron los tres ataques perpetrados en el país.
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