Isabel II cumple 60 años de reinado y prepara una fiesta de cuatro días
En medio de un entusiasmo generalizado, los festejos comenzarán hoy y seguirán hasta el martes
LONDRES.– "Hip, Hip, Hooray!" Llueva, truene, pegue el sol, o como es habitual en esta isla, todas estas variables se manifiesten al mismo tiempo, los británicos están dispuestos a marcar con cuatro días de ininterrumpidos festejos los 60 años de reinado de Isabel II.
Escaparle a su "jubilee mania" (manía del jubileo) ya es virtualmente imposible. Todos los medios –incluso aquellos tradicionalmente críticos de la monarquía como los matutinos The Guardian y The Independent– no hacen otra cosa que hablar del tema. Es raro encontrar un producto que no lleve el rostro real, una Union Jack con una corona puesta o alguna imagen asociada con la reina: sea el más humilde paquete de salchichas que pícaramente muestra la figura de sus adorados perritos Corgi en el envase o sillones que tienen estampado en el asiento el perfil real.
Hasta la irónica canción "God Save the Queen" (Dios salve a la reina), del grupo punk Six Pistols, volvió a ponerse de moda, ahora paradójicamente incorporada al repertorio musical popular de la monarquía.
El entusiasmo local parece que es contagioso porque celebraciones por este histórico Jubileo de Diamantes (el segundo de un monarca desde que la reina Victoria rompiera, con su longevidad, el molde en 1897) tendrán lugar en buena parte del planeta.
Un niño scout en la isla de Tonga, por ejemplo, será el encargado de encender la primera pira en una cadena mundial de más de 4200 fogatas que permanecerán iluminadas en el sur de Australia, China, Paquistán, Arabia Saudita, Kenya, Irlanda y otros países de la Unión Europea, hasta que la propia reina encienda la última de ellas para poner así epílogo al espectacular concierto de pasado mañana frente al Buckingham Palace.
Paul McCartney, Stevie Wonder, Elton John, Shirley Bassey, Tom Jones y Robbie Williams son algunas de las estrellas que rendirán con su talento homenaje a la mujer que durante seis décadas ha sido jefa de Estado, no sólo del Reino Unido, sino también de otros quince países que integran el Commonwealth, la agrupación de 54 naciones que ella también encabeza.
Esta fiesta global tendrá por principal agasajada a una anciana de 86 años que hace poco más de una década algunos descontaban que sería la última persona reinante de la dinastía Windsor. Pero ser republicano en el Reino Unido puede ser triste. Especialmente desde que el casamiento del príncipe Guillermo con la plebeya Kate Middleton colocó a la familia real en los más altos niveles de popularidad.
Golpe a la economía
Según una encuesta realizada de Ipsos Mori, un 80% de los adultos británicos apoyan fervientemente a la monarquía. No importa que el titular del Banco de Inglaterra, Mervyn King, haya advertido que los dos días laborables perdidos por estos festejos le costarán a la economía británica –otra vez en recesión– un mínimo de 1600 millones de dólares, borrando así de un solo golpe un 0,5% del crecimiento del producto bruto interno.
Algo similar ocurrió el año pasado cuando más de la mitad de la población se sentó a mirar la boda real por TV, muchos en medio de banquetes de vecinos organizados en las calles. Entonces como ahora, los británicos estaban dispuestos a expresar públicamente su devoción por la monarquía.
El acto de mayor extravagancia y opulencia será, sin dudas, la regata por el río Támesis que, con la participación de mil naves, buscará mañana evocar la fastuosidad de aquellas realizadas en honor de Isabel I hace 350 años. La espectacular flotilla estará integrada por cientos de barcos de vela, botes pesqueros que participaron en acciones de rescate durante la Segunda Guerra Mundial, góndolas venecianas, un buque de vapor traído del río Mississippi, canoas conducidas por maoríes y la Gloriana, un gigantesco bote de remo construido para la ocasión sobre un diseño del siglo XVI.
La protagonista de esta "segunda era isabelina" viajará en "El Espíritu de Chartwell", una barca decorada con oro incrustado, conocida como "el Savoy flotante" por el lujoso alojamiento que ofrece en 20 cabinas.
Los festejos terminarán el martes con una misa de acción de gracias en la catedral de St. Paul, seguida por una procesión de carruajes históricos que conducirá a la reina y su familia al Buckingham Palace para que realicen su habitual saludo desde el balcón a una agradecida multitud.
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